Entrevista > Antonio Pardo / Meteorólogo (Valencia, 9-julio-1974)
Ingeniero Técnico en Topografía, reconvertido, Antonio Pardo puede presumir de haber estado al frente de la única tienda dedicada a la meteorología en España. Desde 2019 presenta ‘El Tiempo’ en 8 Mediterráneo.
Además de este espacio televisivo, Antonio Pardo también se encarga de los temas de turismo y medio ambiente en esta cadena. Ha escrito cuatro libros (uno infantil y tres de ficción). Uno se pregunta cuál será su próximo reto profesional.
¿Quién le iba a decir a usted que terminaría presentando el espacio del tiempo?
Pues sí… a pesar de que amigos y conocidos siempre me lo decían, estaba en el mismo nivel utópico que si me hubieran dicho que acabaría siendo astronauta.
¿Qué ha aprendido en esta etapa profesional?
Creo que la vida es aprendizaje, no sólo profesional, sino de vivencias. Por eso sigo observando lo que pasa a mi alrededor, almacenando las opiniones ajenas, sobre todo las de gente que tiene quince o veinte años menos que yo, cuyo punto de vista en algunos temas es, lógicamente, bastante diferente al mío.
Si haces eso ganas en tolerancia y respeto a los demás. Y ‘tolerancia’ y ‘respeto’ los he escrito con el significado que tienen, no como un ‘leitmotiv’.
«¿Hay cambio climático? Claro. ¿Es definitivo? No. Por eso no podemos quedarnos mirando»
¿Tiene algún referente profesional?
Cuando llegué a Valencia, en 1982, tenía una televisión en blanco y negro con antena de cuernos con la que veía la TV3, cuyos meteorólogos siempre han estado en lo más ‘top’.
Alfred Rodríguez Picó era lo más, junto con Tomás Molina y Francesc Mauri. La sintonía de ‘El Temps’, tantos años después, sigue siendo la misma, cosa que me trae recuerdos.
¿Comparte usted la impresión de que el perfil de presentador del tiempo varía según el ‘ideario’ de cada cadena?
Pues no lo sé. Considero que son todos muy buenos profesionales, y que defienden su parcela informativa a capa y espada. Lo que ocurre es que las líneas editoriales, en algunos medios, van por su propio camino.
¿Qué quiere decir?
A que hacen uso del ‘clickbait’ y de titulares sensacionalistas. Los presentadores hacen lo que pueden con eso. Yo tengo la suerte de tenerlo bajo control, pero me consta que otros no.
¿Sabía usted que en las cadenas públicas italianas lo presenta un militar? ¿Significa eso que dignifican o remarcan el rigor de ese espacio televisivo?
Sí, porque en Italia el Ejército tiene esa atribución. Aquí en España, por ejemplo, el Ejército tiene un Servicio Cartográfico, de modo que podemos adquirir mapas del Ministerio o del Ejército. No es por otro motivo.
«El caos de la atmósfera siempre estará presente y eso deja un margen de incertidumbre»
¿Es el presentador del tiempo un periodista más?
Bueno… es un puesto en el que sí, estás permanentemente mirando, buscando qué pasa en el mundo con relación a la meteorología, pero también estás más atado a la silla. En definitiva, yo diría que en parte sí y, en parte, no.
¿En qué medida debe educar el presentador del tiempo?
Hay que tener en cuenta el tipo de público que se tenga delante. Partiendo de una audiencia medianamente curiosa por saber cómo funciona el tiempo (cosa que suele pasar, porque en caso contrario prefieren poner otro espacio) sí, hay que educar, desde mi punto de vista.
¿Y de qué modo?
Debemos intentar no abrumar con datos, ni ser permanentemente apocalíptico en los pronósticos. Siempre hay que proponer, animar y preparar para lo que ha de venir. Pero con un permanente recordatorio sobre la adaptación, obligatoria, a lo que estamos viviendo.
¿El espectador posee suficiente formación en climatología como para entenderles?
Se supone que sí, porque como he dicho más arriba, si pones los deportes y no sabes que el fútbol se juega con balón… pues no lo ves. Con la información meteorológica pasa igual.
Pero también está la formalidad: hay que explicar las cosas con propiedad, pero con palabras que podría emplear cualquier espectador. Es lo más importante.
«Para el día a día tenemos los términos ‘meteorología’, ‘el temps’, ‘l’oratge’ o ‘la temperie’»
¿‘Climatología’, ‘meteorología’, ‘l’oratge’, ‘el temps’, ‘lo temps’… con cuál debería quedarme?
Para el día a día tenemos la ‘meteorología’, ‘el temps’, ‘l’oratge’ o la ‘temperie’. Para el clima nos referimos a las características generales que tiene el tiempo de una región, nunca para lo que pasa durante un día.
Dígame el ‘top 3’ de los clásicos errores frecuentes que el ciudadano medio comete en cuestiones meteorológicas.
Decir ‘metereología’ en vez de ‘meteorología’. Fiarse a ciegas de las ‘apps’ de los móviles y pensar que va a hacer mucho calor en verano, por ejemplo, si ven que en marzo ya hace calor. No tiene nada que ver, de manera general.
¿Qué manual me recomienda para ampliar mi educación en meteorología?
‘Climatología’, de Cuadrat y Pita. Perfecto para no volverse loco y aprender cosas.
¿Y para aquel que desea formarse académicamente, adónde podría acudir en València?
No encontramos mucha cosa… hace años había alguna academia que preparaba para las oposiciones al Instituto Nacional de Meteorología (INM).
«Hay que explicar con propiedad, pero con palabras que emplearía cualquier espectador»
Usted puso en marcha una tienda de meteorología en València. ¿Cómo fue ese proyecto?
Una experiencia totalmente única. Fue la única tienda especializada de toda España. Podías encontrar todo lo relacionado con los meteoros, desde camisetas a libros infantiles.
También podías estar buscando sin parar… para encontrar los artefactos más extraños del mundo.
¿No tiene la impresión de que los minutos dedicados a las fotos enviadas por los telespectadores supera ya a los de la información meteorológica propiamente dicha?
Aunque no en nuestro caso, pero sí. Los medios que han invertido muchos miles de euros en tecnología no tienen otra que exprimir eso. Esa es la razón. Con una televisión HD 8K en casa y un ‘videowall’ de 15 o 20 metros cuadrados en el plató se ve todo fenomenal.
Las ‘apps’ de los móviles, ¿en qué tipo de información sobre el tiempo ‘fallan más que una escopeta de feria’?
No en invierno. No en Galicia. No con frentes atlánticos. Sí con tormentas de verano. Sí en otoño y primavera. Sí con las gotas frías del litoral mediterráneo. Nunca te darán el matiz que damos nosotros. No te dirán “Coja una chaqueta, pero llévela al brazo”, como hacemos en 8 Mediterráneo.
¿Cómo de lejos está de convertirse en una ciencia exacta la meteorología?
El caos de la atmósfera siempre estará presente. Eso deja un margen de incertidumbre que, por ejemplo, los móviles nunca entenderán. Pero con ordenadores cada vez más potentes se han mejorado mucho en los últimos años.
Por ejemplo, con la intensidad y alcance de las olas de calor. Las precipitaciones están algo más atrás, pero los modelos del Centro Europeo de Predicción las calcan ya en muchas ocasiones. Pero ciencia exacta, nunca.
«Con una audiencia medianamente curiosa, opino que sí hay que educar al telespectador»
‘Ciclogénesis explosiva’, ‘tobogán térmico’… ¿Qué le está ocurriendo al campo semántico que utilizan últimamente los presentadores del tiempo? ¿Es una manera de llamar la atención?
Lo decía más arriba. Hay una pelea tremenda por el ‘click’. No hay más. Algunos titulares son una provocación, con términos que se emplean en conflictos bélicos, prácticamente.
¿Merecería la pena poner en marcha un espacio propio en televisión?
Está todo muy trillado. Cada medio intenta hacer el “no va más”. Pero merece la pena, claro. Si te quedas quieto te adelantan.
Parece que ahora nos sorprendamos de que en invierno haga frío y en abril aumenten las rachas de viento. ¿Hemos vuelto a la edad de la inocencia?
Estamos en la era de la sobreinformación. Yo y todos. Antes llovía y pensabas “bueno, ya pasará”. Ahora tenemos mil herramientas que nos dicen cuándo, cuánto y cómo.
Sabemos cuánto va a llover antes de que empiece, y hay quien se deprime ya por eso, simplemente. A veces echo de menos lo de antes.
¿En qué medida el cambio climático es tan grave como lo abordan desde los espacios de la información meteorológica?
Es grave. Es desconocido. Tenemos ya un clima nuevo, distinto. Lo que hay que hacer es trabajar, cada uno en su parcela, para adaptarnos a la nueva situación. Saber que no es como antiguamente.
¿Pasa algo? Claro. ¿Es definitivo? No. Por eso no podemos permanecer mirando lo que ocurre, sin más.
«No es mi caso, pero en TV se abusa del uso de ‘clickbait’ y de titulares sensacionalistas»
¿Posee usted en casa algún aparato de los de toda la vida para consultar algún dato meteorológico?
Tengo todo lo que te puedas imaginar. Dos estaciones automáticas ‘online’, barómetros aneroides y de mercurio, termómetros, higrómetros, frailes del tiempo, cristales de tormentas, termohigrógrafos, radiómetros… y alguna cosa más.
Deme un par de consejos poco conocidos para, al observar la naturaleza, anticipar el día que hará mañana.
Aquí en la Comunitat Valenciana, si llegan nubes altas desde el oeste, blancas, finas y filamentosas, en gran cantidad, entonces es que va a cambiar el tiempo. Si llegan pocas de este género, entonces seguirá el buen tiempo.
Otra advertencia es que, si en zonas de costa soplan las brisas a partir de las 11.00, 12.00 o las 13.00 horas, fuertes o flojas, en verano o en invierno, entonces el tiempo seguirá tranquilo y estable.
Tengo entendido que ha escrito también libros de carácter infantil. ¿Cómo le surgió la idea?
Escribí una historia infantil, procedente de un sueño en el que los protagonistas eran mis hijos. Anoté la idea en un papel antes de que se me olvidase, como pasa con los sueños, y luego la adapté, más rápido que lento, para que ellos pudiesen leerse en esa edad, antes de que crecieran. Es ‘La extraordinaria vida de Maximilian Petrov’.
¿Está redactando algún nuevo libro?
He presentado mi último libro en la Feria del Libro de Valencia. Se titula ‘El vínculo’ y es el cierre de una aventura que comenzó en 2017 con ‘El círculo del agua’, novela de ficción que bebe de las novelas de Emilio Salgari que transcurren en la India.
Después llegó ‘El sueño de Dharani’, salida del prólogo de esa primera, que es una historia de amor y fidelidad, y ahora acabamos con el mencionado ‘El vínculo’. A ver qué le parece al lector.
Los presentadores del tiempo suelen tener buen tono físico. En su caso, una de sus pasiones es la bicicleta. ¿Por qué este deporte y no otro?
Bueno, bueno… El tiempo que me queda, más allá del trabajo, es para la familia. Es la única tarea importante que me queda, a estas alturas. De modo que estoy alejado de gimnasios y similares. Amo el ciclismo: ¡con el mando a distancia soy el fan número uno de las carreras!
Y, ya más en serio, me desplazo en bicicleta siempre que puedo. Es rápido y sano, más aún en una ciudad como Valencia. Como vengo al trabajo en bici pues hago entre 40 y 50 kilómetros semanales, lo que me viene muy bien.
Para acabar, ¿cómo de fiables son los termómetros públicos?
Muy poco. Hay que tener en cuenta que están al sol, sin guardar las especificaciones debidas para medir correctamente. De forma que, cuando uno de esos marca 45 grados al sol, pues, efectivamente, hace calor. Pero no tanto. Con el frío se acercan más a la realidad, y nos dan una idea bastante aproximada.