Entrevista > Alejandro Gómez Vázquez / Músico (Rafal, 18-julio-1990)
La Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja Los Salerosos, un símbolo en el municipio, se compone de alrededor de 42 músicos, la mayor parte muy jóvenes. “La media de edad de nuestra banda es de apenas dieciocho años”, expone su actual director, Alejandro Gómez Vázquez.
Su creación se remonta a principios de los noventa, aumentando las expectativas con el paso de los años. A día de hoy, además de la banda, disponen de una escuela de música, gratuita -dirigida por Fran Rodríguez-, y se puede decir que están “en el mejor momento”.
Excelente trompetista, Gómez Vázquez se incorporó a la entidad en 2015 y fue nombrado director durante la pandemia (2021). Entre sus últimos retos, el concierto de Santa Cecilia, “que fue un éxito, con obras sumamente complicadas”, y no dejar de motivar a los alumnos.
¿Cuál es la historia de la Sociedad Musical Los Salerosos?
Se fundó el mismo año que nací, en 1990, procedente de un pequeño grupo de músicos que, juntos, amenizaban por los pueblos con todo tipo de actuaciones. Con el paso de los años fue a más y había tantos interesados que se dio un paso adelante.
Fue el momento, a finales de los noventa, de crear la asociación y formar una banda, ya con un director, estableciendo también una sede, en 2007.
«El singular nombre de Los Salerosos es porque muchos músicos trabajaban en las salinas»
¿De dónde procede el nombre?
Muchos piensan -como yo al principio- que es por el sentido de diversión, pero no. Realmente se puso este nombre porque muchos de los músicos trabajaban en las salinas.
En la actualidad la banda es muy importante para Torrevieja, una ciudad que protege y apuesta fuertemente por la cultura.
Habláis de ilusiones que se hacen realidad.
Como señalaba, todo se inició por medio de un grupo muy pequeño de músicos que les gustaba tocar y soñaban con algo más. Los Salerosos es la historia de personas e ilusiones que, con esfuerzo y pasión, han conseguido pasar de una pequeña charanga -de dieciséis miembros- a una banda fantástica con sede propia y una escuela.
Antes hacíamos música festera y ahora tocamos grandes obras, de gran dificultad técnica y musical.
¿Cuándo entraste en la sociedad?
Hacia el 2015 hicimos un viaje a Shanghái (China) y fue mi singular debut con Los Salerosos. Mis instrumentos son la trompeta y el fliscorno, que tiene un sonido muy parecido, se toca similar, pero sin ser igual.
Me formé en la banda de mi pueblo, a los once años, con profesores como Gabriel García y José Baeza, antes de dar el salto al Conservatorio de Almoradí y acabar mis estudios en Murcia.
«Debemos motivar más a los alumnos, porque hoy en día tienen muchas distracciones»
Trompetistas ha habido muy buenos. ¿En quién te fijabas?
Siempre me ha gustado el alemán Matthias Höfs, no especialmente conocido, pero de los mejores. Y, obviamente, Maurice André, francés, considerado el padre de la trompeta, al pasar de la militar a la que hacía melodías.
¿Cómo te haces director?
Los primeros años tocaba en la banda de una forma esporádica, hasta que me solicitaron para dar clase de refuerzo en armonía, análisis y lenguaje musical. Seguidamente empecé como profesor de trompeta, continuaba yendo a los conciertos y finalmente me trasladé a Torrevieja.
Ya era uno más de la banda, plenamente integrado. En 2021 el director de ese momento, Manuel García, dejó su puesto y Guillermo Hernández, nuestro presidente, me llamó. ¡No lo dudé ni un segundo!
¿Cuáles son tus funciones concretas?
Mi principal labor es que la banda suene bien. Aparte, coordinar a los músicos para que acudan al ensayo, motivarlos, elaborar programas ambiciosos -para que sea un reto para ellos- y estar en contacto con el director de la juvenil y otros profesores, captando alumnos nuevos.
«Soy una persona muy sensible y la música siempre despierta en mí emociones intensas»
¿Motivar frente a tantas distracciones?
Antes únicamente competíamos con el fútbol, mientras ahora son muchísimas más las dificultades. Lo primero que les pregunto a los alumnos es cuánto han estudiado, y la respuesta suele ser poco o nada.
Dependiendo el nivel, con quince o veinte minutos al día es suficiente para repasar y que no se les olvide lo que les explico en clase: levantar la trompeta, coger una buena postura, respirar bien…
¿Son muchos los que lo dejan?
Especialmente al llegar a edades complicadas, con trece o catorce años; también porque realizan otras actividades deportivas y cada vez tienen más responsabilidades. Es una pena que dejen la música, aunque con el tiempo algunos (los menos) regresan.
¿Qué representa la música para ti?
Después de la familia, está la música. Es lo que me mueve, y he ido a muchos lugares internacionales y de España por la música, que me da la vida. Soy una persona muy sensible y su sonido me hace sentir cosas muy especiales.