Entrevista > Nicole Ferrando / Técnica en emergencias sanitarias (Simat de la Valldigna, 3-mayo-1995)
Coloquialmente les llamamos conductor de ambulancias o ambulanciero, pero es incorrecto, porque su profesión es la de técnico en emergencias sanitarias. Se trata de una labor muy necesaria en nuestra sociedad y de la que desconocemos prácticamente todo: funciones, horarios, turnos, qué sienten, cómo trabajan, qué requisitos necesitan…
Nicole Ferrando es técnico en la zona de La Ribera desde hace cuatro años -ahora en el SAMU- y nos remarca que realiza mucho más que conducir, “sobre todo asistir”. Los turnos de trabajo son exigentes, en ocasiones de veinticuatro horas cualquier día de la semana, con situaciones complicadas “que nos obligan a estar muy bien preparados psicológicamente”.
Pese a estar convencida de que se trata del trabajo de su vida, plenamente vocacional, ha vivido momentos extremos, esos que te marcan quizás para siempre. Sin embargo, considera que es tan gratificante y humano que “un simple gracias hace que olvidemos muchas cosas malas”.
¿A qué te dedicabas antes de llevar una ambulancia?
Dejé mi puesto en una residencia para estudiar precisamente lo que de verdad me gustaba, técnico de emergencias.
«La pandemia fue un periodo horrible, viendo el sufrimiento y lo asustada que estaba la gente»
¿Qué te atraía de esta profesión?
El tema de las urgencias, también porque en mi familia hay enfermeros y médicos. De joven, con unos quince años, iba con mi padre en el coche y delante de nosotros atropellaron a un hombre.
No pude quedarme sentada y fui a ayudar a mi padre. No me puse nerviosa ni me bloqueé en ningún momento y pude poner en práctica mis nociones de primeros auxilios, muy presentes en mí porque había sido socorrista. Ahí me di cuenta de cuál era mi vocación.
¿Sigue siendo un trabajo en el que predominan más los hombres?
Anteriormente sí era un trabajo de hombres, pero ahora la balanza ya está bastante equilibrada. Continúa habiendo más hombres, quizás porque muchas mujeres no se sienten capacitadas.
¿Cómo está el sistema sanitario español?
Mejor. La optimización de los recursos está muy organizada y funcionan con bastante fluidez, aunque es cierto que hay épocas en las que los hospitales se colapsan o falta personal, especialmente en invierno, en los periodos de constipados.
Cuando comencé en la zona de La Ribera, apenas éramos cuatro Bravos -un tipo de ambulancia-, de los cuatro dos eran de veinticuatro horas. Ahora hay uno más, que también es de veinticuatro horas.
¿Qué tipos de ambulancias existen?
La TNA, que es un transporte no asistido (adecuado para los que van a rehabilitación, por ejemplo), el Bravo o Soporte Vital Básico, en el que vamos dos técnicos, y el SAMU (Servicios de Asistencia Médica de Urgencias), compuesto por un técnico, un médico y un enfermero.
«El sistema sanitario español es bueno, aunque en ocasiones estamos faltos de personal y los hospitales colapsan»
¿Guardas distancia con los enfermos para luego no pasarlo mal?
Nosotros no somos máquinas, somos humanos y quieras o no hay avisos (casos) que te marcan más, especialmente cuando se trata de niños o personas jóvenes.
Muchas veces queremos ser fríos y no llevarnos las situaciones que vivimos a casa, pero es complicado.
La pandemia debió ser un infierno.
Horroroso, colapso emocional, físico y psicológico. Una época para olvidar, porque había tal cantidad de avisos, todos de covid, que acababas saturado.
Me fui muchas veces a llorando a casa, al ver sufrir y lo sumamente asustada que estaba la gente.
¿Todavía hay secuelas?
Algo sí, sobre todo a las personas mayores, que se han cerrado en casa y apenas salen.
Habrás vivido situaciones extremas.
Recuerdo un caso de un accidente de tráfico en el que estuvieron involucrados un chico de mi edad, una señora de la de mi madre y una niña de cuatro años, como mi sobrino. Murió únicamente la pequeña, una pena.
Me sentí tan identificada que me afectó muchísimo: me derrumbé y me vine abajo.
«No somos máquinas, sino humanos, y hay avisos (casos) que te marcan más, sobre todo si son niños»
¿Cómo debes estar mejor preparada: físicamente o psicológicamente?
Psicológicamente. Es importante que tengas un buen fondo físico, aunque sobre todo tienes que ser muy fuerte mentalmente, porque por desgracia muchas veces las cosas no salen bien y los familiares suelen estar presentes. Debes apoyarlos, darles soporte, empatizar…
¿Algún otro caso que te haya marcado?
El de un chico que falleció en un fuerte accidente de moto. Primero le encontró el padre gracias al localizador del móvil y cuando llegamos ya no había nada que hacer, el cuerpo estaba totalmente destrozado.
¿Qué se siente en esos momentos?
Intento no darle excesivas vueltas, pero al finalizar ese aviso, sobre las cinco de la mañana, no podía dormir. Me ponía en la situación de si fuera mi padre, es complicado olvidar las cosas que vivimos.
¿Has llegado a pensar en dejarlo?
Nunca, es el trabajo de mi vida. Es totalmente vocacional.