Llega septiembre y nos topamos con la cita más importante de los Moros y Cristianos mutxamelers, declarados de Interés Autonómico desde 2020. Tras el Mig Any de marzo y el Salvador, el pasado agosto cuando se presentaron los cargos festeros, tocan desfiles entre el siete y el doce en honor a la patrona, la Virgen del Loreto. ¿Por qué a ella?
Para comprobarlo, desenredemos un tanto la madeja histórica. Sepamos el porqué de una identificación tal entre festejos y patrona que ya resulta hoy impensable que no existiera. Claro que, a favor de ello, hay que anotar un detalle más: el año que aportan las guías ya es de por sí lejano, pero el que suscriben historia y realidad llega mucho más atrás.
El comienzo oficial
Los Moros y Cristianos comienzan a marcar el paso oficialmente en 1843, con el explícito nombre de Fiestas en Honor a Nuestra Patrona, pero los anales históricos ya registran alardes muy anteriores (pases de revista de la tropa acompañados de música) que prefiguran los actuales desfiles, en el siglo quince. También se notician ‘combates’ entre ‘moros y cristianos’, organizados para que se ejerciten en armas los soldados.
Por la época nos encontramos con el final de la Reconquista, iniciada con la batalla de Covadonga. Bien, aunque parezca curioso, los historiadores no acaban de ponerse de acuerdo si esta comenzó ‘en serio’ en el 718 o el 722, las dos fechas que suelen aparecer indistintamente para acotar el inicio de la toma del territorio musulmán por tropas cristianas.
En su arranque los llamaron Fiestas en Honor a Nuestra Patrona
La Reconquista
Antes de que el concepto España retomara el de la Hispania romana (nombre que se apunta hoy que adaptaba la palabra fenicia ‘I-span-ya’, tierra de metales), el territorio peninsular quedó dividido en los siguientes reinos (en realidad, señoríos medievales unificados): Aragón, Castilla y León, Navarra, Portugal y la musulmana Granada, que cae en 1492, con el primer viaje de Colón a América y el comienzo de la expansión peninsular que dará lugar al imperio español.
La unificación española llegaba con la boda de los Reyes Católicos, el diecinueve de octubre de 1469. Se respetó la fe de los habitantes ya españoles (tras ocho siglos de dominación musulmana, buena parte de la población procesaba esa religión), hasta la conversión forzosa del catorce de febrero de 1502, que dará lugar a los moriscos, que siguieron practicando su credo en la intimidad. Aparte de los practicantes del judaísmo, respetados previamente por los islamistas.
Hay registros de actos parecidos desde el siglo quince
Los milagros
Lo cierto es que la semilla festera quedaba plantada hasta su despegue oficial. Aunque antes habrá que añadir otra fecha, a la que algunas crónicas le incluyen una nota a pie de página a tener en cuenta. El primer gran milagro atribuido a la Mare de Déu de Loreto, a la imagen de técnica icónica que portaba el presbítero Llorenç Boix en rogativa a la Santa Faz, acontece en 1545.
Pues bien, ese año en que la Virgen, el paño, llora, y luego llueve, ya llevaba asociada la posibilidad de desfiles mutxamelers, aún no a la patrona. Como también, todavía desligados de esta devoción que hace que muchas mujeres mutxameleres se llamen Loreto, con el segundo gran milagro, en 1597, cuando tras las rogativas en plena inundación se rompió la acequia del azud, salvando a la población.
Se efectuaban ‘combates’ entre soldadesca para practicar con armas
Al lado de la historia
Cabe inferir que, aunque quizá de forma intermitente, los alardes y luchas para práctica de la soldadesca habían evolucionado, tanto como para que algunas crónicas den pábulo a la posibilidad de que, si no Moros y Cristianos tal y como los conocimos hoy, ya existía algo parecido. La devoción les dio un empuje que finalmente cobraba visos oficiales en el siglo diecinueve, como actos cívicos en honor a la patrona.
Cada comparsa que se creaba le añadía un punto más de originalidad, como cuando en 1923 aparecen los Pacos, por el bando moro. El nombrecito viene por el sonido de los fusiles de los francotiradores en la guerra de Marruecos o del Rif, contra españoles y franceses (1911-1927). Los desfiles mutxamelers, como se ve, no dejaban de acompañar a la historia.
Razones de un culto
Sobre la Virgen del Loreto ya se ha hablado aquí en otras ocasiones. Así, en ‘Desde el cielo y el mar hasta Santa Pola’, de David Rubio (septiembre de 2021), y en el reportaje propio ‘La Virgen que quiso quedarse’ (diciembre de 2021). Resumamos aquí: la advocación mariana se inicia en el siglo trece desde la localidad italiana de Loreto (tierra ‘lauretum’, poblada de laureles).
Ahora, ¿por qué el 8 de septiembre? La iglesia católica, ante la cantidad de ‘vírgenes’ (en muchos casos sustituyeron a las ‘diosas blancas’ de la fertilidad), adjudicaron para aquellas sin fecha concreta, o que por circunstancias cambiaban de día (la Mare de Déu del Loreto se celebra el diez de diciembre), al día ocho, plena conmemoración de la Natividad de María. Justo un día antes de que todos los años toque milagro en Mutxamel.