Altea, con la cúpula de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción rivalizando con el azul del mar Mediterráneo, y en claro contraste con el blanco encalado de las fachadas de su casco antiguo, ofrece una de las postales más típicas y buscadas de todo el litoral para los miles de turistas que visitan anualmente la Costa Blanca.
Una vista que es especialmente bella cuando es contemplada desde el mar, bien desde la cubierta de una embarcación, o desde la orilla de la playa, que ofrece uno de los paseos más atractivos de toda la región y que ahora ha sido reconocido con el distintivo azul de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Aedac), haciendo que la Villa Blanca sea, si cabe, un poco más azul.
Es homologable a las banderas azules que desde hace casi cuatro décadas ondean en centenares de playas
Entre los 22 elegidos
Este reconocimiento, homologable a las más conocidas banderas azules que desde hace casi cuatro décadas ondean en centenares de playas de la Comunitat -también las de Altea-, pone el acento en aquellos senderos -veintidós este año en toda la región- que han sido transformados en valiosos recursos para la interpretación y la educación ambiental tanto en zonas de costa como de interior.
Según ha explicado el edil de Infraestructuras del ayuntamiento de Altea, Diego Zaragozí, “este es un importante reconocimiento que solo tienen un centenar de senderos en España”, lo que coloca a la Villa Blanca en la liga de destinos que hacen bandera, nunca mejor dicho, de la sostenibilidad de sus principales recursos naturales, un elemento cada vez más importante a la hora de que el cliente realice su elección de destino.
Recorrido por toda la costa
Ahondando en esa misma cuestión, Diego Zaragozí asegura que el reconocimiento es “una muestra más de la importancia de poner en valor nuestros senderos y de cómo el cuidado de los mismos, con la incorporación de señalética y paneles explicativos e interpretativos, los convierten en un importante recurso didáctico y atractivo turístico”.
El sendero que ahora ha sido distinguido con el reconocimiento azul abarca la totalidad de la línea de costa de la bahía de Altea, arrancando en la plaza de Europa, situado en el núcleo urbano de la Villa Blanca, y extendiéndose hasta el mirador del Mascarat.
«Es un importante reconocimiento que solo tienen un centenar de senderos en España» D. Zaragozí
Casi ocho kilómetros
Se trata de un itinerario costero y de elevado interés natural, cultural y paisajístico que recorre un total de 7,75 kilómetros. Para su recorrido se precisan, de media, unas dos horas de caminata; y es accesible a todo el mundo en su mayor parte, aunque también hay algunos tramos de sendero de zahorra y playas de canto rodado que dificultan o imposibilitan el acceso a personas en sillas de ruedas o con movilidad reducida.
En este sentido, Zaragozí asegura que “el sendero es muy accesible, por lo que dará más visibilidad a los importantes espacios naturales por los que trascurre, una acción más para la promoción de nuestro patrimonio natural”.
Cultura y naturaleza
Este sendero permite visitar diversos elementos de interés cultural y etnológico protegidos, además de discurrir por un humedal catalogado, como es la desembocadura del río Algar, el monumento natural del afloramiento volcánico de la playa fósil Cala del Soio y junto al entorno marino del Parque Natural de Serra Gelada.
De hecho, tal y como se recoge en la información pública que pueden consultar los usuarios de este sendero, el mismo discurre por la ribera de la margen derecha del río Algar, donde existe una vegetación de ribera seminatural compuesta por árboles como álamos, almeces, olmos y sargas negras, junto a arbustos de menor porte como adelfas, juncos y una gran variedad de especies anuales de bajo porte.
Este sendero permite visitar diversos elementos de interés cultural y etnológico protegidos
Hábitats muy distintos
Las zonas costeras de canto rodado menos alteradas y con un sustrato mínimo presentan comunidades muy escasas en el municipio, compuestas por especies halófilas adaptadas a la salinidad como la adormidera marina, la soda o el cuernecillo de mar.
Por su parte, el entorno rocoso del Cap Negret presenta un hábitat extremo debido a la falta de suelo y la fuerte influencia marina, donde todavía prosperan especies como el hinojo de mar y las sodas o barrillas.
Por último, en el entorno de la Caserna de Carabineros encontramos un hábitat alterado, pero de elevado interés, en el que el sustrato se compone de margas y arcillas versicolores de las facies Keuper, donde se da una vegetación muy adaptada a los ambientes áridos y salinos.
Especies protegidas
El sendero, además, atraviesa algunas zonas en las que los caminantes pueden observar especies de especial protección. Así, en la zona húmeda catalogada de la desembocadura del río Algar, existe una larga lista de especies de fauna protegidas por diferentes directivas europeas y legislación estatal, aunque ninguna de ellas se encuentra incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Fuera de la afección del sendero, en el área marina del Parc Natural de la Serra Gelada, se dan cuatro taxones incluidos en este catálogo con diferentes categorías de conservación, como son: el cormorán moñudo mediterráneo (vulnerable), la pardela balear (en peligro de extinción), la pardela cenicienta (vulnerable), la gaviota de Audouin (vulnerable) o la anguila europea, que también se encuentra presente en el río Algar y está clasificada con la categoría de ‘en peligro’ según la última Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.