El diccionario de la Real Academia Española, en su tercera acepción, define el término ‘marrón’ como “situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa” y pone como ejemplo de uso de esa definición el tan conocido ‘voy a comerme un marrón’.
Ya sea porque es de ese color, marrón, del que se ponen las hojas de las plantas cuando mueren o porque la definición viene al pelo para lo sucedido, lo cierto es que la duda sobre qué hacer con el edificio de la antigua cooperativa agrícola de Altea tras la quiebra de esta se había convertido en un auténtico marrón para el Ayuntamiento.
El Consistorio se comió el problema en toda su extensión ya que, después de la quiebra en 2020 de la cooperativa (creada en 1948) y perder así una de las instituciones más antiguas y con más arraigo de la Villa Blanca, tomó la decisión de comprar los edificios y el terreno donde se encontraba esta agrupación, con una extensión de cerca de 70.000 metros cuadrados para que, de esta forma, no cayese en manos de los especuladores urbanísticos.
Continuidad en el uso
Una decisión prudente y loable, sí; pero un marrón en toda regla porque, ¿qué podía hacer el Ayuntamiento con todas esas infraestructuras? Las opciones han sido varias y de todo tipo, pero finalmente, tal y como anunciaba recientemente el gobierno local, se ha decidido que sea la Comunitat de Llauradors i Ramaders d’Altea la que pueda hacer uso de las mismas.
De esta forma, y en cierta manera, los edificios y el suelo que ocupaba la antigua Cooperativa Agrícola seguirán utilizándose para fines, al menos, similares a los que siempre sirvieron.
El acuerdo se ha tomado con carácter de urgencia para favorecer la campaña del níspero
Temporal y gratuita
Esa cesión del uso, se ha subrayado por parte de los responsables del gobierno local de la Villa Blanca será, en cualquier caso, “temporal y gratuita” ya que la idea, al menos en un estadio inicial, es que sirva para la campaña del níspero, que ya ha comenzado y que siempre ha significado una parte fundamental del negocio agrícola de la Marina Baixa y, por supuesto, también de Altea.
Por ello, el documento que da forma a esta cesión establece un plazo máximo de uso, por parte de la Comunitat de Llauradors i Ramaders d’Altea, de cuatro meses de las instalaciones que, por lo tanto, seguirán siendo en todo momento de titularidad municipal.
El uso de las instalaciones será gratuito para todos los agricultores de la Villa Blanca
Para todos los agricultores
Una de las máximas del acuerdo firmado entre el Ayuntamiento de Altea y la Comunitat de Llauradors i Ramaders d’Altea establece que el uso de las instalaciones de la ya extinta Cooperativa Agrícola será gratuito para todos los agricultores del municipio, sin que, además, se pueda limitar su uso a ninguno de ellos.
Así mismo, también recoge el acuerdo que serán los propios labradores los que se tengan que hacer cargo del pago de los gastos derivados del uso de la nave y de los suministros que se precisen para su función durante la campaña del níspero, a través de la propia Comunitat de Llauradors i Ramaders d’Altea.
El acuerdo alcanzado se prolongará durante un total de cuatro meses
Acuerdo de urgencia
El alcalde de Altea, Jaume Llinares, explicó que el acuerdo al que han llegado las dos partes se diseñó en muy poco tiempo. Tanto es así que el propio documento que firmó el Ayuntamiento con la Comunitat de Llauradors i Ramaders se redactó en la misma mañana de la firma “durante una reunión urgente de la Junta de Gobierno”.
Y todo, ha añadido el primer edil de la Villa Blanca, para que los agricultores de Altea pudieran “usar cuanto antes las instalaciones” ya que la importante campaña del níspero ya está en pleno apogeo “y veíamos que necesitaban ocupar la nave lo antes posible”.
Todo tipo de fruta
En cualquier caso, la urgencia derivada de la campaña del níspero, una fruta muy delicada cuyos plazos de recolección, almacenaje y venta son muy cortos, no implica que las instalaciones sólo vayan a servir para ese fruto. El propio Llinares ha explicado que “la intención es que también se atienda a toda la fruta del sector agrícola local; lo que quiere decir que también se trabajará en la campaña de la naranja, el limón, además de otros productos que se puedan hacer en el pueblo”.
En cuanto al destino final de los productos del campo alteano, el presidente de la Comunitat de Llauradors i Ramaders d’Altea, Javier Mendoza, explica que “será el mismo comprador que el año pasado el que nos adquiera el producto de esta campaña del níspero. Él comercializará el género y conforme salga el precio, pagará al agricultor”.