Entre mitos y leyendas, realidad: a los Reyes Magos, por si les faltaba tarea, les toca recorrerse con especial cuidado la estela del río Vinalopó. En Novelda, por ejemplo, llegarán en tren al pedáneo barrio de la Estación. En Cañada, oficialmente desde el siglo XIX se viene representando un auto sacramental basado en un texto del malagueño fray Gaspar Fernández de Ávila (1735-1809), ‘La Santa Infancia del Niño Jesús’, fechado en 1748, a su vez inspirado en otros medievales. Y en Villena, acontece otro puntualmente todos los meses de enero.
Como informa desde los reinos virtuales la propia asociación villenense Agrupación de Fiestas de Navidad y Reyes Las Virtudes, en “1925 un grupo de jóvenes vecinos y amigos de la pedanía de Las Virtudes, en Villena, decidieron organizar unas fiestas en las fechas de Navidad y Reyes”. Con ello, la ‘Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima’ Villena (que tal es su tratamiento oficial), ciudad desde 1525 gracias a Carlos V, quien agradecía así la ayuda villenense a sus abuelos, los Reyes Católicos, anotaba un elemento más de apariencia medieval.
La representación sacra villenense se gesta en 1925
Entre mimbres medievales
Medieval es precisamente el origen de la celebración de los Reyes Magos. El mito se irá fraguando entre los siglos II y XVIII. Procede de doce de los veintitrés versículos del segundo capítulo del Evangelio de Mateo Leví, ‘el publicano’, quien habla de la adoración de unos ‘magos’ que, en los Evangelios Apócrifos, se concretarán en el ‘Evangelio árabe de la infancia’, donde se cita a tres reyes persas que, a indicación de sus sacerdotes, llevaron al Niño Jesús “oro, incienso y mirra”.
Más adelante, el ‘Evangelio armenio de la infancia’ les pone nombre a los personajes: “El primero era Melkon, rey de los persas; el segundo, Gaspar, rey de los indios; y el tercero, Baltasar, rey de los árabes”. Vamos, Melchor, Gaspar y Baltasar, cuyas figuras tomarán ya insustituible imagen icónica gracias a los hoy populares belenes, dioramas que representan el nacimiento de Jesús, incluyendo los episodios de la Anunciación y la Adoración o Epifanía.
El belenismo forjó la iconografía de los Reyes Magos
Orígenes belenistas
Los belenes o nacimientos siembran pronto: la Iglesia necesita de imágenes con las que evangelizar a una feligresía entonces fundamentalmente analfabeta. En la Nochebuena de 1223, San Francisco de Asís (1181 o 1182-1226) recrea el Nacimiento en un santuario excavado en la roca. Se trata de un belén viviente en Greccio, un pueblo del Lazio italiano, y prácticamente ya presenta la iconografía que pervivirá. No habrá que esperar mucho, a 1258, para que se dé el primero con figuras talladas, en el monasterio alemán de Füssen, en Baviera.
Carlos III lo trae a España, cuando encarga en 1760 el ‘Belén del Príncipe’ al imaginero valenciano José Esteve y Bonet (1741-1802), quien se ayudará de dos colegas: el alicantino José Ginés Marín (1768-1823) y el murciano, también imaginero, Francisco Salzillo (1707-1783). No obstante, la ecuación aún no la tenemos ni mucho menos completa: falta la forma en que representemos Anunciación y Adoración, más episodios bíblicos aledaños. Ahora lo que toca es saber de qué va eso de un auto sacramental.
En el siglo XX se reactivaron estos espectáculos populares
Teatros religiosos y filmados
Esta vez ya nos escapamos de la Edad Media en sí, si tenemos en cuenta que para los historiadores el Medievo va en realidad de los siglos V al XV. Justo el XVI es la centuria que marca el nacimiento de los autos sacramentales, obras de teatro religiosas, alegóricas, que obviamente apoyan la referida labor evangelizadora. Se trata de escoger aquellos pasajes bíblicos que sirvan para afianzar estas catequesis. Eso sí, por Real Cédula del 11 de junio de 1765 serán prohibidas tras cuestionarse su verdadera validez y religiosidad.
Pero no se resisten a fenecer: vuelven en el siglo XIX y sobre todo a comienzos del XX, con un peculiar aliado: el cine. Como ejemplo, ‘Vida, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo’ (1907), dirigida por el francés Lucien Nonguet (1869-1955), con efectos especiales del español Segundo de Chomón (1871-1929). 43 cuadros independientes (cada uno con planteamiento, nudo y desenlace propios): como en las vidrieras o los belenes, son historias que todo el mundo conoce, sin necesidad de más especificidades.
A por los cien años
El pasado siglo, por ello, iba a convertirse en el de la recuperación popular de todas estas representaciones sacras, ayudadas además por coyunturas políticas o historiográficas, de rescate del pasado, que iban a recuperar o asentar tradiciones. O a crear nuevas. No obstante, al Auto Sacramental de Adoración de los Reyes Magos en Las Virtudes ya no le queda tanto para poder enarbolar con orgullo el siglo de existencia.
Después de todo, como señalan en la Agrupación de Fiestas de Navidad y Reyes Las Virtudes: “Hoy seguimos con esa ilusión heredada, manteniendo una tradición como homenaje a todas las personas que vivieron y viven esta fiesta, haciendo que nuestra ‘familia’ se haga grande, compartiendo nuestros villancicos peculiares, nuestra representación y su puesta en escena, nuestros proyectos, nuestra forma de ser, nuestro corazón”.