Recientemente se produjo el 60 aniversario de la clásica película ‘El Cid’, estrenada en los cines de España durante la Navidad de 1961-62. Una superproducción internacional en la que trabajaron actores de la talla de Charlon Heston (en el papel protagonista) o Sophia Loren (interpretando a Jimena Díaz, la esposa del Campeador).
La célebre cinta relata los últimos años de Rodrigo Díaz de Vivar, incluyendo su épica defensa de València cabalgando sobre su caballo estando ya muerto. Ahora bien, ¿qué hay de cierto en todo aquello que Hollywood cuenta? ¿Realmente el cadáver del Cid salvó la ciudad?
Un spaghetti western medieval
Antes de responder a estas preguntas conviene explicar el contexto en el que se engendró está película. Era la época de los inicios del spaghetti western, cuando el cine americano puso sus ojos en España e Italia para rodar películas ambientadas en el Oeste abaratando costes.
De hecho, para esta producción la Monogram Pictures contrató a un director muy conocedor del género como Anthony Mann, quién ya había dirigido varios westerns exitosos como ‘Winchester 73’, ‘El hombre de Laramie’ o ‘Cazador de forajidos’. Todas estas películas habían sido rodadas en Estados Unidos, y la productora quiso que Mann diera el salto al charco por primera vez con este megaproyecto cinematográfico.
La gran novedad es que esta vez Hollywood optó por rodar en suelo español una historia que de verdad sí había sucedido en España. Curiosamente esta película abrió la puerta a que se grabaran en nuestro país futuras producciones relatando historias totalmente estadounidenses como ‘El bueno, el feo y el malo’, ‘La muerte tenía un precio ‘ o ‘Por un puñado de dólares ‘.
Es una leyenda que El Cid ganara una batalla cabalgando muerto a lomos de su caballo
Disparando comida
Volviendo al Cid, la película en cuestión plantea al personaje como una suerte de héroe de justicia que combate contra los caudillos moros más sanguinarios, pero incluso está dispuesto a perdonar a sus enemigos. Esta actitud le granjea problemas políticos e incluso sentimentales con su propia esposa.
En lo que respecta a València, en la trama se narra el ataque liderado por El Cid para conquistar la ciudad entonces en poder del malvado musulmán Al-Kadir. Tras un asedio, Rodrigo logrará tomarla gracias a una curiosa táctica.
El guerrero cristiano ordena a sus hombres cargar sus catapultas con pan y disparar hacia dentro de la ciudad. Esta artimaña provoca que los hambrientos valencianos apoyen al Cid y se rebelen contra Al-Kadir. Finalmente en medio de la caótica situación, acaban abriendo las puertas a los sitiadores y la localidad es conquistada sin mayores problemas.
La película supuso la antesala de una serie de westerns americanos rodados en España
El jinete cadáver
Gracias a esta victoria El Cid se reconcilia con el rey Alfonso VI, pero al mismo tiempo despierta la furia del caudillo musulmán Ben Yusuf (el gran malvado de la película) quien organiza un ataque para recuperar València. En el transcurso de esta batalla es donde Rodrigo es alcanzado por una flecha y acaba resultando muerto ante su insistencia de seguir luchando en vez de curarse en cama.
Es entonces cuando sus aliados cumplen el último deseo que había profesado el Campeador antes de su muerte. Con sumo cuidado suben su cadáver a lomos de su caballo Babieca y lo lanzan de nuevo hacia la batalla. La euforia mostrada por las tropas de Yusuf tras haber aniquilado al tan mediático líder enemigo se torna en terror, al presenciar su regreso de entre los muertos.
Así pues el ejército invasor es derrotado y el propio Ben Yusuf aniquilado al ser atropellado por el galope de Babieca, que termina portando a su muerto jinete hasta el mar.
Los valencianos llegaron a recurrir al canibalismo durante el asedio de El Cid
La auténtica toma de València
Si nos vamos a los hechos históricos, la realidad es considerablemente diferente. Al-Kadir era un aliado de El Cid que ejercía el poder de València durante su ausencia mientras éste batallaba por Aragón. Sin embargo el cadí musulmán sufrió una rebelión interna, siendo asesinado por Ibi Yahhaf para convertirse en el nuevo hombre de poder en la ciudad.
Fue por ello que el Campeador se lanzó a tomar València y al verse incapaz la sometió a un asedio terrible que duró más un año. Cuentan las crónicas que algunos habitantes tuvieron incluso que recurrir al canibalismo.
Finalmente la ciudad acabó capitulando en 1094 y El Cid ordenó que Ibi Yahhaf fuera quemado vivo. Esto desde luego no sale en la película.
Muerte natural
Una vez conquistada la ciudad Rodrigo centró sus esfuerzos en consolidar su propio Señorío en València que escapara de la tutela de Alfonso VI. Para ello consiguió derrotar a los moros almorávides en Gandía y en Quart de Poblet. Lo que sí que no hizo fue protagonizar una victoria militar postmortem a lomos de su caballo. De hecho El Cid falleció en 1099 por causas naturales.
Sería injusto achacar a Hollywood el 100% de estos inventos, dado que en la numerosa literatura a posteriori que se ha escrito sobre Rodrigo Díaz de Vivar siempre se ha tendido a magnificar su figura. Ya desde el propio Cantar del Mío Cid, escrito unos cien años después de su muerte.
Lo que sí se nos antoja casi imperdonable es que ninguna escena de la película fuera grabara en la propia València. Por lo visto el director prefirió rodar las mencionadas batallas en Peñíscola, suponemos que por su aspecto medieval y la mayor cercanía de su casco histórico respecto al mar. Lo dicho… imperdonable.