L’Alfàs del Pi, como todo destino turístico que se precie, tiene actualmente muchos frentes abiertos. En una industria tan competitiva como cambiante -una cosa es consecuencia y, a la vez, causa directa de la otra-, es obligatorio reinventarse constantemente no sólo para atraer nuevos visitantes, sino también para fidelizar a los ya existentes y evitar el trasvase a mercados competidores.
Todo ello se ha acelerado de forma exponencial tras la traumática experiencia vital que para toda la humanidad ha supuesto la, todavía no superada del todo, pandemia. En cuestión de meses, los grandes actores del turismo tuvieron que cambiar todo lo que habían venido haciendo durante décadas y, sobre todo, borrar de un plumazo su planificación para el futuro más inmediato y, de nuevo, reinventarse desde una hoja en blanco.
Una posición aventajada
Quizás, al contrario de lo que ha sucedido en otros destinos cercanos, l’Alfàs del Pi partía con una ventaja: su larga apuesta por un turismo no masificado, de calidad y con la vista puesta en experiencias en las que el ‘sol y playa’ es más bien un complemento y no el producto principal.
La cultura, el deporte, la naturaleza o la gastronomía han sido siempre los principales reclamos de un municipio que tiene en la playa del Racó de l’Albir no su imán principal, sino un complemento de lujo para todos los demás.
«Ayudará a mantener y mejorar la competitividad en beneficio de los turistas» L.M. Morant
Reconocimientos de calidad
Así, durante los últimos años la apuesta de l’Alfàs ha pasado por dotar a buena parte de sus principales atractivos de distintos sellos de calidad que demuestran, a través de auditorías externas, ese empeño por diferenciarse de sus competidores directos. Prueba de ello son, por ejemplo, las siete banderas y reconocimientos azules que ondean en su playa y centros de interpretación.
Una lista a la que ahora se ha unido la ‘Q de Calidad Turística’ que concede el Instituto de Calidad Turística Española (ICTE) para el Museo al Aire Libre Villa Romana de l’Albir y la Oficina de Información Turística, ambos situados a pocos metros del arenal alfasino.
Mejora de la competitividad
Tal y como explica el edil de Turismo, Luis Miguel Morant, “la ‘Q de Calidad Turística’ es un certificado de calidad específico para el sector turístico, que permite diferenciar a los establecimientos públicos o privados que prestan un servicio de mayor calidad” algo que, en su opinión, “ayudará a mantener y mejorar la competitividad en beneficio de turistas y visitantes”.