Entrevista> Antonio Conesa / Ex cónsul de Suecia (Torrevieja, 21-junio-1929)
Durante 30 años ejerció de cónsul de Suecia en Torrevieja, aún sin ser sueco. Además ha realizado diferentes trabajos, fue uno de los socios fundadores del Club Náutico y es un gran coleccionista de obras de arte. Pocos testigos más directos habrá en nuestra ciudad de toda su historia reciente. No en vano ha vivido la Segunda República, la Guerra Civil, el Franquismo, la Transición y el siglo XXI.
Sin darnos tiempo ni tan siquiera a hacerle la primera pregunta, Antonio Conesa ya se arranca a relatarnos su vida. Está claro que es una persona que tiene mucho más que contar que escuchar. No seremos nosotros quienes le interrumpamos.
¿Cómo recuerdas la Torrevieja de tu infancia?
Yo he trabajado prácticamente desde que nací, ya que siendo niño estalló la Guerra Civil. Como en Torrevieja no había agricultura, solo pescado y sal, pasé muchísimas necesidades. Recuerdo que mi padre fue un día al campo para vender su reloj a unos agricultores a cambio de comida.
Aún me acuerdo de cuando quemaron la iglesia y la ermita. Entonces parecía que solo había ‘fascistas’ o ‘rojos’ en España.
«Me convertí en cónsul de Suecia porque era el único que hablaba inglés en Torrevieja
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Como tenía una bicicleta me dedicaba a ir de mensajero de un sitio a otro. Entonces no había teléfono, así que en las fábricas o despachos me daban los recados. He trabajado en un montón de cosas, sin ir a la escuela ni a la universidad. Soy un hombre que me hice a mí mismo.
Luego trabajé en un taller de fotografía en Torrevieja, que fue el primero que se abrió en la provincia de Alicante. El señor francés que lo llevaba no tenía hijos, necesitaba un ayudante y me cogió a mí porque me gustaba mucho dibujar. Cuando este hombre falleció, yo heredé el negocio. Años después se la pasé a mi sobrino y todavía existe la tienda, llamada Fotos Conesa.
Por cierto, conseguí librarme de la mili por los pelos. Fue gracias a la edad que tenía mi padre por solo una semana, y también por la influencia de una familia poderosa a la que conocíamos.
¿Por qué te convertiste en cónsul de Suecia?
A pesar de que mi padre era profesor de francés, yo quise estudiar inglés porque me di cuenta de que era el idioma del futuro. Por casualidad un día se quedó anclado el yate de una familia sueca millonaria frente al puerto de Torrevieja. Venían desde Torremolinos en dirección a Mallorca, pero se les estropeó el motor navegando cerca de aquí.
Cuando desembarcaron yo era el único en la ciudad con quien podían hablar en inglés. Les ayudé para las gestiones con el mecánico, el alojamiento, la comida, etc. El caso es que les encantaron nuestras playas y nuestra localidad, así que decidieron instaurar aquí una colonia para huir del frío y el viento escandinavos. Se trajeron un arquitecto sueco y levantaron doscientas casas. Como agradecimiento me invitaron tres veces a Suecia, me concedieron la tarjeta de oro de Estocolmo y me nombraron cónsul.
«En mi casa tengo varias obras auténticas de Francisco de Goya»
¿De qué manera empezaste a coleccionar obras de arte?
Yo he sido muy promotor en muchas cosas. Esto fue a raíz de unas ruinas que encontré en San Miguel de Salinas. A partir de esa estructura, con las torres que quedaban construí un castillo. Y para decorarlo llené dos o tres camiones con obras artísticas y vidrieras de diferentes sitios.
Yo tengo algunos cuadros que ya los quisieran en el Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante, tanto de pintores alicantinos como de otros sitios. Por ejemplo tengo varios auténticos de Francisco de Goya. Son más de doscientos.
«Lo que más queda de la Torrevieja de mi infancia son las Salinas»
¿Enseñas tu colección al público?
A mí no me apetece que todo el mundo esté entrando en mi casa para ver mi colección de obras de arte, pero sí que me gustaría que gente entendida le echara un vistazo. Si alguien está interesado puede llamarme y con gusto se lo enseñó gratis. No me importa que publiques mi teléfono personal (609181081). Hace poco invité a una catedrática de arte y se quedó impresionada con todo lo que tengo aquí en Torrevieja.
¿Qué función realiza la Fundación Antonio Conesa?
Precisamente la he creado con la intención de que este patrimonio artístico no se pierda. La regentan unos sobrinos míos. Pienso que el antiguo convento de las monjas, actualmente abandonado, podría ser un lugar ideal para exponer estas obras. Se lo he ofrecido alguna vez al Ayuntamiento, pero de momento no me han hecho mucho caso.
En febrero el Centro Cultural del Casino acogió la exposición ‘La Torrevieja que vivimos’ con dibujos antiguos tuyos de la ciudad. ¿Queda algo de la Torrevieja de tu infancia aún en pie?
Sobre todo las Salinas y algunas de las formas tradicionales de extraer la sal que todavía se mantienen a día de hoy.