Entrevista> Adán Aliaga / Cineasta (San Vicente del Raspeig, 3-octubre-1969)
Iba para futbolista y al final acabó dedicado al cine. Adán Aliaga Pastor ha sido director y guionista de varias producciones, una de ellas su cortometraje ‘The Fourth Kingdom’ que fue nominado a los Premios Goya 2018. Actualmente regenta su propia productora Jaibo Films en Alicante.
Su San Vicente natal ha estado bien presente en algunos de los trabajos que ha desarrollado a lo largo de su carrera, desde que rodara aquí su primera película documental ‘La casa de mi abuela’. Ahora busca involucrarse en proyectos cinematográficos que se muevan entre lo independiente y el gusto popular, trabajando especialmente con otros cineastas de nuestra zona.
Empecemos por tu juventud. ¿Cómo te dio por esto de ser cineasta?
Nací en un pueblo donde tampoco es que haya una gran tradición de cine, y durante mi infancia me dediqué básicamente a estudiar y a jugar al fútbol. La verdad es que todavía sigo pensando por qué me vino exactamente la picadura de esta afición.
El tema es que empecé haciendo fotografías y luego me apunté a un taller de vídeo en la Universidad de Alicante (UA), donde poco a poco evolucioné realizando algún corto.
«En octubre presentamos el documental ‘La vida más larga’ en el cine La Esperanza»
¿Te costó decidirte entre el fútbol y el cine?
Bueno, yo en esa época todavía no tenía ni idea de que me quería dedicar al cine. Empecé jugando en el Campo del Rigas y luego en el Español. Después me marché al servicio militar y al regresar me dio por presentarme a un concurso de fotografía el cual gané. A partir de ahí descubrí una ventana para realizar cosas más artísticas.
Sí que intenté continuar con el fútbol durante alguna temporada, pero me di cuenta de que eran dos mundos bastante incompatibles. Lo de dedicarme al sector audiovisual fue una selección natural. De todas formas no sé si era lo suficiente bueno para triunfar.
Es cierto que alguna vez incluso llegamos a jugar en algún entrenamiento contra los futbolistas del Hércules, que entonces estaban en Primera División, y les ganamos. De hecho algunos de mis compañeros acabaron llegaron a equipos de Primera. Habría sido otra ruta de vida.
¿Recuerdas cómo fue tu primera vez detrás de una cámara grabando una pieza?
Fue un corto llamado P-23 que hice en el taller de la UA. Luego mudé a Barcelona, donde realicé otros trabajos que se exhibieron en algunos cines y que por tanto ya tuvieron algo de retorno económico. En aquella época había un programa de exhibición de cortometrajes en las salas de cine, y te pagaban dinero por ello. Yo iba cada viernes a la sala para recoger el cheque.
¿Cómo surgió el documental ‘La casa de la abuela’ rodado en San Vicente?
Fue mi primera película, que hice con unos socios catalanes y gallegos al tipo del nuevo documental que se llevaba en esa época, con una importante puesta en escena. Trata sobre mi propia abuela y su nieta de seis años, es decir, sobre el cambio de una forma de vida que estaba a punto de extinguirse hacia un nuevo paradigma. Todo ello con una serie de elementos descriptivos de la historia de San Vicente.
«Cuesta mucho conseguir que se distribuyan documentales en salas de cine»
¿Cuándo fundas tu productora Jaibo Films?
Fue precisamente a raíz del éxito de ‘La casa de la abuela’ cuando me junté con mi socio Miguel Molina. Durante estos quince años nos hemos dedicado a realizar cine de autor, cortos, animación y a descubrir nuevos talentos.
Estuviste también en Nueva York una temporada. ¿De dónde te viene tu relación en esta ciudad?
Realmente pedí un visado de tres años para rodar una película en Nueva York, aunque al final rodé dos. El primero fue el corto ‘The Fourth Kingdom’ y luego la peli de ficción ‘Fishbone’ rodada tanto en la isla de Manhattan como en Tabarca. Si lo piensas ambas islas tienen más en común de lo que parecen… las dos son planas.
A partir de ahí me vine, aunque mantuvimos durante un tiempo una sede de la productora en Nueva York donde hacíamos trabajos extra. Desde la pandemia ya cerramos esa sede para centrarnos en Alicante. Ahora también estamos metidos en coproducciones con otros lugares como Cataluña, País Vasco, Portugal o Francia.
«Realicé mi primer corto en un taller de la UA»
¿Qué trabajos habéis realizado últimamente?
Hace poco coproducimos la película ‘Espíritu sagrado’ del director ilicitano Chema García Ibarra y en breve estrenaremos la película del sanvicentero David Valero. Estamos apostando por producciones independientes con presupuestos reducidos, aunque tampoco renunciamos a hacer algo más grande quizás en un futuro.
Digamos que nuestra línea editorial es buscar ese difícil equilibrio entre el cine de autor y un cine más accesible. No se trata de hacer un cine radical que quizás solo funcione en festivales.
Después de la pandemia, ¿es fácil hoy en día sacar producciones en España?
Al final todo sigue como siempre. De hecho yo creo que en la Comunitat Valenciana estamos viviendo un momento bastante positivo dado que existe mucho apoyo financiero desde la Generalitat, y esto se ha juntado con un nuevo grupo de directores muy talentosos que están realizando cosas muy interesantes.
Diría que es el mejor momento de la historia del cine valenciano. Y a nivel nacional un poco lo mismo, hay un montón de producciones. Nuestro caballo de batalla sigue siendo la distribución.
«Mi película ‘Fishbone’ está rodada tanto en Nueva York como en Tabarca»
Además vosotros que apostáis mucho por el documental, supongo que el tema de la distribución lo tendréis más complicado porque no es habitual verlos en los cines españoles.
Es cierto que el cine documental sigue sin tener ese crédito e interés. Así que es difícil levantar una película de un millón de euros porque todo está muy limitado a las plataformas y la televisión. Las pocas proyecciones puntuales que se hacen suelen ser en festivales.
Afortunadamente ahora las plataformas están siendo cada vez más sensibles a los documentales, y además las televisiones públicas, como RTVE o las autonómicas, suelen tener sus programas documentales. Eso está bien, pero nosotros hacemos películas que nos gustaría que se exhibieran en el cine.
Cuando hicimos ‘La casa de la abuela’ recuerdo que lo estrenamos en 25 salas de toda España, y ahora estamos estrenando en dos o tres. Ha habido un retroceso en ese sentido, pero estamos intentando cambiar esta tendencia.
Curiosamente en septiembre uno de los contenidos más vistos de Netflix fue un documental, ‘El caso Figo’. Parece que sí hay demanda del público, ¿no?
Está claro que mucho depende de la forma de venderlo. Por supuesto los documentales sobre grandes deportistas o cantantes dan mucha audiencia. Y es que los espectadores ya no ven el documental solo como algo sobre animalitos, sino algo más experimental donde se muestran cosas más cercanas, lugares que reconocen e incluso a veces se mezcla con ficción.
Las plataformas tipo Netflix, Amazon o HBO están más sensibles por estos contenidos. Otra cosa es que los documentales se estabilicen hasta el punto de que sean tratados de la misma forma que las ficciones.
Ahora mismo, desde luego, estamos a años luz de eso. Si no te nominan al Goya o al Oscar pues apenas tienes repercusión y te toca picar piedra para luchar contra un muro inmenso de falta de conexión con el público. Y efectivamente no es porque no haya una audiencia detrás, sino más bien porque debemos hacer un gran esfuerzo con las distribuidoras.
«Traté de compaginar el fútbol con el cine pero me di cuenta de que eran dos mundos incompatibles»
¿Tenéis algún proyecto ahora entre manos que nos puedas contar?
Ahora estamos presentando un corto rodado en San Vicente llamado ‘La Gàbia’. Los protagonistas son mis propios padres. Es un matrimonio mayor que en un domingo normal de paella en la casa de campo se ponen hablar de varias cosas como su relación, sus enfermedades, sus penurias, etc. Todo ello con mi padre intentando que unos canarios aprendan a cantar (risas). Está funcionando muy bien en varios festivales, y ganó en el programa de ‘Versión española’.
Además estamos produciendo el nuevo documental de David Valero llamado ‘La vida más larga’, que se presentará el 14 de octubre en el Cine La Esperanza, sobre una mujer que hace un contrato con Dios para llegar a los cien años. Siempre andamos en mil batallas.