Recoger documentos, organizarlos y difundirlos es el ‘leitmotiv’ del archivo municipal de Crevillent. Las instalaciones se asientan en dos edificios de la calle Blasco Ibáñez: uno dedicado a sala de consulta, área de trabajo y zona expositiva; y otro para el depósito de documentos con cinco alturas.
Al frente del archivo se encuentra Bibiana Candela, quien relata con enorme pasión los ‘tesoros’ documentales e históricos que custodia con mimo desde hace décadas. “La mayoría de documentos que conservamos son los que genera el Ayuntamiento, además de los que proceden de donaciones o cesiones de instituciones o particulares que merecen ser protegidos”, indica la archivera.
Los fondos del archivo no solo están compuestos de documentos de texto, sino de todos aquellos materiales que reflejan la actividad del hombre y que son perdurables, como fotografías o programas de fiesta. Concretamente, el fondo fotográfico lo integran 3.888 imágenes donadas por ciudadanos y que abarcan instantáneas entre 1927 y 2017.
Historia
El documento más antiguo de estos fondos es de 1690. Se trata de un contrato de compraventa de agua para regar, “un material de enorme importancia porque la fundación de Crevillent está directamente relacionada con la presencia de una mina de agua”, explica Candela.
La existencia de un registro documental en el municipio se remonta a la época musulmana y se ubicaba en el antiguo castillo, aunque con posterioridad fue cambiando de emplazamiento, al tiempo que la Casa Consistorial.
El depósito municipal está compuesto por miles de documentos distribuidos en más de 15.000 cajas, entre ellas las procedentes de la donación de la familia de Augusto Mas, uno de los empresarios alfombreros más relevantes de la localidad.
Un libro de cuentas de 1700-1710, lo más valioso
Difusión
Un pilar esencial de la actividad del archivo es la difusión de sus fondos. Por ello, cada mes se elige un documento y una fotografía para darlos a conocer entre la ciudadanía. De esta forma pueden ser utilizados en la gestión municipal, sirven de base a la información y a la cultura, y ayudan como soporte a la investigación.
En este sentido, en febrero el archivo celebró el segundo centenario de la fundación de la ‘Fábrica Gran’ dedicándole la fotografía con un retrato del crevillentino José Ramón Candela. En enero, el documento del mes fue el expediente de nombramiento de guarda particular jurado, un escrito de 1923 en el que el Ayuntamiento designaba a Francisco Puig para el cargo, y en febrero el acta de Pleno en la que se aprobaba la proclamación de la I República en 1873.
Además, desde el archivo se han publicado dos libros, se organizan periódicamente conferencias y se desarrollan actividades en los medios de comunicación para atraer al público y que conozca las dependencias, en las que también se realizan visitas guiadas tanto de adultos como de estudiantes.
Los fondos disponen de 3.888 imágenes
Necesidades
Entre las necesidades más imperiosas que presenta el archivo se encuentra la de contar con más personal.
Disponer de una plantilla más amplia permitiría poder emprender nuevas actividades como la organización de una exposición monográfica sobre las fábricas de alfombras a través de documentos históricos que están datados en el siglo XIX. “También sería necesario elaborar un reglamento de funcionamiento del archivo. Indudablemente, con más recursos podrían hacerse más cosas”, explica Candela.
Digitalización
Gran parte de los fondos documentales del archivo están digitalizados, sobre todo las series más importantes como los libros de actas del Pleno.
Esta documentación, fechada entre 1840 y 2010, está publicada en la web del archivo para facilitar su consulta y preservar los originales. Se trata de 112 libros de actas plenarias a través de las que se puede conocer al detalle la historia local. También está digitalizada una serie de escrituras de compraventas, segregaciones y donaciones de bienes locales entre 1966 y 1980.
Las actas de la Junta Municipal de Asociados (1878-1924), formada por los concejales y una asamblea de vocales asociados que aprobaban los presupuestos y establecían los arbitrios, también están digitalizadas, al igual que la documentación generada entre 1924 y 1972 por la comisión permanente (precedente de la actual Junta de Gobierno Local).
Los documentos relativos al reclutamiento de quintas (1838-1913), los fondos de la fábrica de alfombras ‘Hijo de Augusto Mas’ (con documentación desde 1859), o los escritos de la cofradía La Samaritana desde 1865 también forman parte de las series digitalizadas por el archivo.
Las series más relevantes están digitalizadas
La ‘joya de la corona’
El documento más valioso que se conserva en el archivo es un libro de cuentas de 1700-1710 que recoge la contabilidad del Consell de Crevillent que dependía del Duque de Cárdenas, recuperado gracias al crevillentino Joan Miquel Tomás.
En relación a la zona expositiva, la sala acoge exposiciones temporales y dispone de una sección dedicada a crevillentinos ilustres que son Hijos Predilectos o que han sido empresarios, músicos, poetas, cantantes o mecenas relevantes.
“Contamos con todo el apoyo en nuestra línea de trabajo, y sin fisuras, del concejal de Cultura” explica Candela, quien remarca que en este camino de recuperar y conservar la historia local sería esencial publicar un estudio sobre el callejero y otro con las biografías de los crevillentinos ilustres. Ese es el camino a seguir.