Entrevista > Francisco Nortes / Actor (Elda, 1976)
Con poco más de veinte años Francisco Nortes probó suerte en el mundo de la interpretación y desde entonces ha participado en un sinfín de proyectos teatrales, televisivos y cinematográficos. Hablamos con el eldense para conocer qué balance hace de su carrera como actor.
¿Tuviste siempre clara tu vocación por la interpretación?
Mi vocación por la interpretación fue bastante tardía. Cuando tenía veintitrés años aproximadamente me apunté al Teatro Universitario de la Universidad de Alicante y enseguida me empezó a gustar esto de interpretar. Así, poco después, decidí inscribirme en el grupo de teatro eldense Carasses.
«Mi vocación por la interpretación fue bastante tardía»
¿Recuerdas tu participación en algún proyecto con el grupo eldense?
Recuerdo con muchísimo cariño obras como ‘La boda de los pequeños burgueses’, de Bertolt Brecht, dirigida por Antonio Santos, el todavía director de Carasses. Aún sigo teniendo contacto con él, de hecho fue quien me preparó para las pruebas de la Escuela de Arte Dramático de Madrid el año que me vine a la capital.
¿Por qué te fuiste a Madrid?
Simplemente porque entonces me sorprendía muchísimo que se pudiera cobrar por hacer teatro e interpretar, me parecía algo fascinante.
En aquel momento tenía poco más de veinte años y nos juntamos varios amigos del taller de la Universidad de Alicante para irnos a Madrid, toda una aventura. Es cierto que todo salió bien y que estoy viviendo de esto, pero ha sido una carambola.
«Tengo ganas de poder actuar en el Teatro Castelar de Elda»
¿Cuál fue tu primer proyecto teatral ya en la capital?
La obra ‘Salomé’, de Óscar Wilde y dirigida por Miguel Narros, un director que murió hace unos años y que fue uno de los más potentes que había en Madrid.
En 2002 debutas en la televisión con la serie ‘Al salir de clase’. Con el bagaje que dan los años, ¿qué significó para ti participar en aquel proyecto?
Tuve mucha suerte porque me cogió Katrina Bayonas, de Kuranda, que en aquel momento era la representante de Penélope Cruz, y enseguida empecé a realizar pequeñas apariciones en proyectos televisivos como ‘Al salir de clase’, ‘Hospital Central’ y ‘El comisario’.
En ese momento las cosas te llegan y no te das cuenta. En ‘Al salir de clase’ estuve unos meses, no entré con un papel principal como algunos de los compañeros con los que aún guardo una buena amistad, pero el hecho de salir en televisión con estos proyectos era como superar el primer escalón, toda una alegría.
«Una productora ha comprado una serie escrita por mí y por mi pareja, Diana Lázaro»
¿El sector ha ido a mejor desde que te iniciaste o todo lo contrario?
Ahora hay más oportunidades que antes, especialmente en la televisión. Cuando yo empecé solo se hacía ficción en La 1, Antena 3 y Telecinco, en La 2 se hacían series muy particulares y prácticamente no hacían ficción. Ahora, con las plataformas de streaming se graban unas sesenta series entre streaming y cadenas de televisión.
Desde hace años interpretas al padre Alejandro en la serie ‘La que se avecina’, ¿cómo llegó a ti dicho papel?
Inicialmente el padre Alejandro fue un personaje que estaba concebido para un solo capítulo. Era un cura que llegaba a casa de Berta Escobar, la confesaba y entonces ella tenía sueños eróticos con este personaje.
De repente Alberto Caballero y Laura Caballero me llamaron a las tres semanas y el padre Alejandro acabó convirtiéndose en un personaje recurrente, hasta que en la temporada 11-12 entró como fijo.
En los últimos meses he estado trabajando en la zona de guion de la serie y te das cuenta de que todo es mucho más casual de lo que puedas imaginar como actor, porque los guiones surgen de la mente creativa de unas personas y a veces les encajas y a veces no. Para mí aparecer en una serie como ‘La que se avecina’ es una maravilla.
¿Gestionas bien la popularidad que te brinda aparecer ante millones de espectadores?
Vivo en un barrio en el que estamos un montón de actores y actrices, como puede ser Rodrigo Posión o Daniel Muriel, por lo que no tengo ningún problema. Si voy por la calle y me paran para pedirme una fotografía, la hago con mucha alegría.
Cuando voy a Elda y hay alguien que me reconoce por la calle siento una alegría muy grande. No tengo un nivel de popularidad que me pueda llegar a agobiar.
«Al teatro le tengo un cariño especial porque te permite profundizar en el personaje»
Además del teatro y la televisión, también has interpretado en el cine, como con el largometraje ‘Que Dios nos perdone’, ¿cómo llegas a esta otra rama interpretativa?
Estuve trabajando en las series ‘Frágiles’ y ‘Rabia’ con un personaje fijo, y uno de los directores de esas series era Rodrigo Sorogoyen. En 2013 Rodrigo realizó la película ‘Stockholm’ y eso le hizo coger aún mayor popularidad y reconocimiento.
A raíz de haber trabajado con él en las series que te he comentado, me ofreció un personaje para la película ‘Que Dios nos perdone’.
Habiendo realizado las tres ramas de la interpretación, ¿en cuál te sientes más cómodo?
Me siento cómodo en las tres ramas, pero sí que es verdad que al teatro le tengo un cariño especial porque creo que te da una ventaja, que te proporciona menos la televisión y un poco más el cine, y es la posibilidad de profundizar más en el personaje.
En teatro viene de un proceso de ensayos, que suele durar un mes aproximadamente, y luego se empieza a hacer la función. Si tienes suerte realizas esa función varias veces y cuanto más la repites, más te vas dando cuenta de lo que funciona y de lo que no, vas entendiendo al personaje durante un proceso de a veces un año, un año y medio o meses. Esto te permite entender las obras de teatro de una manera más profunda.
También has probado con el mundo de la escritura de textos teatrales, debutando en 2014 con la obra ‘La extinción de los dinosaurios’ en el Teatro Lara de Madrid, ¿por qué?
Precisamente por pasarme mucho tiempo en una función como ‘Burundanga’, en la que estuve cinco años. De tanto repetir y leer uno acaba entendiendo la estructura gramatical del texto de una obra teatral. Un día me senté y me puse a escribir, se lo enseñé a mi pareja y le gustó, así que decidimos presentarlo en un teatro.
Desde ese momento siempre que he tenido hueco y ocasión me he puesto a escribir, lo que ha dado lugar a obras como ‘El secuestro’ y ‘Cádiz’, que han estado en teatros grandes de Madrid. Ahora, además, me he pasado también al mundo del guion, por eso he estado un tiempo en ‘La que se avecina’ escribiendo.
«El padre Alejandro fue un personaje que estaba concebido para un solo capítulo»
¿Qué te da la escritura?
La libertad total. Cuando eres actor tienes que ceñirte a las palabras de otra persona, pero cuando escribes puedes narrar lo que te dé la gana. Los personajes pueden tirase por una ventana y luego entrar otra vez por la puerta porque había una colchoneta debajo de la ventana, es decir, imaginativamente puedes hacer lo que quieras y eso me pareció fascinante. Es una faceta que trabajo casi a la par que la de actor.
Tras una extensa carrera profesional, ¿en qué momento te encuentras?
Como te comento, estoy centrado en la escritura y la interpretación. Respecto a la interpretación, tengo ofertas de obras de teatro para la entrada de la próxima temporada en octubre.
A partir de octubre empiezo a grabar durante cuatro meses en la ‘L’Alqueria Blanca’, pues la serie se ha hecho diaria y me apetece mucho ver a mis compañeros. Cuando acabe en L’Alqueria tengo otra serie, de la que aún no puedo hablar porque todavía está en preproducción, que es para Disney +.
Además, una productora acaba de comprar una serie escrita por mí y por mi pareja, Diana Lázaro, para empezar a venderla a cadenas de streaming. Por lo tanto, creo que tener trabajo en esta profesión, que tiene tantísimo paro, es estar en un momento maravilloso.
¿Es fácil mantener viva la llama de la pasión por la interpretación después de tantos años?
Al principio sí que se tiene idealizado el mundo de la interpretación, pero luego te das cuenta de que es un trabajo como cualquier otro. Es un trabajo que te gusta, pero en el que hoy te pueden recoger a las seis de la mañana y que te hayas tenido que acostar a las 23:30 horas estudiando el papel porque no llegas a tiempo. Lo que sucede es que es un trabajo que cuesta tanto conseguir que cuando lo tienes no lo quieres soltar.
«No tengo un nivel de popularidad que me pueda llegar a agobiar»
En tu caso, ¿cómo te preparas los personajes?
Como decía mi profesor Manuel Morón cuando estudiaba en Corazza, depende del tiempo que tengas te lo puedes preparar o sino apréndete el texto, ponte delante de la cámara y habla de la manera más normal posible.
Hay personajes que sí te permiten buscar matices y salirte de ti mismo, buscar cosas que desconoces de ti. Hay otros de los que tienes que tirar de partes tuyas que ya conoces para sacar un resultado rápido, muchas veces la televisión es así.
¿Cuándo fue la última vez que visitaste Elda por motivos profesionales?
No llegábamos a ser profesionales, pero fue con una obra de teatro que se llamaba ‘Tic Tac’, que era una comedia de sketches, hace muchísimo tiempo, así que prácticamente a nivel profesional no he pisado el Teatro Castelar de Elda.
Sí que estuve haciendo recientemente el pregón de las fiestas de Moros y Cristianos de la ciudad, hablé con la gente del teatro y tengo muchas ganas de ir para allá. En este sentido me gustaría poder rescatar ‘Cádiz’, una obra que escribí y que estuvo un año y medio en Madrid durante la pandemia, para llevarla al Castelar.
Resumen filmográfico
Ha triunfado en más de quince series como ‘La que se avecina’, ‘L’Alqueria Blanca’, ‘Servir y proteger’, ‘Rabia’, ‘Frágiles’, ‘Cuéntame cómo pasó’ o ‘Al Salir de clase’. También en teatro con más de veinte obras como ‘Burundanga’, con la que estuvo cinco años.
En el mundo del cine además ha conseguido hacerse en hueco en ocho largometrajes como ‘22 ángeles’, ‘Que Dios nos perdone’ o ‘Frederica Montseny, la dona que parla’, que se estrenó el año pasado.