Entrevista> Francisco Larrey / Director de Ecoaqua Colchones (València, 3-octubre-1982)
Santa Pola por fin ha resuelto que hacer con los miles y miles de colchones que desde hace casi una década se han ido acumulando en el Ecoparque. “Hoy es un día muy importante porque resolvemos un problema heredado desde hace muchos años” declaró la alcaldesa Loreto Serrano el pasado 17 de agosto.
Todos estos colchones abandonados están siendo ahora trasladados en camiones hasta Ontinyent, donde la empresa Ecoaqua Colchones posee una planta de reciclaje que funciona con una novedosa técnica basada en la utilización del agua. Conversamos con su director Francisco Larrey para que nos explique en qué consiste.
¿Cómo es posible que haya 45.000 colchones amontonados en el Ecoparque de Santa Pola?
Pues mira, es algo más común de lo que podemos pensar. El problema del colchón es mundial, pues es un objeto voluminoso y con un tratamiento complejo. Cuando se tiran normalmente o bien se abren mediante unos cutters para sacar el esqueleto de acero que es lo que más valor tiene en el mercado, o bien se trituran para mezclar todos los materiales lo cual imposibilita darle un segundo uso.
Al final hacia el 85% de los colchones van a los vertederos, y ya sabemos todos los problemas que suelen tener de capacidad. Además las legislaciones europeas cada vez son más restrictivas y están imponiendo que sean reducidos al mínimo. Por eso tenemos que conseguir reciclar y reutilizar lo máximo posible.
«En las localidades turísticas, como Santa Pola, se arrojan más colchones usados al año»
Pero en Santa Pola están censadas unas 30.000 personas… ¿cómo pueden desechar 45.000 colchones en una década?
En las zonas más turísticas se cambian más los colchones, ya sea por ventas de apartamentos o porque el sector hotelero debe renovarlos por ley. También ocurre que pueden ser transportados desde otros territorios a cierto ecoparque por un tema de logística.
Ahora mismo estamos contabilizando 350.000 colchones desechados al año en la Comunidad Valenciana. De ahí que esto se haya convertido en un gran problema general.
Acumular colchones sin fin… ¿tiene riesgos medioambientales?
Sí, el riesgo es enorme. Cualquier chispa, cigarrillo o el propio sol puede provocar un incendio porque esas montañas se convierten en una gran fuente de calor. Si hay fuego, se quema todo. De ahí que la Generalitat lo haya identificado como un caso de emergencia, porque cuanto más tiempo estén expuestos al aire libre supone un mayor riesgo para la población.
«Es la primera vez en la historia que se consigue reciclar el 100% de los materiales del colchón»
¿Cómo se gestionó este contrato de urgencia para retirar los colchones de Santa Pola?
La iniciativa original fue del Ayuntamiento, que identificó este problema y llevaba ya tiempo intentando solucionarlo. Al comunicárselo a la Diputación, el diputado Miguel Ángel Sánchez Navarro, que gestiona el área de Medio Ambiente, realizó una consulta a la Generalitat Valenciana.
Joan Piquer, quien es director general autonómico de Calidad y Educación Ambiental, conocía nuestra tecnología y consideró que podíamos dar una solución. Así pues firmamos un contrato de emergencia con la Generalitat. Ha sido todo un triángulo en el que han participado las tres instituciones.
¿En qué consiste vuestra tecnología de reciclado?
Es un túnel de lavado con unas fuerzas, presiones, ángulos y velocidades adaptados al producto que hacen que esta materia se separe. Utilizamos solo agua de grifo en el proceso y la reutilizamos con un sistema de filtros. Es el poder del agua, que nos sirve para limpiar el mundo.
Este sistema tiene además una particularidad muy buena. A diferencia de la mayoría de los sistemas industriales actuales que generan mucho calor, nuestra técnica es totalmente ignífuga pues lo que estamos utilizando es agua. Es decir que no hay ningún riesgo de incendio.
¿Así se reciclan el 100% de los materiales del colchón?
Exacto. No se desaprovecha ningún material, y esto es la primera vez en la historia que se consigue. El agua no solamente separa sino que también desinfecta el objeto, pues al salir a presión coge mucha temperatura. Por eso el textil sale limpio y puede servir para generar nuevos productos textiles, la espuma lo mismo y todo lo demás.
Todo esto lo hemos ido analizando con el Instituto Valenciano del Plástico (AIMPLAS), cuyos expertos han atestiguado que todas las materias que sacamos tienen esta pureza. Por eso es algo único, novedoso y revolucionario. Se abre una ventana de oportunidad para que las empresas de colchones puedan comprar todo su material reciclado. Esto es clave para que exista esa economía circular que es tan importante en la sostenibilidad del planeta. Y también para que no se colapsen los vertederos.
«Tardaremos ocho meses en llevarnos todos los colchones acumulados en Santa Pola»
Aparte de para fabricar nuevos colchones, ¿se pueden reutilizar estos materiales para otros usos?
Sí. Por ejemplo a nivel construcción para aislantes en paredes con pladur, o en automoción se utilizan estos materiales de espumas para los parachoques. Actualmente hay muchos usos, y en el futuro estoy convencido de que habrá más. Porque cuando las empresas vean la materia prima que generamos, seguro la irán metiendo en su proceso productivo.
Entonces dices que esta técnica vuestra, que estáis realizando con los colchones de Santa Pola a base de agua… ¿no la está realizando nadie más en el mundo?
A día de hoy nadie. Por eso es bonito, se trata de un proyecto que nace en la Comunidad Valenciana pero que tiene miras a nivel nacional, europeo y mundial. Porque este problema es latente ya no solo aquí, sino en todos los países. Y hasta ahora se están dando soluciones peores. Parece magia esto de separar las materias solo con agua, pero es así.
Para nosotros es un orgullo que esta técnica haya nacido aquí. Somos todos valencianos, y en concreto el inventor de la tecnología, Enrique Palma, viene del mundo textil de Ontinyent.
En agosto comenzasteis ya a transportar los colchones desde Santa Pola hasta vuestra planta en Ontinyent. ¿Cuánto calculáis que vais a tardar en llevaros todos?
Cuando entramos en el ecoparque y vimos las montañas de colchones… nos dimos cuenta de que teníamos bastantes meses de trabajo por delante.
Según nuestros cálculos serán unos ocho meses. Estamos realizando unos dos o tres transportes diarios. Utilizamos una grúa pulpo en Santa Pola que eleva los colchones para meterlos en el tráiler. Una vez que llegan a Ontinyent los clasificamos por tipos: De látex, de muelles, etc. Y luego ya pasamos al procesamiento en la máquina de agua.
«En el futuro queremos aplicar esta técnica con todo tipo de muebles para que no acaben en el vertedero»
Ocho meses… pues terminaréis hacia abril. ¿A partir de entonces, qué pasará con los siguientes colchones que se tiren en Santa Pola?
Por ahora el contrato de emergencia firmado es para limpiar estos 45.000 colchones. Yo entiendo que a posteriori debería de haber otro contrato para tratar los 5.000 que, por ejemplo, pueda generar cada año el municipio. Precisamente para que no se vuelvan a acumular y crearse estas montañas.
Después de tantos años… habrá colchones que tendrán de todo, ¿no?
Sí. Por eso los tenemos que desinfectar cuando llegan a la planta. El otro día salieron abejas de uno. Te puedes encontrar cualquier cosa (risas). Otra razón por la que no se deben dejar depositados durante mucho tiempo.
¿Esta labor la estáis realizando también en otros sitios de la provincia o de la Comunitat Valenciana?
Estamos empezando ahora, pues nuestra planta de Ontinyent se inauguró en agosto. Actualmente nos encontramos en conversaciones con los distintos consorcios que recogen residuos en la Comunidad Valenciana e incluso con empresas privadas dedicadas la gestión de basuras que han contactado con nosotros.
Además, el diputado provincial Sánchez Navarro, que participó en la operación de Santa Pola, también está interesado en que podamos actuar en otros ecoparques de la provincia donde exista este problema.
¿Se podría utilizar vuestra técnica con sofás y otros muebles?
Sí. Toda esta tecnología viene de un proyecto de economía circular a nivel de la Unión Europea, y cuando lo probamos nos enviaron materiales de todo tipo para ver si éramos capaces de separarlos, como placas solares, cables de telefonía, alfombras, palas eólicas, trozos de barco, etc.
De momento hemos empezado con colchones porque ahora mismo es lo que está generando un problema de dimensiones sociales más grande, pero de cara al futuro ya estamos conversando con las administraciones para el tema del mobiliario porque efectivamente es otro problemón. Habrá que darles también una solución para que no acaben en el vertedero.