Entrevista > Alex Fratini / Presidente de Abreca Benidorm
El local de Alex Fratini se ubica en primera línea de la playa de Levante. Es un templado día de invierno y a esta hora, cualquier otro año, su terraza estaría a rebosar de personas tratando de aprovechar los reconfortantes rayos del sol mediterráneo que, a diferencia de los meses de verano, no quema ni impide disfrutar de un refresco o un helado.
Sin embargo, la imagen es muy distinta a la de los años previos a la pandemia. El local no está vacío, ni mucho menos, pero las mesas ocupadas se pueden contar con los dedos de las dos manos. El suyo es sólo un ejemplo, otro más, de la grave crisis que atraviesa el sector de la restauración benidormense desde que un invisible sembrara el caos en el mundo.
Presidente de la asociación que reúne a los hosteleros de la capital turística, Fratini es un hombre positivo. Ahora, pese a todo, comienza a ver -o, al menos, se empeña en hacerlo- la luz al final del túnel y alerta de que los próximos meses serán cruciales para la supervivencia del sector.
El sector de la hostelería ha sido, desde el principio de esta pandemia, uno de los más afectados. Fue el primero en ser cerrado y el último en ser reabierto y ahora, en plena sexta ola, uno de los que ha tenido que implementar la petición del pasaporte covid. En relación a esta última cuestión, ¿ha provocado que la gente consuma menos?
Creo que se ha implementado mal porque, como dices, se ha hecho sólo en algunos sectores y, además, sólo en una parte de esos sectores. En nuestro caso, en locales grandes con aforo de más de cincuenta personas. Eso ha provocado que no hiciera falta en todos los sitios y, por lo tanto, el cliente no se acostumbra.
Además, genera una falsa seguridad en aquellos lugares donde sí es obligatoria su presentación. Muchos piensan que en esos locales no hay covid, pero no es así. Vemos bien que se pueda pedir en más sectores y en todos los locales, porque eso acostumbraría al cliente a llevarlo siempre encima.
«Hemos tenido un cincuenta por ciento menos de facturación pero no hay que olvidar que muchos locales están cerrados»
Esto generó, según se apuntó desde algunos negocios, algunos problemas con los clientes. ¿Fue así?
Sobre todo, al principio, venía gente de otras comunidades autónomas y no sabían que tenían que presentar el documento. No lo tenían descargado y eso generó muchas colas a las puertas de los locales. Y sí, hubo altercados con clientes que no entendían porqué nosotros teníamos que hacer una función de policías y pedirles el DNI.
Por dejar las cosas claras, deduzco de sus palabras que el sector no está en contra del pasaporte covid, sino de cómo se ha implementado.
Nosotros estamos a favor de todas las medidas que permitan afrontar esta pandemia y que nos permitan trabajar, que es lo que necesitamos. Lo que ocurre es que nosotros no somos técnicos. Sólo somos hosteleros y es lo que queremos seguir siendo.
Los técnicos son los que tienen que hacer los informes y los políticos los que deben tomar decisiones para que nosotros las podamos seguir, como hemos hecho siempre. Lo que ocurre es que hay cosas que no hemos entendido como, repito, la implementación del pasaporte covid sólo para locales con aforo de menos de cincuenta personas. Le hemos dado mil vueltas y no lo entendemos.
En cualquier caso, no resulta fácil unir todos esos intereses.
Mira, nosotros somos la fábrica de la felicidad y la gente, cuando viene aquí, no puede sentirse acosada. Vemos bien el pasaporte covid, pero hemos tenido algunos problemas con clientes que nos han preguntado si nosotros mismos lo tenemos. ¡Es que no estamos obligados a pedírselo a nuestros trabajadores!
Toda esta situación nos da mucha pena porque nunca hemos tenido tantos problemas con los clientes. Además, en este periodo tan malo, cuando tanta falta nos hace los clientes, no hemos hecho más que sumar otra problemática.
«En la pandemia hemos sufrido grandes pérdidas. En Benidorm, un ochenta y cinco por ciento de ganancias en un año»
Toda esta situación explotó durante las pasadas navidades. En comparación con un año previo a la pandemia, ¿en qué porcentaje han podido trabajar?
Hemos tenido un cincuenta por ciento menos de facturación, pero, como sucede en el caso de los hoteles, tenemos que tener en cuenta que muchos locales están cerrados. Normalmente, es una época en la que vienen muchos británicos que no llegaron a venir. Sólo tuvimos a los residentes.
En los últimos meses se ha oído mucho el discurso de que ustedes han trabajado muy bien, y así lo reconocieron, durante los meses de verano, pero ¿ha sido suficiente para paliar las pérdidas del resto de este periodo?
En todo el periodo de pandemia hemos sufrido pérdidas grandísimas. En Benidorm se ha perdido un ochenta y cinco por ciento de ganancias en un año entero contando, incluso, con ese buen verano al que hacías referencia. En otros destinos han podido tener reducciones, a lo sumo, del treinta por ciento porque no viven tanto del turismo.
Además, Benidorm es muy particular porque trabaja mucho en invierno, que es la época en la que más restricciones hemos tenido. Eso es algo que notamos mucho porque nuestra facturación mínima es muy alta, pero depende mucho de la llegada del turista internacional, que nos da una base invernal muy estable.
«Benidorm es muy particular porque trabaja mucho en invierno, que es la época en la que más restricciones hemos tenido»
Las distintas olas, especialmente y como decías, las del invierno, han desincentivado los viajes a Benidorm.
Nos ha afectado mucho la mala publicidad de los datos mal contados. Cuando se informa de que Benidorm tiene una incidencia acumulada determinada, se hace calculándola en base a una población de 68.000 habitantes, que son los residentes cuando, si se cuenta el flotante, en esta época del año solemos estar en trescientas mil personas. Por eso siempre hemos defendido que los cálculos se hagan en base a los datos de presión hospitalaria.
En ese sentido, además, se da la circunstancia de que, por obligación para poder viajar, en zonas como Benidorm se realizaban muchas pruebas.
Así es. Aquí se hacían muchos más test que en otros lugares porque los ingleses estaban obligados a hacerse una PCR antes de subirse al avión de regreso a su país. Calculamos que, desde el inicio de la pandemia hasta ahora, las empresas hosteleras han facturado un ochenta y cinco por ciento menos y eso es algo que no puede aguantar nadie.
«Siempre hemos defendido que los cálculos se hagan en base a los datos de presión hospitalaria»
Y, sin embargo, seguís abiertos.
Sólo lo hemos aguantado porque nos hemos endeudado para sobrevivir. Pero esa no es la solución porque, por ejemplo, los ICO los vamos a tener que empezar a pagar en abril, mayo o junio.
¿Cuánto tardaréis, si todo va bien, en recuperaros del golpe?
Calculamos que, como mínimo, tardaremos tres años. Pero para eso, necesitamos que sean años normales.
¿Cuáles son las previsiones a partir de finales del mes de febrero, cuando se supone que comenzarán a llegar los turistas del Imserso?
Es muy difícil hacer previsiones porque seguimos en una realidad que cambia prácticamente cada semana. Lo que sí hemos podido comprobar es que la climatología también influye mucho en los contagios. Cuando empieza a hacer bien tiempo vives más en la calle y eso hace que la tasa de contagios en interiores, que es donde tenemos el gran problema, baje.
Además, la vacunación está avanzando muy rápido y, por lo tanto, siempre pensamos en positivo y esperamos que, a partir de marzo, podamos volver a retomar la normalidad previa a la pandemia y que eso se traduzca también en nuestro trabajo.
«Calculamos que, como mínimo, tardaremos tres años en poder recuperar lo perdido»
Haz el ejercicio contrario: imagina que 2022 repite el patrón de 2021, es decir, un buen verano; pero con nuevas olas en invierno. ¿Cuántos negocios crees que no lo podrían soportar?
Me remito a los datos reales. Ya ha cerrado un treinta por ciento de las empresas hosteleras de Benidorm. Es cierto que se han abierto algunas nuevas, pero pensamos que un segundo año así de malo lo podrían aguantar muy pocos. Por poner una cifra, podría cerrar un cincuenta por ciento más. Las empresas estamos muy endeudadas y, en ese escenario, si no hubiera ayudas directas, sería muy complicado sobrevivir.
Antes te decía que necesitamos, al menos, tres años para pagar todo ese endeudamiento que hemos generado. Si se diera ese escenario que me planteas, nos iríamos al doble de ese tiempo y eso es inviable para cualquiera. Mejor cerrar y hacer otra cosa.
¿Crees que todo esto ha servido, al menos, para que la sociedad benidormense valore en su justa medida todo lo que la hostelería aporta a la ciudad?
En los peores momentos salen las mejores ideas porque te obligan a encontrar las fórmulas para salir adelante como sea. Cuando todo va bien, vas por inercia y no piensas en hacer cosas diferentes. Hemos visto que la unión que se ha generado entre todas las asociaciones empresariales de Benidorm ha hecho que se nos tenga muy en cuenta.
Hemos aprovechado este problema para tener sinergias positivas. Nos hemos digitalizado y hemos hecho cambios en todo el sector para salir más fuertes y mejor preparados. Por lo tanto, sí; vemos que puede ser una oportunidad que tenemos que ser capaces de aprovechar.
¿Se ha traducido eso en un compromiso político por parte de la Administración?
A nivel local, hemos notado un acompañamiento y una cercanía muy grande. Se han hecho actuaciones muy positivas que se han pensado y creado siempre en conjunto con nosotros. Un buen ejemplo reciente ha sido el bono #BenidormTeDaMás, que fue un éxito rotundo. Es algo que no existía en España y seguro que habrá muchos municipios que lo copien.
«Un treinta por ciento de locales ha cerrado y en un segundo año así de malo podría cerrar un cincuenta por ciento más»
No te voy a pedir que te tires piedras contra tu propio tejado, pero sí que seas lo más neutral posible a la hora de contestarme. ¿Crees que el cierre ya confirmado del treinta por ciento de locales de Benidorm puede ser, además de por la pandemia, debido a que existiera una sobreoferta en la ciudad?
Siempre hay burbujas en todos los sectores. Nosotros llevábamos años pidiendo que se regularice la cuestión de las licencias en la restauración. Sí, habíamos detectado que había demasiados locales. La idea la tenemos, pero es complicado ponerla en práctica.
Veríamos interesante que existiera un cupo de licencias, ya que haría que aumentara la calidad del servicio que se ofrece al cliente. Desde que estalló la burbuja del sector inmobiliario se ha generado una suerte de competencia desleal, ya que ha habido mucho intrusismo debido a que mucha gente que provenía de la construcción abrió locales sin estar debidamente preparados o formados.
¿Cómo se puede solucionar esa cuestión?
Primero, con el cupo de licencias. Además, a nivel nacional, y estamos cada vez más cerca de conseguirlo, estamos trabajando por la profesionalización del sector con la implantación de algún tipo de tarjeta profesional de la hostelería. Todo el que quiera abrir un bar deberá tener esa formación previa o, para los ya existentes, un bagaje o una experiencia demostrable.