Entrevista > Carmen Cussac, Mª Inés Romero y Mati Martínez / Primeras mujeres en la Policía Local de Benidorm
1982 fue declarado por la ONU como el Año Internacional de la Movilización para la Imposición de Sanciones contra Sudáfrica, donde por aquel entonces llevaba casi treinta y cinco años instaurado el sistema de segregación racial del apartheid, al que todavía le quedaban diez años de infame historia por delante.
España se incorpora a la OTAN, Naranjito es la mascota de moda, Italia se lleva el Mundial de fútbol, el Congreso de los Diputados aprueba su reglamento de funcionamiento, reabre la cueva de Altamira, se sigue con atención el inicio del juicio a los responsables del 23-F, la rotura de la presa de Tous provoca la ‘pantanà’, Felipe González arrasa en las elecciones generales y se abre ‘La Verja’ de Gibraltar.
Todo eso ocupaba titulares en un país que trataba de superar sus diferencias tras cuarenta años de dictadura y la convulsa transición mientras la banda terrorista ETA intentaba hacerlo saltar todo por los aires literal y metafóricamente. A la vez, en el ámbito local, se iba conquistando nuevos hitos. Más humildes, quizás, pero igual de importantes.
En Benidorm, en febrero de aquel año 1982, se daba uno de esos pasos que en el gran relato de la Historia apenas goza de una nota al pie de página: la incorporación de las diez primeras mujeres a la Policía Local.
Mujeres pioneras
Cuatro décadas después, tres de aquellas pioneras se sientan a hablar y recordar. Carmen Cussac, Mª Inés Romero y Mati Martínez siguen trabajando en el Ayuntamiento de Benidorm, pero hace tiempo que colgaron el uniforme. Narran con cariño aquellos años de juventud en los que se convirtieron, y así se sienten hoy en día, en pioneras de una lucha, la de la igualdad entre hombres y mujeres, que en pleno 2021 se sigue librando.
Durante la entrevista, las tres vuelven a ser aquellas “niñas”, como ellas mismas se definen, de apenas 20 años que buscaban conseguir un puesto de trabajo sin que, necesariamente, hubiesen sentido una vocación policial con anterioridad.
«Todavía había bastante machismo. Nosotras hicimos la misma oposición que los chicos, pero empezamos como auxiliares»
En aquel 1982, España estaba en pleno proceso de profundo cambio. ¿Cómo era aquella Policía Local a la que ustedes entraron?
Carmen Cussac. Fue muy chocante. Todavía había bastante machismo. Nosotras hicimos la misma oposición que los chicos, pero empezamos como auxiliares. Íbamos vestidas al estilo londinense, con nuestro bombín y todo, siempre por parejas y nos dedicábamos, sobre todo, a dar información.
¿Cuánto duró esa situación?
C.C. Estuvimos así durante dos años. A los policías más mayores les costó aceptar que las mujeres hubiéramos entrado a formar parte de la Policía Local.
¿Cómo sentó la noticia en sus casas? ¿Qué les dijeron cuando llegaron y anunciaron que querían ser policías?
C.C. Era muy distinto. Era una manera de conseguir un puesto de trabajo fijo. Si te digo la verdad, no es que yo quisiese ser policía, pero se presentó la oportunidad y me presenté.
María Inés Romero. Mi caso es distinto. Yo soy hija de Guardia Civil, que en aquella época seguía vetada a la mujer. A mí siempre me gustó y recuerdo que cuando lo dije en casa, mi padre se sintió muy orgulloso. Fue una forma de realizarme porque, entre otras cosas, esto era Benidorm y yo venía de fuera.
Si hubiese podido, ¿hubiese querido entrar a la Guardia Civil?
M.I.R. Por supuesto. Yo vengo de cinco generaciones de guardiaciviles. Viéndolo con la perspectiva del tiempo, ser Policía Local es lo mejor que me podría haber pasado, pero reconozco que hubiese preferido ser Guardia Civil.
Y, de repente, entraron diez mujeres a la policía.
M.I.R. Las mayores teníamos veinticuatro años. Algunas de mis compañeras tenían veintiuno recién cumplidos. Todo era un hándicap porque, como ha comentado Carmen, los hombres nos miraban con recelo, pero tengo que decir que luego nos trataron con mucho mimo y respeto. Como si fuésemos sus hijas.
«A los policías más mayores les costó aceptar que las mujeres hubiéramos entrado a formar parte de la Policía Local»
Ya han dicho que hicieron la misma oposición que los chicos. ¿Fue duro?
M.I.R. Fue una oposición muy dura, pero veníamos muy preparados, tanto los hombres como las mujeres. Una buena prueba de ello es que en aquella época lo normal es que, tras servir varios años como policía, hicieras un examen para obtener la plaza de funcionario. Nosotros, a los tres meses de haber aprobado la oposición, pasamos a una academia y nos presentamos a un examen con el que nos ganamos la plaza de funcionarios.
Mati Martínez: Una academia donde no sólo aprendimos cosas relacionadas con el trabajo de la policía, sino que nos enseñaron inglés, francés, lengua… de todo.
Háblenme de los primeros días como agentes de la Policía Local.
C.C. En el bolsito que nos dieron no llevábamos arma ni defensa. Teníamos planos, una guía turística… Nos dedicábamos a informar a los turistas.
M.M. También querían que estuviéramos en la Jefatura, que por aquel entonces estaba junto a la playa. Querían que siempre hubiera una mujer para que, si se perdía algún niño, lo atendiéramos nosotras. Pensaban que lo íbamos a saber hacer mejor. A veces, también nos tocaba ir a la Comisaría para cachear a las mujeres que habían sido detenidas.
¿Cuál era la ocupación principal de la Policía Local en aquellos años?
M.M. El turismo inglés ya era el mayoritario y todos los días venía el cónsul británico y preguntaba ‘¿cuántos?’ (ríe). Se refería a los detenidos que había cada noche por escándalo.
M.I.R. Como mínimo, se practicaban 30 detenciones cada noche.
«Los hombres nos miraban con recelo, pero tengo que decir que luego nos trataron con mucho mimo y respeto»
¿Cuándo consideran que su incorporación a la Policía Local fue plena en el sentido de tener las mismas funciones que sus compañeros varones?
M.M. A los dos años nos dieron las mismas funciones. Fue algo que se solicitó por parte de las propias compañeras.
En aquella primera promoción, entraron diez mujeres. ¿De cuántos agentes se conformaba la Policía Local entonces?
C.C. Unas sesenta personas. En nuestra promoción entramos veintiuna: once chicos y diez chicas. Fue una promoción, en ese sentido, dirigida ya que se había estipulado con anterioridad que entrarían diez mujeres. Fue una oposición a la que se presentaron casi trescientas personas.
A ustedes les tocó abrir el camino para que, al menos en el ámbito de la Policía Local de Benidorm, se consiguiera la igualdad entre hombres y mujeres. En ese tiempo, seguro que han tenido que pelear muchos de esos derechos. ¿Cuál es el logro que recuerdan con más orgullo?
M.M. Una de las primeras cosas que se consiguió fue que, cuando una mujer se quedaba embarazada, permaneciera en las oficinas y que le hicieran un uniforme que ella considerara cómodo. Y, sobre todo, una de las cosas más importantes de aquellos primeros años fue conseguir que hiciéramos el mismo trabajo.
¿Creen que el ambiente entre los agentes de la Policía Local ha cambiado mucho en estos cuarenta años?
M.I.R. Ya no existe el compañerismo que había antes. Es normal, porque nosotros éramos pocos y ahora son casi trescientos. Eso hace que no se conozcan porque, en muchos casos, no llegan a coincidir. En nuestro caso, llegábamos a hacer verdaderas amistades porque el grupo era mucho más reducido.
C.C. Es un proceso normal que no sólo pasa en la policía. Pasa en todos los sitios. Las plantillas crecen y ya no se puede tener ese mismo ambiente familiar que nosotras vivimos.
«Ya no existe el compañerismo que había antes. En nuestro caso, llegábamos a hacer verdaderas amistades porque el grupo era mucho más reducido»
¿Alguna de aquellas diez primeras agentes, sigue en la Policía Local?
C.C. Nosotras, además de otra compañera, somos las únicas que quedamos en activo de aquella promoción. El resto, ya se ha jubilado.
Ustedes hace tiempo que dejaron la Policía Local para recalar en otras áreas del Ayuntamiento. ¿Por qué lo hicieron?
C.C. Fue una decisión propia. Cuando nos casamos y tuvimos hijos, y esta opción resultaba más cómoda. Aquí, tienes un horario fijo. En la policía puedes estar de mañana, tarde o noche. Resulta mucho más sencillo conciliar.
Además de esa comodidad, ¿influyó de alguna manera ese factor de peligrosidad que tiene el trabajo de policía a la hora de tomar la decisión?
M.M. Yo nunca lo pensé. Sólo tuve en cuenta la cuestión de poder hacer una mejor conciliación de la vida laboral y familiar.
¿Creen que hoy en día, cuarenta años después, la presencia de la mujer en la policía está completamente normalizada?
M.I.R. Yo, lo que sigo echando de menos, es una mayor presencia de mujeres entre los mandos. En los mandos intermedios, ya hay algunas, pero muy pocas. Más arriba, siguen faltando.
¿Creen que esa situación se produce fruto de una menor presencia histórica de mujeres en la plantilla o porque realmente sigue existiendo ese techo de cristal?
M.I.R. Es algo que vamos a ver dentro de muy poco tiempo. Ahora son oposiciones libres y ya da igual si eres hombre o mujer. Antes, efectivamente, era una promoción interna y no había oficiales de policía mujeres.
«Sigo echando de menos una mayor presencia de mujeres entre los mandos»
Ahora que, por fortuna, los movimientos feministas han conseguido una gran visibilización social, ¿se consideran ustedes pioneras en ese camino?
M.M. Por supuesto que sí. No tengo ninguna duda de ello. En aquella época, sólo había mujeres policía en alguna que otra capital. Nosotras fuimos pioneras y, de hecho, salimos varias veces en prensa por ello.
En ese mismo sentido, ¿estaba Benidorm, quizás también por la influencia del turismo, más adelantada a los tiempos que otras muchas ciudades?
M.I.R. Creo que sí. Tenemos una capital provincial, Alicante, muy cerca, y no tenía lo que tenía Benidorm en cuanto al turismo. Eran sitios muy diferentes.
«Ser Policía Local es lo mejor que me podría haber pasado, pero reconozco que hubiese preferido ser Guardia Civil»
A día de hoy, ¿qué creen que falta para que haya una igualdad plena y real?
M.I.R. En el trato y en el día a día, ya no hay ninguna diferencia; pero, como en la mayoría de las empresas, creo que faltan mujeres que estén en los cargos más altos.
¿Le falta a Benidorm su primera alcaldesa?
M.M. (Ríe) Sí, puede ser. O, al menos, su primera jefa de policía. Eso sería un paso adelante muy importante.