Ángel Martín / Cómico
Conocido sobre todo por su etapa en el mítico programa ‘Se lo que hicisteis’, Ángel Martín (Barcelona, 5-octubre-1977) sigue siendo uno de los cómicos con más renombre de nuestro país. Un humorista que también sabe ponerse serio y contarnos sus más profundos infiernos personales a través del libro ‘Por si las voces vuelven’.
El próximo 9 de septiembre actúa en el Teatro Olympia de València con su show humorístico ‘#103 noches’. Antes nos concede una entrevista y nos responde a cada pregunta con esa sinceridad mordaz que tanto le caracteriza.
¿Cómo te metiste en esto de ser cómico?
Más bien por accidente. Fue a raíz de que la Paramount Comedy comenzó a buscar cómicos por las escuelas de interpretación de Barcelona. Yo por entonces estudiaba en una, pero no sabía ni qué era eso de los monólogos. Sin embargo mi profesora me hizo escribir una especie de mini-obra de teatro con algo de comedia para la ocasión.
La oportunidad de poder probar mi material en locales y tener 25 minutos en televisión me pareció que podía abrirme algunas puertas en el mundo de la interpretación. Hasta que resultó que el mundo de la comedia me empezó a llamar la atención. No fue nada previsto, desde luego.
«Entré en ‘7 vidas’ pensando que me dejarían formar parte del reparto y solo hice un cameo de 2 frases»
Es curioso que en un país con tanto sentido del humor como España, hasta hace pocos años no se hacían apenas monólogos. De hecho muchos de los cómicos actuales venís de una compañía americana como la Paramount.
Quizás antes de nosotros estaba Gila y algún otro que contaba historias con algo de comedia, pero es cierto que hacia el 80% de los humoristas televisivos hemos bebido de lo que Paramount Comedy creó en España. El gran auge de los cómicos españoles no fue hasta finales de los años 90 o principios de los 2000. Luego ya vendría ‘El Club de la Comedia’ y otros formatos.
En tu caso fuiste además guionista de ‘7 vidas’ durante aquella época. ¿En qué momento ya decides ponerte frente a la cámara y decir “pues soy más cómico que guionista”?
Pues te digo lo mismo, casi fue por accidente. Ocurre que hasta hace muy poco yo no sabía por qué estaba dando ciertos pasos en mi vida. O los daba más bien por inercia, buscando cosas distintas de lo que me llevaron.
Entré en ‘7 vidas’ porque el productor David Sánchez vio mi material en Paramount Comedy y le pareció que encajaba como guionista. Honestamente yo acepté ese trabajo pensando que cuando vieran mi talento me harían formar parte del reparto. Todavía tenía en mi cabeza lo de ser actor. Lo que pasa es que ni puta broma, solo hice un cameo porque se cayó alguien que debía soltar dos líneas. Al final aquello se convirtió en una master class de guion, pues yo no tenía formación y quienes estaban allí eran auténticos maestros. Fue un aprendizaje pagado.
Supongo que el programa que más te cambió la vida fue ‘Sé lo que hicisteis’. No solo a ti sino a la televisión española, porque nunca antes se había hecho un formato así.
Yo creo que la magia que tuvo ‘Sé lo que hicisteis’ vino de que se juntaron varias cosas. En primer lugar, fue de los primeros programas en los que aceptaron que alguien que hacía pantalla escribiera su propio material. Yo se lo propuse así porque ya lo había hecho en ‘La noche con Fuentes’.
Gracias a eso conseguimos que el lenguaje del programa no tuviera mucho que ver con lo que había en la tele. Hasta entonces no era normal que un presentador saliera diciendo “me toca el rabo trabajar un lunes como no os lo imagináis”.
¿Y qué otros factores se juntaron?
Pues también que las expectativas que tenía entonces La Sexta, al estar empezando, eran nulas. Al principio hacíamos un 0,1% de audiencia, pero no teníamos a nadie encima presionándonos. Lo único que querían era un programa donde nos lo pasáramos bien para rellenar parrilla.
Y luego sucedió que nos llevábamos muy bien. No había nadie que quisiera destacar por encima del resto. Íbamos a divertirnos, y si alguien se salía del guion pues los demás le seguíamos.
Pero lo de criticar la telebasura de otros programas… eso fue totalmente novedoso en España.
Sí. Teníamos ese enemigo común. España en aquel momento estaba muy dividida entre quienes les apasionaba este tipo de televisión y quienes la odiaban. Así que nosotros pudimos montar un ejército con esto. Si no te gustaba el mundo del corazón… éramos tus chicos. Aún siendo personas totalmente indocumentadas y sin ningún tipo de estudios (risas).
«Patricia Conde y yo nos pasábamos los programas de SLQH intentando hacernos reír el uno al otro en directo»
Desde luego tu nombre y el de Patricia Conde siempre quedarán ligados. Una pareja quizás a priori improbable, pero que funcionasteis tremendamente bien.
Antes del programa nosotros no nos conocíamos de nada, pero conectamos. Al escribir mi sección y poner sus réplicas siempre tenía muy en cuenta lo que a ella le podía divertir.
En realidad pasábamos la mayor parte del tiempo con el objetivo de hacernos reír el uno al otro en directo. Porque los programas en vivo generan esa adrenalina distinta, y lo divertido para ambos como cómicos era conseguir romper al otro. En ese sentido nos entendíamos muy bien porque los dos teníamos el mismo sentido del humor. Y al mismo tiempo ninguno intentábamos destacar, sino que íbamos siempre a favor del programa.
¿De qué va este monólogo ‘#103 noches’? Es el número de días que estuvimos encerrados en 2020, ¿no?
Sí, o al menos yo. Porque como aquello fue un cacao, no sé si a lo mejor en la Comunidad Valenciana estuvisteis menos o más. Desde mi confinamiento hasta el momento en que abrieron las primeras salas en Madrid y pude hacer funciones para las literalmente cuatro personas que venían a vernos… pasaron exactamente 103 noches.
Yo entonces estaba escribiendo un monólogo súper normal, de ir a un supermercado y tal… hasta que me di cuenta de que con todo lo que estaba pasando ya no tenía ningún sentido hablar de esas cosas, sino más bien sobre qué cojones estaba pasando. Así que me puse a escribir mis reflexiones sobre cómo nos estábamos enfrentando los seres humanos a esa extraña situación, y encontré puntos comunes que nos ocurrieron a todos.
Quizás un punto común es que todos tuvimos que buscar rutinas nuevas para no volvernos locos. A mí me dio por ponerme a ver capítulos de Star Trek, y nunca había sido un gran fan.
Exacto, y seguramente fue porque necesitabas una novedad. Igual que mucha gente se puso a hacer cursos de cocina por primera vez o a pintar mandalas.
Durante el confinamiento yo descubrí muchos detalles de mi día a día que hasta entonces me pasaban desapercibidos. Básicamente porque no tenía otra cosa que hacer que prestarme atención a mí mismo. Es lo que tú comentas, hay un día que te ves en el sofá y dices… “¿pero por qué estoy viendo Star Trek? ¿Qué puto sentido tiene esto?” Pues a mí cuando me pasaba algo así, luego me sentaba tres horas delante del papel para intentar descubrir las razones. De eso hay mucho en el monólogo.
¿Cómo es tu relación con València?
Pues últimamente tengo una sensación un poco extraña con Valencia, porque de verdad que noto un cariño fuera de lo normal. Estuve con este mismo espectáculo hace unos meses en el Olympia y como se agotaron las entradas enseguida nos llamaron para volver ahora con otras dos noches… y se han vuelto a llenar.
Siempre que he actuado en Valencia lo recuerdo con especial cariño, tanto en salas pequeñas como grandes he sido muy bien acogido. Es algo que me llama la atención porque realmente no tengo ningún vínculo. Si te digo que pasé mi infancia allí, pues te estaría mintiendo. Seguramente será también porque es una ciudad donde la comedia gusta mucho. De hecho todos mis compañeros dicen lo mismo.
Será por eso que los cómicos soléis venir tanto por aquí.
Sí. Yo creo que es algo cultural que tenéis. En otros sitios notas que la gente viene a verte más por la persona, pero que no es algo habitual para ellos lo de acudir a monólogos. A veces incluso tengo la sensación de que hay más comedia en Valencia que en Madrid.
«El enorme cariño que siempre he recibido de Valencia es algo fuera de lo normal»
Quería preguntarte también por tu libro ‘Por si las voces vuelven’. ¿Por qué decidiste escribir sobre un episodio personal tuyo tan tremendo como un brote psicótico?
Pues otra de esas carambolas accidentales. Si es que en realidad yo he sido siempre un descerebrado que ha ido haciendo cosas por la vida sin saber muy bien por qué. Esto surgió porque contactó conmigo Laura, mi editora, para ofrecerme escribir sobre el humor en redes sociales ya que yo estaba teniendo bastante impacto con mi informativo matinal. Sin embargo rechacé la propuesta porque no me apetecía demasiado escribir sobre este tema.
Vaya cambio. De un libro sobre humor a uno de autoayuda…
Es que realmente en mis planes no estaba el publicar nada. Hasta que pensándolo mejor me di cuenta de que podía aprovechar la ocasión para escribir el libro que yo habría necesitado años antes, cuando salí del hospital con la sensación de “pues hasta aquí la vida”. Porque en aquel momento busqué algo de alguien que hubiera pasado por lo mismo y hubiera remontado para intentar copiarle… pero no lo encontré.
El hecho de que una editora me estuviera ofreciendo escribir un libro sobre humor me hizo darme cuenta de que tal vez yo sí había logrado recuperarme. Así que me propuse escribir sobre cómo fue este proceso, pensando que quizás algo de todo aquello que yo hice pudiera servir a los demás que sufran una situación similar.
Lo que te ha pasado a ti nos podría ocurrir a cualquiera… pero tengo la sensación de que la tele es un mundo peligroso que produce mucho juguete roto, ¿no?
No te creas. Si nos ponemos a averiguar cuántos abogados, notarios, psicólogos, etc. acaban rotitos… yo creo que nos saldría una estadística similar.
La diferencia que a nosotros, al ser personajes públicos, se nos hace un mayor seguimiento. Cada cierto tiempo te sale la ‘Superpop’ o similares con el típico artículo de “¿Qué ha sido de Ángel Martín o cualquier otro?” Y te ponen las dos fotos comparativas, una de cuando salías maquillado en el plató y la otra que te han pillado cualquier día sentado en un banco medio demacrado. Así que imagínate la comparación (risas).
Está claro que la tele tiene un componente de ego que debes aprender a gestionar, porque a veces la cosa va muy bien hasta que de repente desapareces. Pero todos los curros tienen sus cosas.