Rafael Álvarez ‘el Brujo’ / Actor
Nadie sabe quién fue el autor que escribió ‘El Lazarillo de Tormes’, la célebre novela del siglo VI, ya que su anónimo autor fue consciente de que de haber firmado con su auténtico nombre habría sido perseguido por la Santa Inquisición. Lo que sí sabemos con certeza es la identidad de quien lleva desde hace más de tres décadas dándole vida a este clásico de la literatura española sobre los escenarios de todo España.
Rafael Álvarez ‘el Brujo’ (Lucena, Córdoba, 20-septiembre-1950) llega al Teatro Olympia de València los próximos 21 y 28 de noviembre interpretando esta adaptación teatral de ‘El Lazarillo de Tormes’, escrita en su día por Fernando Fernán Gómez.
El veterano actor andaluz es y ha sido siempre un hombre de teatro, aunque en el pasado también trabajó en varias películas y series patrias. A pesar de su muy extensa trayectoria, nos reconoce que este monólogo, poniéndose en la piel de Lázaro, constituye el gran papel de su carrera.
Hablemos de tus inicios. ¿Cómo te dio por ser actor?
Comencé con el teatro cuando iba a la universidad. Yo estaba estudiando Derecho y vivía en el Colegio Mayor San Juan Evangelista (adscrito a la Universidad Complutense de Madrid), donde había un corral de comedias en el que todas las semanas se programaban obras teatrales. Aquí acudían compañías de todo tipo, y fue donde el arte del teatro me fascinó.
A raíz de esto dejé la carrera y comencé a estudiar interpretación. Digamos que cambié el Derecho por el ‘torcido’, que es el camino propio del comediante con muchas sinuosidades y curvas (risas).
«Iba para estudiante de Derecho, pero preferí coger el camino del torcido comediante»
¿Recuerdas tu primer papel?
Fue el papel de mosca (risas). Me explico, era una obra llamada ‘El juego de los insectos’ escrita por los hermanos Karel y Josef Capek, que era muy conocida por aquella época. Consistía en una metáfora por la que los insectos representaban distintos personajes de los estamentos sociales. Por ejemplo la mosca era un empresario tirano, y el escarabajo era un trabajador muy moderado y minucioso. Todo muy kafkiano.
¿De entre todas las muchas obras que has hecho en tu larga trayectoria hay alguna a la que le guardes especial cariño?
Precisamente ‘El Lazarillo de Tormes’. Es una obra que sobresale de manera radiante entre todas mis obras. El arca del Lazarillo ha sido y es una metáfora o un símbolo muy poderoso de muchas cosas, no solo a nivel general sino también a nivel particular en mi propia vida. Esta versión, realizada por Fernando Fernán Gómez, siempre me ha dado muchísimas satisfacciones.
Yo leí el ‘Lazarillo de Tormes’ hace años y recuerdo que lo que más me sorprendió fue la crítica tan tremenda que se hace sobre la sociedad y la hipocresía de la época. Supongo que por eso es un clásico, dado que es algo que sigue estando de actualidad… ¿no?
Sí. Es una obra maravillosa que yo he podido estudiar muy a fondo. Tiene muchas capas como las cebollas, es decir muchos niveles de lectura. Es una gran crítica social como bien dices, pero también es una novela filosófica sobre el sentido de la vida y la lucha por la supervivencia.
No solamente trata la sociedad humana, sino incluso la propia alma humana y el corazón de las personas. Tiene mucha profundidad, belleza y gracia.
«‘El Lazarillo de Tormes’ tiene crítica social pero también filosofía sobre el alma humana»
De entre todas esas capas de cebolla, ¿hacia dónde apunta principalmente esta versión escrita por Fernando Fernán Gómez?
Es un texto maravilloso que escribió para mí de forma totalmente personalizada. Se plantea un monólogo a través de una carta que envía Lázaro a un señor muy importante dado que ha sido acusado de ser un delincuente, un rufián concretamente, que explota a su mujer. Básicamente se está diciendo que es una especie de proxeneta.
Entonces él escribe esta carta para exculparse y defender que no es un delincuente. Para ello cuenta su vida como forma de demostrar que ha llevado una existencia muy difícil y que ha tenido que hacer muchas cosas para sobrevivir. Es una especie de autobiografía escrita con el pretexto de convencer a esta persona tan poderosa de que él no es un malhechor, sino alguien que actúa por extrema necesidad.
Llevas ya décadas interpretando esta obra por todas partes. ¿Recuerdas cuándo la estrenaste?
La estrenamos en Alcalá de Henares en 1991. Cuando lleguemos al 40º aniversario daré una fiesta o algo para celebrarlo… o incluso tal vez en el 35º. Esto tengo que pensarlo bien (risas).
Lo cierto es que el Lazarillo, como su propio nombre indica, durante la mayor parte de la novela es un niño o un jovenzuelo. ¿Cómo resulta interpretar a un personaje con una edad tan dispar? Porque tú ya has cumplido los setenta…
Ten en cuenta que en esta obra no se interpreta a un Lázaro niño, sino cuando ya es un hombre que está contando todo lo que le ha ocurrido. Efectivamente su infancia es una parte muy importante, pero en este caso ya es un recuerdo. Yo lo relato como cualquier adulto contaría su propia niñez.
«Esta obra está planteada como una carta que Lázaro escribe relatando su vida»
¿Cómo es tu relación con València? ¿Vienes por aquí a menudo?
Francamente es una relación maravillosa, València es una de las capitales donde tengo más seguidores. Además ahora te lo puedo asegurar científicamente, porque el trabajador de mi productora que maneja las redes sociales así me lo ha dicho hace poco.
Siempre tenemos muchísimo público aquí y tengo la sensación de que son espectadores que me conocen y a los que yo también conozco cuáles son sus preferencias. De verdad que siento una vinculación muy fuerte con el público de València.
Me gustaría conocer también tu opinión sobre el momento actual del teatro. Después de lo mal que lo pasó el sector durante la pandemia, ¿qué retos crees que tiene en el futuro próximo?
Durante la pandemia el teatro tiró hacia adelante en una circunstancia terrible, y a pesar de todas las dificultades. Hubo ayuntamientos que realizaron un esfuerzo y asumieron de manera pública los gastos ocasionados por las restricciones pandémicas, pero la mayoría cerraron los teatros y simplemente se quedaron en casa esperando.
Ahora mismo yo creo que el teatro está resurgiendo. Sin ninguna duda, la gente quiere ver teatro.
Paralelamente al ‘Lazarillo de Tormes’ también estás de gira con otras funciones como ‘Los dioses y dios’ o ‘El alma de Valle Inclán’. ¿Qué más proyectos tienes a medio plazo?
Ahora tengo varios monólogos en danza y efectivamente estoy girando con todos ellos. Además estoy preparando el proyecto futuro de un estreno en la Compañía Nacional de Teatro Clásico llamado ‘El viaje del monstruo fiero’.
«No me meto en obras corales. Los espectadores esperan verme solo cuando salgo al escenario»
De un tiempo a esta parte ya no te metes en obras con reparto. ¿Por qué solo realizas monólogos?
Trabajo solo y tengo que seguir este camino porque me va bien así. La gente espera verme solo cuando salgo al escenario. Es la forma por la que desarrollo mis cosas mejor. Soy un tipo de actor que trabaja esta modalidad, la cual también es una forma tradicional del teatro que se remonta hasta el Siglo de Oro.
¿Y no hay alguien con quien te gustaría compartir escenario que aún no lo hayas hecho?
En teoría claro que me gustaría compartir escenario con muchos grandes actores con los que nunca he trabajado y todavía están en activo… pero en la práctica no. Estoy demasiado ocupado en trabajar solo. Tengo muchos proyectos y quiero desarrollarlos en solitario.
Igual que el cine o la televisión, estoy completamente retirado de eso porque no tengo ni tiempo para pensarlo.