Entrevista > Paco Candela / Exfutbolista (Crevillent, 19-enero-1993)
Paco Candela abandonó la práctica del fútbol el pasado verano, después de sentirse un privilegiado y conocer las mieles del deporte, especialmente en el doble ascenso vivido con el Leganés. Sin embargo, también ha experimentado la cara más amarga de su profesión, cuando se ha sentido abandonado por algunos de sus clubes en periodos de lesión.
Amante de sus dos perritas -Frida y Nala-, fundamentales junto a su pareja -Gema- en los momentos más bajos, tuvo como ídolos futbolísticos a Zinedine Zidane y Fernando Hierro, y más recientemente a Cristiano Ronaldo, “sin compartir ciertos comportamientos fuera del campo”. Actualmente trabaja en un gimnasio en Santomera (Murcia) y se prepara para opositar a bombero, su próximo reto.
Acabas de dejar el fútbol, ¿por alguna razón en concreto?
Por muchas en realidad. Desde hace cuatro o cinco años he tenido alguna lesión de cierta importancia, de las que me he recuperado muy bien, pero me han derivado a situaciones incómodas con mis clubes. No me he sentido protegido ni respaldado y he visto la cara amarga del fútbol.
Por ejemplo, me rompí el menisco y me forzaron para que volviera a jugar antes de tiempo, lo que hizo que recayera; al estar lesionado han querido que me rebajara el sueldo a cantidades irrisorias o no han asistido a mi operación.
«El fútbol se ha convertido en un negocio, con los clubes en manos de empresarios que únicamente buscan su beneficio»
Es como si te hubieran abandonado.
Exacto, me he sentido muy abandonado en los momentos más difíciles. Lo peor es que no ha sido solo en un club, sino que ha sucedido allí donde me he lesionado.
En la Balompédica Linense me rompí el tendón de Aquiles en la fase de ascenso. Durante toda la temporada tuve una participación muy buena, pero caí lesionado y las facturas médicas me las tuve que pagar yo, por indicar una situación desagradable.
Los dueños de este tipo de clubes tienen mucho dinero, están a su cargo muchos trabajadores y te das cuenta que mientras estás sano y el equipo va bien, tienes lo que necesitas. En cambio, si se tuercen las cosas, te ignoran.
La cara fea del fútbol.
Sí, el fútbol me gusta como deporte, porque me apasiona y siempre he tenido una mentalidad muy profesional.
Lamentablemente, el fútbol es un negocio y genera tanto porque hay mucho ‘marketing’ y comercio, y es un espectáculo: siempre movido por intereses económicos. En ese momento el deporte deja de serlo y se corroe un poco, entre comillas.
Esas situaciones, vividas en un breve espacio de tiempo, me afectaron mentalmente, con una pandemia de por medio, donde tuve que recuperarme de una lesión en mi propia casa. Fue el Mérida, en este caso, el que no quiso saber nada de mi problema, dejó de pagarme y tuve que denunciarlo hasta en tres ocasiones.
¿Sufriste ansiedad por todo ello?
Ciertamente me considero un privilegiado porque he podido disfrutar y jugar al fútbol muchos años, algo que muy pocos pueden conseguir. Pero llega un momento que buscas cierta tranquilidad, que no todo penda de un hilo.
En algunas circunstancias mi futuro ha dependido de si me renovaban o de si estaba lesionado, y el proyecto de vida que había planificado ha cambiado en cuestión de un mes.
La inestabilidad vivida durante los últimos años hizo que me replanteara mi vida y decidiera por la retirada.
«Durante la pandemia tuve que recuperarme de una lesión por mi cuenta y el Mérida se desentendió de mí»
¿Es la cruda realidad de las categorías menores?
También sucede en Primera División. Fijémonos en Gareth Bale, un deportista profesional que cuando ha estado lesionado se le ha tratado como a un perro.
Ansu Fati o Ousmane Dembélé son otros ejemplos de cómo la prensa o un club deja de proteger a un jugador porque ya no le interesa. A partir de ahí hablan mal de él, le hacen la vida imposible y se endiosa o demoniza a uno en cuestión de unos meses.
Este tipo de jugadores tienen una seguridad y, si salen de ese club, van a otro del mismo nivel. Pero en Segunda División es bien distinto.
Tienes que ser entonces fuerte mentalmente.
Siempre lo he sido, desde bien pequeño. La rivalidad, esa necesidad de superarte día a día, me permitió que este tipo de situaciones desagradables las superara bien, pero no deja de ser un escenario incómodo y con mucha incertidumbre.
Repito que he sido un privilegiado y he vivido momentos extraordinarios, siempre apoyado por mi familia. Sucede que desde pequeño aprendes a soportar la presión y a superar situaciones solo, algo que me ha hecho madurar antes.
¿Fue duro el momento de la retirada?
No, llevaba ya muchos años meditándolo. Pese a que estaba jugando en Segunda División a un nivel alto, veía casos de compañeros que se estaban dejando la piel y que un día el presidente les decía que tenían que hacer la maleta, aunque tuvieran contrato en vigor.
Eso se ha repetido en muchísimas ocasiones y era plenamente consciente que me podía pasar a mí en cualquier momento, como me sucedió más tarde. El fútbol se vive con mucha pasión, pero hay mucha gente que sufre, en todas las categorías.
«Siempre fui fuerte mentalmente y eso me ayudó a superar los momentos complicados de los últimos años»
¿Cuál es tu ocupación actual?
Trabajo media jornada en un gimnasio ubicado en la localidad murciana de Santomera y me estoy preparando para opositar a bombero. También estoy haciendo un grado medio de protección civil y emergencias.
¿Tuviste alguna propuesta para seguir jugando?
Varias de equipos de Segunda B. También me llamó Fran Alcoy, que había sido mi entrenador en el Poli Ejido, para que le acompañara en su nueva aventura en el Alzira. No obstante, mi decisión era firme.
El hecho de poder volver a jugar tras la grave lesión que sufrí en el tendón de Aquiles me permitió despedirme bien de este deporte.
¿Qué tipo de jugador eras?
Polivalente, que se adaptaba bien a cualquier situación, que entendía bien el fútbol, lo que me pedía el entrenador. Era como su extensión en el campo: he sido centrocampista, jugando de ‘seis’ (mediocentro), pero también de ‘ocho’ (más ofensivo) y de central.
En mi formación en Villarreal hice de central, por mi corpulencia y por mi capacidad técnica para salir desde atrás jugando con el balón. Siempre he buscado dar equilibrio al equipo, fuerza y contundencia en las áreas, mirando por el bien del conjunto.
«Los mejores años de mi carrera los viví en el Leganés, donde logramos dos ascensos consecutivos»
¿De dónde vienen tus orígenes como futbolista?
Empecé bien joven en los equipos de mi Crevillent natal, antes de pasar en benjamín a Albatera. Me ficha entonces el Hércules y seguidamente el Villarreal, donde se puede decir que me formo como persona.
¿Es en el Leganés donde pasas los mejores momentos de tu vida deportiva?
Sin duda, ya que logramos dos ascensos seguidos, primero a Segunda División y después a Primera. Viví situaciones muy bonitas, cómo creía el fútbol en la ciudad siendo partícipe. Fueron unos años preciosos, muy intensos también.
¿Fue más emocionante el ascenso a Segunda o a Primera?
Subir de Segunda B a Segunda es durísimo, con muchos equipos, en los que se tienen que disputar unos ‘play-offs’. Además, al tener más participación en el ascenso a Segunda lo disfruté mucho más.
Cuando subimos a Primera es verdad que jugué bastante en la primera vuelta, pero el equipo refuerza mi posición en el mercado de invierno y tengo menos minutos a partir de ese instante. Recuerdo que la segunda vuelta no la disfruté como debí haberlo hecho, porque un jugador siempre piensa que debe jugar, que está capacitado para ello y no siempre es así.
«Este deporte se vive con mucha pasión, pero hay muchos jugadores que sufren, y en todas las categorías»
¿Asier Garitano, el técnico en Leganés, es el mejor entrenador que has tenido?
Posiblemente, era un entrenador muy metódico, con mucha intensidad. Sus equipos se formaban a partir de un poderoso bloque defensivo, con mucha presión, generando ataques mediante rápidas transiciones.
Nos exprimió mucho, pero gracias a su trabajo varios jugadores que venían de Segunda B lograron después disputar diversas temporadas en Primera.
¿Te queda la espinita clavada de no haber jugado en Primera?
Puede ser. Sabía que del bloque del Leganés que subió a Primera se iban a quedar con diez u once jugadores, para reforzar el equipo con nuevas incorporaciones.
Me quedé entonces sin equipo durante el mercado de verano y, pese al interés de varios clubes, no se acabó de concretar nada. Para mí sí fue una decepción haber logrado el ascenso con el Leganés a Primera y no encontrar equipo para jugar en Segunda.
Hasta que llega la opción del Fuenlabrada.
Sí, el Fuenlabrada hizo la apuesta más importante de Segunda B, con un equipo muy bueno y en el que disfruté también mucho. Disputamos el ‘play-off’, pero no logramos el ascenso.
En el equipo fuenlabreño estuve dos temporadas, antes de regresar a Alicante. Primero en el Hércules, después un paso fugaz por La Nucía y finalmente en el Intercity.
Tuve la posibilidad de irme al Cádiz, con el que llegué a firmar cinco años, pero debido a problemas judiciales del conjunto gaditano el contrato no tuvo validez. Una pena porque se trataba de un proyecto muy interesante.
«Era un jugador polivalente, que se adaptaba a cualquier situación y que comprendía bien lo que me pedía el entrenador»
¿Cómo fue jugar en un histórico como el Hércules?
Otra etapa muy bonita, no solo por jugar en un club como el Hércules, sino porque Alicante es una ciudad preciosa, con una calidad de vida enorme.
El Hércules, además de ser un equipo histórico, cuenta con una masa social muy grande y una afición muy exigente, que anhela el ascenso a Segunda y no lograrlo fue un poco decepcionante.
Seguidamente, Mérida, Linense y Poli Ejido.
Sí, los momentos complicados que he relatado anteriormente, pero mi recuerdo de las respectivas aficiones y ciudades es maravilloso. Otra cosa son los dirigentes que mandan en esos clubes en la actualidad.
¿Nunca salió la posibilidad de jugar en el extranjero?
Estuve a punto de irme a jugar a Estados Unidos, pero para ello debía ese club dar de baja a otro jugador extracomunitario y no se llevó a cabo. También tuve ofertas, que me triplicaban el sueldo, de Azerbaiyán, Qatar, Grecia y de la Bundesliga II alemana.
Por último, ¿qué otras aficiones tienes?
Me encanta la buena música, desde Sabina a Serrat, pasando incluso por el rock o la clásica. De hecho, toco la guitarra y me gustaría mejorar cuando tenga más tiempo libre .