Entrevista> Geni Solana / Actriz (Holguera, Cáceres, 11-junio-1949)
El pasado 31 de octubre el público del auditorio de la Casa de la Cultura aplaudió a rabiar como homenaje a Geni Solana, en la gala de Clausura del VIII Certamen Nacional de Teatre Amateur ‘Mutxamel a escena’.
Geni (diminutivo de Generosa, aunque mucha gente la llama ‘Jeni’ como si viniera de Jennifer… algo que ella se toma a risa) lleva desde adolescente subida a las tablas, y ha compartido escenario con algunos de los grandes artistas de nuestra tierra. También ha sido profesora de decenas de chavales y adultos. Sin duda ella es uno de los rostros más emblemáticos del teatro mutxameler en las últimas décadas.
«Cuando conocí a Ovidi Montllor no pensaba que llegaría tan lejos»
¿Cómo te metiste en este mundillo del teatro?
Yo nací en un pueblecito extremeño y siendo niña me trasladé a Alcoy, dado que la familia de mi madre es alcoyana. Todo vino gracias a mi tía Rosario, quien se quedaba conmigo muchas tardes porque mi madre trabajaba. Ella estaba metida en el grupo teatral de La Cazuela y como no tenía con quien dejarme me llevaba a los ensayos. Todo empezó ahí, y al final yo misma me acabé metiendo dentro.
¿Recuerdas tu primera obra en Alcoy?
Claro que sí. Con doce años hice de niña en ‘Seis personajes en busca de autor’ de Luigi Pirandello. No tenía ni una línea de diálogo (risas), aunque estaba toda la función moviéndome por el escenario hasta que me moría en un estanque.
¿Actuaste mucho durante esos años?
Sí, hice mucho teatro en Alcoy. Después de aquella primera obra hice recitales y lecturas de teatro con La Cazuela. Luego ya empezamos con obras completas e incluso a hacer giras. Por ejemplo cuando yo tenía 18 años fuimos con ‘La muralla china’ al Palau de la Música de Barcelona. También llevamos ‘Fedra’ de Unamuno a varias ciudades marroquíes como Tánger, Tetuán y Casablanca.
Incluso me integré también durante un tiempo en el grupo del colegio Lasalle para hacer ‘El malentendido de Alberto Mé’ donde hacía de hermana.
En La Cazuela fue donde empezó también Ovidi Monllor. ¿Pensabas que iba a llegar tan lejos?
Francamente no. Es que era muy tímido. Ya tenía ese vozarrón que ha tenido siempre, pero le costaba mucho hablar. De hecho hicimos una clase de dicción y recuerdo que lo pasó mal. Eso sí, tenía muchas inquietudes y aprendía pronto; como compañero siempre estabas muy a gusto con él.
También coincidí aquí con Neus Agulló, una mujer muy cariñosa y de quién guardo igual un gran recuerdo. De hecho nos volvimos a reencontrar en Mutxamel décadas después y me hizo mucha ilusión porque me reconoció enseguida.
«Me da mucha vidilla ser parte del jurado del certamen y aprendo mucho»
¿Cómo llegaste a Mutxamel?
A los 27 años me casé y nos fuimos a vivir a Sant Joan. En 1981 aterricé en Mutxamel, donde la verdad es que siempre me he sentido muy integrada.
Estuve unos quince años sin hacer teatro hasta que conocí aquí a Adelita del Campo y su marido Juan Antonio Ramírez, históricos locutores de Radio París durante el Franquismo que se estableció en Mutxamel. Ella me propuso integrarme en su grupito de teatro Polseguera. Fue como volver a empezar. La verdad es que yo admiraba mucho a Adelita porque cuando era pequeña mi madre ponía su programa en casa a escondidas.
¿Recuerdas tu primera obra con Polseguera?
Al principio hacíamos muchos sainetes. En concreto fue uno llamado ‘Los habladores’ de Miguel Cervantes. Luego hicimos muchas más cosas, e incluso participamos en un homenaje a Antonio Machado en Colliure (Francia).
«Mi homenaje fue totalmente por sorpresa, mi familia me lo mantuvo en secreto»
¿Cómo surgió Cambra Teatro?
Cuando Adelita y Juan Antonio lo dejaron, Ferrán Gosálbez -entonces concejal de Cultura- nos propuso formar un grupo a varios actores. Contactó incluso con la compañía alicantina Jácara para que nos dieran clase. Así se gestó Cambra.
Debutamos interpretando ‘El flautista de Hamelín’ en el año 2000. Fue la primera vez que hice un musical. La verdad es que no soy una gran cantante del otro mundo, aunque creo que tampoco llueve cuando canto (risas). Luego entró Adrián Carrillo como concejal y continuó con la misma labor. Estábamos muy unidos y de hecho los mismos que empezamos seguimos juntos muchos años, incluso cuando ya perdimos el apoyo institucional del Ayuntamiento.
Por otra parte también he formado parte durante algunos años del grupo La Pecera, que éramos de Mutxamel.
¿Seguís activos los de Cambra?
Siempre hemos sido un grupo muy unido, y de hecho los que empezamos estuvimos juntos muchos años. Luego ya algunos se han ido yendo… nos hacemos mayores. Lo último que hicimos fue una lectura teatralizada de una novela en 2019, desde entonces hemos estado más parados por la pandemia.
Además has dado clases de interpretación tanto a niños como a mayores.
He trabajado durante tres décadas en el colegio Abre Blanc de cuidadora del comedor y en el AMPA. Siempre me ha gustado moverme en el ambiente de la Educación y he dado clases de teatro para niños en varios colegios de la zona como el Manuel Antón, el Salvador y el propio Abre Blanc.
Y en el grupo de Cambra también hemos enseñado interpretación, dicción y maquillaje a muchos adultos del pueblo.
«Tuve varias oportunidades para dedicarme a la actuación profesionalmente, pero no me arrepiento»
¿Y cómo te surgió lo de ser jurado en el Certamen de Teatro?
Hace unos años me llamaron. Cómo no, dije que sí… yo soy muy facilona. Es algo que me da mucha vidilla porque aquí se presenta un montón de gente que viene de diferentes zonas de España. Me lo paso muy bien y aprendo mucho.
¿Cómo se cocinó lo de tu homenaje?
Con muchas mentiras y sin contarme nada (risas). Mi hija Elena me llamó un día para pedirme que le enviara fotos y material de mi trayectoria teatral con el falso pretexto de que lo quería usar para un trabajo de su academia donde estudia inglés. Hasta me dijo que su profesora le había felicitado.
Total que llegó el día de la entrega de premios. Tanto mi marido como mi hijo me dijeron que no iban a ir porque habían quedado a cenar. Y estando aquí de repente veo que empiezan a hablar de mí y ponen un vídeo con el material que le había dado a Elena. Yo me empiezo a poner nerviosa… y me llaman a subir al escenario. Entonces me di cuenta de que toda mi familia estaba en el auditorio.
Ché, qué bonito… ¿no?.
Muy bonito sí. Y cómo yo soy muy llorona casi no pude hablar. Aprovecho esta entrevista para agradecer a mi marido José María García, mis hijos, mi difunta tía Rosario y a mi grupo de teatro. Ya que con los nervios se me olvidó mencionarlos (risas), es que me pilló todo por sorpresa.
Agradezco también todas las cosas maravillosas que dijeron de mí en el acto. De verdad que me siento muy querida, y yo también les quiero mucho a todos.
De los muchos papeles que has hecho… ¿hay alguno que recuerdes con especial cariño?
Son muchos. Por ejemplo cuando hice de Martirio en ‘La casa de Bernarda Alba’. También tengo muy guardadito un personaje ambiguo que ni era hombre ni mujer en ‘Mister Jones’, pero muy malvado, lo cual me encantó porque nunca había hecho de malo.
En ‘La Muralla china’ recuerdo con afecto que yo pude hacer de Julieta. Y también he hecho un montón de personajes cómicos. La verdad es que de todos guardo muy buen recuerdo.
Ahora que ya se ha terminado la pandemia… ¿no te gustaría volver a subirte a las tablas?
Por supuesto. De hecho cuando terminó mi homenaje nos fuimos a cenar los de Cambra y se habló del tema. La verdad es que solo somos dos o tres los que tenemos ánimo de volver a los escenarios, y así no se puede hacer mucho. Aún con todo no pierdo la esperanza.
«Si por mí fuera, espero seguir haciendo teatro en el futuro»
Aquellos alumnos a los que antes dabas clases no se podrían animar.
El problema es que la gente se dispersa con el paso de los años. Muchos se han ido a vivir incluso a otras ciudades como Madrid o Barcelona.
Los que sí se están moviendo mucho ahora en el pueblo son los de Cinétika, atrayendo gente joven a su escuela y colaborando en el Certamen. Yo creo que ese grupo van a llegar lejos. De hecho ya se están llevando premios por sus cortometrajes.
¿Nunca tuviste la oportunidad de dedicarte a esto profesionalmente?
Cuando hice ‘La muralla china’ con La Cazuela me vio la secretaria del autor Max Frisch y le gusté mucho. Llegó incluso a quedar conmigo, aprovechando que yo estaba en Madrid por un tema médico, y me propuso entrar en el reparto de una obra de teatro que justo entonces estaba haciendo María Dolores Pradera. Sin embargo ella no quiso… por la razón que fuera.
Además en Alcoy conocí a mucha gente del mundillo, porque allí también teníamos una muestra de teatro. Por ejemplo el actor Ramiro Oliveros quiso llevarme a Madrid, pero yo le dije que no. Hay que entender que la juventud de antes no era como la de ahora; todo era pecado. Luego curiosamente me lo reencontré en nuestra gira por Marruecos porque estaba grabando allí la película ‘Novios de la muerte’ y nos invitó a ver el rodaje.
¿Te arrepientes? ¿Si pudieras retroceder en el tiempo te irías a Madrid?
No. En la vida a veces para triunfar… hay que renunciar a demasiadas cosas. Si lo sopeso mis tres hijos y mi familia pesan mucho más que una posible trayectoria en el teatro profesional o el cine.
A fin de cuentas he logrado satisfacer mi gusanito por el teatro en diferentes grupos no profesionales. Nunca he tenido compañeros que fueran de divos y siempre he estado muy a gusto con ellos.