Entrevista > Abraham Mas García / Biólogo (Crevillent, 12-agosto-1987)
Vivir rodeado de montaña, de humedales y cerca del mar le ayudó a nutrir su curiosidad por conocer nuestro patrimonio natural. Abraham Mas, licenciado en Biología por la Universidad de Alicante y máster en Biotecnología, trabaja desde hace años en la defensa de los delfines y ballenas del litoral catalán junto a la Asociación Cetácea.
¿Cuál es el panorama de la biología en nuestro país?
Queda mucho por recorrer en el reconocimiento social de la figura del biólogo; el hecho de que sea un perfil profesional que abarca ámbitos de trabajo tan amplios no ayuda a encajar la importancia de su figura en nuestra sociedad. Sin embargo, para mí era impensable hace unos años que la gente de la calle hablara de conceptos de biología molecular como PCR, ARN o antígenos.
El trabajo de los biólogos ha sido y sigue siendo crucial en la lucha contra la covid, tanto en el diagnóstico como en el desarrollo de las vacunas.
«Queda mucho por recorrer en el reconocimiento social del biólogo»
¿Qué faltaría por mejorar?
La gente es cada vez más consciente de la importancia de la biología para dar respuesta a los problemas de nuestra sociedad, pero queda mucho por mejorar en su alfabetización científica, especialmente en biología y medicina. Muchas veces no es fácil comprender cómo y para qué funciona la ciencia… y a los científicos con frecuencia nos cuesta salir de nuestros laboratorios y despachos para acercarnos a la sociedad y explicar qué hacemos y por qué.
Antes de irte a Barcelona pudiste desempeñar un importante proyecto en los humedales del sur de Alicante, ¿cómo recuerdas la experiencia?
Durante los dos últimos años de carrera tuve la oportunidad de colaborar en el departamento de Ecología de la facultad de Ciencias. Esto me permitió conocer y estudiar las aves del Parque Natural del Hondo de la mano del profesor de Ecología Germán López.
Más concretamente participé en un proyecto de anillamiento científico iniciado hace ya más de treinta años, que de manera constante recoge datos sobre la diversidad y abundancia de las aves en los carrizales de este parque natural y expone la importancia de este enclave para su conservación.
Ahora colaboras en la Asociación Cetácea, ¿cómo surgió tu participación?
Cuando llegué a Barcelona en 2012 empecé a conocer y participar en diferentes entidades implicadas en el estudio y defensa del patrimonio natural. Entre ellas, en 2017 entré a formar parte de la Asociación Cetácea, centrada en la investigación y protección de los delfines y ballenas del litoral catalán.
Encontrar un grupo de gente motivada, ilusionada y muy competente que trabajaba en equipo me atrajo desde el primer momento.
«No siempre es fácil comprender cómo y para qué funciona la ciencia»
¿En qué proyectos estáis trabajando?
Nuestro principal proyecto a día de hoy es la fotoidentificación de ballenas y delfines en el litoral catalán. Mediante la fotografía de determinadas partes de los animales, normalmente sus aletas dorsales, identificamos de manera específica e individual a cada uno de estos cetáceos que avistamos en nuestras salidas.
¿Con qué objetivo?
Para elaborar catálogos de identificación de los individuos de nuestra zona de estudio. Cuándo, dónde y qué especies encontramos, la composición de los grupos que avistamos, la presencia de crías, la estacionalidad o la selección de determinados hábitats son algunos de los parámetros que estudiamos. Toda esta información es clave para la conservación de estos animales.
Poco a poco vamos arrojando algo de luz sobre la biología y ecología de los cetáceos que encontramos en nuestro litoral.
«Hemos podido avistar de cerca un rorcual común con su cría»
¿Qué momento recuerdas especialmente junto a ellos?
En la primera salida al mar que realizamos en mayo del año pasado, justo después del confinamiento más estricto, tuvimos la suerte de poder avistar un rorcual común -la segunda ballena más grande del mundo, que puede alcanzar más de veintiún metros- con su hija. La curiosidad de la cría hizo que se acercara tanto al barco que casi podíamos tocarla.
El silencio de mis compañeros por la admiración y respeto a estos animales durante el avistamiento es uno de los recuerdos que guardo con más cariño.
Experiencias internacionales
En 2010 consiguió una beca para investigar las tortugas marinas de la Reserva Pacuare de Costa Rica. Su misión era conocer cuándo y dónde nidificaban estos animales con el objetivo de conservar las especies vulnerables o en peligro de extinción, como la tortuga laúd o la carey.
Un año después, mediante otra beca, investigó en el Instituto Jane Goodall los lugares que seleccionaban las poblaciones de chimpancés para su alimentación y descanso en la Reserva Natural de Dindefelo, para así poder implementar en un futuro planes de turismo sostenible y respetuoso con el patrimonio natural senegalés.