El Camino de Santiago es la ruta más conocida de nuestro país, extremadamente popular también a nivel internacional: de origen medieval, es la peregrinación cristiana hacia la tumba de Santiago el Mayor, ubicada en la Catedral de Santiago de Compostela.
Se trata de una vía repleta de numerosas manifestaciones de fervor, arrepentimiento, hospitalidad, arte y cultura que nos transmite de manera elocuente las raíces espirituales de toda Europa.
La más transitada de estas rutas es la del Camino de Santiago francés, que parte de diversos puntos más allá de los Pirineos. Sin embargo, desde nuestras tierras se inicia otra, también muy reconocida, que cruza prácticamente toda la península Ibérica hasta llegar a Galicia. Es el Camino del Levante.
Ruta Jacobea Levantina
El Camino de Santiago de Levante, también denominada Ruta Jacobea Levantina, es uno de los trazados de mayor longitud existentes en España para conducir a los peregrinos hacia tierras compostelanas.
Se inicia en la propia ciudad de València, cruza toda su provincia antes de adentrarse en la Meseta en sentido noroccidental hasta unirse a la Ruta de la Plata en Zamora. Se realizan hasta llegar a la capital gallega algo más de 1.100 kilómetros, divididos en unas 40-50 etapas, dependiendo de la capacidad de cada uno.
Se inicia en la propia ciudad de València, llena de rincones por descubrir, principalmente su barrio antiguo
Primera etapa, València
En la capital del Túria conoceremos una ciudad cargada de historia, bulliciosa, luminosa y alegre. Disfruta su barrio antiguo y recorre sus palacios medievales, casonas nobiliarias, iglesias románicas y góticas -elevadas sobre anteriores mezquitas- murallas árabes…
Muy recomendable es entrar en la catedral y observar el Santo Grial, ese cáliz por el que miles de caballeros tanto lucharon. También divisa gran parte de la urbe desde el Miguelete, pasea por la Ciudad de las Artes y las Ciencias o contempla el mar Mediterráneo desde alguna de sus playas.
Para los más devotos, de visita obligada es la iglesia de San Agustín, donde se venera a la Virgen de Gracia: dice la leyenda que la talló un peregrino. Tras atravesar la plaza de España, donde está la estatua de El Cid, aparece el monasterio-hospital de San Vicente Mártir, martirizado por Daciano en el siglo IV y de gran renombre en el mundo cristiano de la época.
Atraviesa numerosos municipios, como Alfafar, Massanassa, Silla, Carcaixent, Alzira, Canals, Vallada…
De Alfafar a Silla
Prosigue la ruta por Alfafar, cuya iglesia, del siglo XIV, posee una talla gótica de la Virgen del Don. Cuenta la tradición que fue hallada en el lugar por unos soldados que, acompañando al rey Jaime I, vieron bajar del cielo siete estrellas resplandecientes. La localidad contó con un hospital para pobres y transeúntes.
Tras superar Massanassa, con un recorrido marcado por cerámicas con vieira, llegamos a Catarroja, un referente ineludible en el itinerario de la pobreza y el peregrinaje. En este municipio visitaremos la iglesia de San Miguel antes de dirigirnos a Silla, que tuvo en su momento un hospital de peregrinos de la Orden de San Juan de Jerusalén.
En Silla digna de descubrir es la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles y el ayuntamiento, con su torre árabe.
Otro de los puntos fuertes de la ruta es Xàtiva, que nos recibe con sus murallas y sus dos castillos
Alzira, Carcaixent…
Abandonamos Algemesí -donde podemos gozar con sus singulares danzas, llamadas ‘Muixerangas’- para alcanzar Alzira, localidad donde podemos apreciar edificios y monumentos de interés.
Relevantes son los restos del antiguo hospital de Santa Lucía, enfrente del cual se sitúa la casa donde supuestamente murió el rey Jaime I, y el Museo Municipal, en el que se puede admirar una tabla gótica que representa a seis apóstoles, siendo uno de ellos Santiago Peregrino.
Nos dirigimos ya hacia Xàtiva, atravesando municipios como Carcaixent, cuna de la naranja, La Pobla Llarga o Manuel.
Xàtiva
La ciudad setabense nos espera con sus murallas y sus dos castillos -uno frente al otro- en primer término. De infinita historia, íberos, romanos, godos y árabes engrandecieron Xàtiva, una ciudad que también participó en los concilios celebrados en Toledo hasta el siglo VI.
La urbe, una pequeña joya, debe recorrerse con calma, valorando sus pequeños rincones: la iglesia de San Francisco, declarada Monumento Nacional; el Palacio de Alarcón (hoy Palacio de Justicia); la plaza del Mercado; la ermita de San José en la propia subida al castillo…
Anexo a Xàtiva, Annahuir, Ayacor y, sobre todo, Canals. Lugar de nacimiento del papa Calixto III, allí veremos la ermita del Cristo de la Salud, la plaza del Pont del Riu y la Plaza Major, donde se encuentra la iglesia dedicada a San Antonio, epicentro de la villa.
Estamos ya próximos a adentrarnos en tierras manchegas, tras serpentear las localidades de Vallada, Moixent y La Font de la Figuera.