Fernando Candela Martínez / Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Alicante (ICALI)
Si pensamos como era el ejercicio profesional un lustro atrás, cuando no nos había tocado convivir con una pandemia, podemos mirar y contemplar profundos cambios que hemos experimentado. No obstante, esta transformación de las formas en que trabajamos y establecemos nuestras relaciones laborales y con la sociedad, generalizada en todas las profesiones, ha sido mucho más intensa en el campo de la abogacía.
Está en el ADN de la abogacía la constante necesidad de adaptación. Nunca dejamos de aprender y hemos tenido que sumergirnos de lleno en la digitalización de nuestra profesión, con la introducción de herramientas como Lexnet, la firma electrónica, la tecnología blockchain por ejemplo o, más recientemente, la inteligencia artificial aplicada al legaltech.
Inherentes a la evolución que marca el paso del tiempo, la pandemia provocada por la covid-19 ha acelerado ese cambio profesional hace poco tiempo inimaginable. Hemos tenido que asumir cambios normativos a diario y abanderar, como manda nuestra propia naturaleza, la defensa de nuestros conciudadanos y así poder garantizar su trabajo, su libertad y hasta su acceso a la salud.
En este momento se vuelve obligatorio recordar la inquebrantable vocación de los abogados y abogadas del Ilustre Colegio de la Abogacía de Alicante que conforman el Turno de Oficio, más de 1.100 profesionales de la abogacía que aun poniendo en riesgo su salud no dejaron de prestar asistencia en los momentos más duros de la pandemia. Nuestro reconocimiento siempre está presente.
El camino por andar
Si bien hemos logrado, como Colegio, alcanzar importantes objetivos que demuestran la fuerza que representa nuestro colectivo, ya estamos plantándole cara y trabajando para alcanzar las metas que como actores de la Administración de Justicia nos merecemos. La conciliación del ejercicio profesional y la vida personal continúa siendo una asignatura pendiente. Desde nuestro Colegio, y junto al Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), estamos planteando alternativas al anteproyecto de Eficiencia Organizativa y Procesal en el ámbito de la Justicia; hemos exigido que sea compatible la vida profesional y la profesional, que se pueda suspender el curso del proceso en caso de enfermedad, maternidad etc. al igual que se hace con los demás operadores jurídicos cuando enferman, al operar ipso facto la suspensión. ¿Por qué en nuestro caso no se ha de tener igual trato?
La desconexión digital representa otra de las reivindicaciones esenciales para nuestra profesión. Supone un derecho que si bien está reconocido no se garantiza como sí se hace con otros. No podemos consentir que no hay en los 365 días del año ningún momento en el que no estemos pendientes de los plazos o notificaciones.
Los retos de una profesión dinámica y viva surgen cada día, de ahí que sea tan importante que la abogacía institucional asuma el compromiso de estar atenta y trabajar para solucionarlos. En el caso del ICALI por trabajo que no quede.
«En estos últimos cinco años el Colegio ha dado un salto cualitativo tanto en sus instalaciones como en los servicios que ofrece»
Nuevas normas
Este último lustro también ha traído importantes cambios normativos internos para la abogacía. La aprobación del Código Deontológico en mayo de 2019 y, hace tan solo dos meses, la publicación del nuevo Estatuto General de la Abogacía marcan nuevas reglas del juego para nuestro ejercicio profesional. Ambos textos ahondan en el refuerzo a uno de los pilares de la abogacía como es el secreto profesional y sientan las bases para la futura autorregulación de la publicidad de nuestros servicios. A corto plazo, y de acuerdo con las asociaciones de consumidores y usuarios, desde el CGAE se impulsará el Código de Conducta de la Publicidad para la Abogacía, una herramienta que generará un sello de calidad para quienes desean adherirse y garantizará la práctica de una publicidad responsable.
Un colegio abierto a la sociedad
La evolución del ICALI, por otra parte, ha ido a la par al de la propia profesión. En estos últimos cinco años el Colegio ha dado un salto cualitativo tanto en sus instalaciones como en los servicios que ofrece. Una prioridad de la Junta de Gobierno que presido ha sido dotar a este colectivo, decisivo en la sociedad civil, de una infraestructura acorde a su papel. Así, se ha renovado completamente la sede institucional de la calle Gravina y se ha ampliado y transformado las sedes de las delegaciones de Novelda, Benidorm, Elda o Dénia.
La pandemia también ha supuesto un reto de creatividad y ha mejorado los servicios de la institución. El Colegio nunca dejó de prestar atención a sus colegiados aún durante el periodo más duro del confinamiento. La formación, siempre clave para el Colegio de la Abogacía de Alicante, se incrementó en aquellos días y aceleró un camino que estábamos empezando a transitar: la digitalización de toda la actividad académica que imparte el Colegio. Hoy tenemos la posibilidad de compatibilizar nuestro trabajo con la asistencia a todas las jornadas, cursos y talleres que imparte el ICALI a través del videostreaming.