La muerte del músico se produjo un 13 de febrero de 1883 en Venecia, lugar al que había acudido a retirarse para descansar y cuidar su salud, ya que presentaba varios problemas de corazón. Su última obra había sido una ópera, Parsifal, que a su vez se inspiraba en Parzival, una famosa epopeya compuesta en el medievo por el poeta alemán Wolfram von Echenbach que recreaba viejas leyendas bretonas relacionadas con la búsqueda del Santo Grial. Parsifal se ha interpretado como un cuadro místico cristiano en el que el héroe asume la culpa y la penitencia por todos los excesos cometidos durante sus andanzas.
La vida de Wagner estuvo también marcada por su relación con el compositor y pianista húngaro Franz Liszt, que apoyó desde sus comienzos la carrera del músico. La amistad entre ambos músicos se rompió temporalmente a causa de la relación extramatrimonial de Wagner con Cósima, hija de Liszt, y con quien finalmente se casaría, pero ambos hicieron las paces y llegaron incluso a actuar juntos.
Liszt compuso en diciembre de 1882 una de sus piezas más populares: La lúgubre góndola, inspirada en una premonición. Cuentan que, desde su ventana en un palacio veneciano, y pocos meses antes de la muerte de Wagner, el anciano Liszt observaba el paso de una procesión funeraria de góndolas y, de alguna manera, imaginó el cuerpo de su amigo en una de ellas.
El cadáver de Wagner se transportó en una góndola de doce remeros hasta la estación de tren desde donde el cuerpo partiría hacia Bayreuth (Alemania) para ser enterrado en el jardín de su villa. Tras la muerte de Wagner, Liszt hizo algunos cambios en la partitura original de La lúgubre góndola y publicó una segunda versión en 1885.