Entrevista > Fernando del Molino / Presidente de la CTACV (València, 18-diciembre-1970)
El sector del taxi está permanentemente envuelto en polémicas, de todo tipo, además: tarifas, licencias, suplementos, intrusismo, nocturnidad… Por eso contactamos con Fernando del Molino, entre otros muchos cargos, presidente de la Confederación de Taxistas Autónomos de la Comunitat Valenciana (CTACV), para que nos explique la realidad de un segmento que tiene claroscuros incluso entre ellos mismos.
“Le hemos pedido a la Administración que queremos pasar exámenes psicotécnicos”, nos desvela. En este sentido, reconoce que existen algunos taxistas menos profesionales -afortunadamente los que menos- que no cumplen con los criterios adecuados.
Presidente también de la Federación Sindical del Taxi de València y provincia, defiende obviamente la gran labor que hace el taxi, especialmente por la noche, “cuando únicamente estamos nosotros”, y remarca el daño que hacen los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) y otras plataformas “saltándose continuamente las normas”.
Del Molino fue asimismo uno de los protagonistas durante las duras movilizaciones que los taxistas llevaron a cabo en 2018, al negociar en primera persona con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, “en parte por la cercanía, al ser ambos valencianos”.
«Las tarifas están muy bajas y los taxistas ya no tienen el poder adquisitivo de hace años»
¿Cómo está el sector del taxi en nuestra comunidad?
En un buen momento. Después de la pandemia ha habido un incremento grande en la demanda de usuarios. El turismo, el gran motor de la economía valenciana, ha crecido, multiplicándose los cruceros que llegan a la capital y el número de personas que se mueven por la ciudad.
Nuestra asociación posee cerca de mil taxis en València, mientras en la Comunitat Valencia sobrepasamos los tres mil.
No obstante, siempre hay algún problema.
Las tarifas se han quedado muy bajas en comparación con otras ciudades como Madrid o Barcelona, lo que potencia, por otro lado, que el taxi sea más atractivo, con unos precios muy bajos y un servicio muy profesional.
¿Quieres decir que el precio del taxi está obsoleto?
Sí, en cuanto a tarifas. En comparación a lo que era hace veinte años, el taxista ha perdido un gran poder adquisitivo. Es una evidencia, únicamente hay que ver el IPC de la cesta de la compra, con una fuerte inflación y compararlo con la subida de las tarifas los últimos diez años, teniendo en cuenta los principales gastos del taxi.
En los tres últimos años el combustible ha subido cerca del ochenta por ciento, los vehículos más del treinta por ciento y los seguros un cien por ciento.
«La Administración quiere que haya mucha oferta de taxis para que el usuario no espere»
¿En qué puede mejorar el sector?
Tenemos tres conceptos que nos afectan, principalmente. El primero son las tarifas, ya mencionadas, y el segundo, las regulaciones. Nosotros necesitamos un sistema ágil que nos permita reforzar el servicio cuando sea necesario y regularnos con más días festivos cuando haya menos trabajo (algunos meses de invierno, por ejemplo).
Esa ha sido siempre una de las grandes guerras con la Administración.
¿Qué os dicen?
Quieren que haya muchos taxistas, mucha oferta y que el usuario no tenga que esperar a encontrar uno, sino que lo haga de un modo casi inmediato.
En València conseguimos dos días de descanso semanal para los taxistas, algo que ya hacen en muchos otros puntos de la comunidad.
¿Y el tercer concepto?
El intrusismo de la competencia desleal, no solo plataformas tipo Uber, sino los taxis piratas, habituales de un modo escandaloso en las zonas turísticas.
Existen, de hecho, verdaderas flotas, con familias que pueden tener muchos vehículos que ejercen como taxis.
«Existen verdaderas flotas de taxis ilegales que funcionan sobre todo en las zonas de costa»
¿Nos explicas su funcionamiento?
Mediante el boca a boca, pero tienen ya un mercado establecido, funcionando en algunas áreas más de treinta años.
Por poner un ejemplo, en el colectivo de turistas alemanes puede que haya una persona de su nacionalidad que hable muy bien el castellano, da sus tarjetas y le llaman a él.
¿De qué modo se les puede detener?
Con la implicación de las policías locales y los servicios de inspección de transporte (solo dos para toda la Comunitat Valenciana, según nos dijeron en conselleria). Ahora parece que hay alguno más, pero siguen siendo pocos.
En ocasiones hacen la vista gorda o no tienen medios, porque en muchos municipios la propia policía no está formada para saber qué es un transporte legal o no, al existir tanta mezcla… Además, se les tiene que pillar in fraganti y haber pruebas.
Por otro lado, los propios clientes se sienten más cómodos con una persona que les habla en su idioma.
Si no se producen mejoras, ¿puede haber nuevas movilizaciones?
Siempre estamos tensos. Las tarifas interurbanas llevan congeladas, por ejemplo, desde 2017, y en las manifestaciones que hicimos en 2021 nos prometieron que al siguiente año estarían, pero no fue así. Todavía no hay ni borrador.
A menudo se nos agota la paciencia, con decenas de escritos, informes y reuniones, pero seguimos sin tarifas interurbanas con numerosas subidas en nuestros gastos.
«Los ‘floteros’ alquilan licencias, pagando a jubilados o personas vulnerables quinientos o seiscientos euros»
¿Por qué estáis envueltos en una polémica constante?
Porque nadie nos entiende: llega una nueva conselleria, se sienta con nosotros, pero no nos comprende.
Internamente se ha creado un doble modelo de taxi, el autónomo, que ocupa el noventa por ciento (tiene vehículo propio, que cuida como si fuera su casa, y trata de un modo muy educado al usuario); y el empresarial, que se dedica a comprar licencias, a hacer rentable su negocio.
Son los que os dan la imagen de mafia.
Es una mafia interna que tenemos porque la Administración lo permite. Les llamamos los ‘floteros’ y existen sobre todo en las grandes ciudades. Se dedican a alquilar licencias a las personas que se jubilan o a personas vulnerables (por ejemplo, la viuda de un taxista), pagándoles quinientos o seiscientos euros. No es legal, pero se sigue haciendo y existen asociaciones que viven de eso.
Ese modelo ‘flotero’ ha destrozado nuestra imagen, porque llevan coches en malas condiciones. Son, a veces, inmigrantes o personas en precariedad laboral que aceptan cobrar mucho menos y ofrecen un mal servicio.
¿La situación es tan grave como parece?
Durante los periodos de ‘selva’, en las crisis de los ochenta y noventa -o durante la burbuja inmobiliaria de 2008-, estas personas se apoderaron de muchas licencias, comprándolas a bajo precio a personas arruinadas que necesitaban dinero rápido.
Estas licencias pasan luego a testaferros. Se trata de un escándalo mayúsculo que está en nuestro alrededor, cada día menos por la lucha que llevamos desde la confederación y la nueva Ley del Taxi de la Comunitat Valenciana de 2017, que intentó reconducir estas irregularidades.
«Por la noche se complica, muchos nos ven como cajeros ambulantes con dinero en efectivo»
¿Cuánto cuesta una licencia de taxista?
Depende la zona, pero en València estamos hablando de unos 120.000 euros. Es mucho dinero, pero también una inversión que recuperas al jubilarte o dejar la profesión. Es como nuestro finiquito, porque siempre puedes venderla después.
Hablemos de los taxistas que engañan al cliente, dándole vueltas innecesarias.
Pasa en todos los colectivos y obviamente también en el nuestro, donde unas pocas personas hacen este tipo de cosas, especialmente hace años. Ahora sucede menos, porque el cliente se puede guiar con las aplicaciones de los móviles y darse cuenta de que le están llevando por un sitio que no es el correcto.
Generalmente intentamos siempre ir por el trayecto más rápido, porque la rentabilidad está en el tiempo.
¿Es ético cobrar por meter el equipaje en el maletero?
En la Comunitat Valenciana ya no se cobra, como sí se hace en muchas otras ciudades de Europa.
Pero los suplementos existen, de todo tipo; el más conocido es el de noches especiales, y hay que entender que un taxista no puede cobrar lo mismo un día laborable que un festivo como Navidad o unas fiestas patronales.
Otro problema reside precisamente en la noche, incluso muchos no trabajan ese turno.
La noche siempre ha sido conflictiva y peligrosa, lo he vivido en mis propias carnes. Esa situación se multiplica en momentos de crisis económicas, pues somos como cajeros ambulantes, con dinero efectivo.
El que trabaja de noche sabe que cada cierto tiempo sufre un atraco y, lamentablemente, raro es el año que no hay algún fallecimiento por este tipo de cosas en España.
¿Cómo vivió el sector la pandemia?
Empezó muy mal, parecía que se dejaba fuera al taxi en las ayudas económicas. Teníamos una obligación de prestar servicio, al ser un servicio esencial: nos dedicamos a llevar a enfermos, porque está comprobado que somos mucho más rápidos en llegar que las ambulancias.
«Estamos convencidos de que hay una trama detrás de las masivas autorizaciones de VTC»
¿La situación global también os afecta?
En este momento no. España es un destino seguro y muy turístico, rebasando ahora las cifras prepandémicas.
La Comunitat Valenciana, como señalaba anteriormente, ha dado un salto de calidad enorme. Muchos cruceros que antes iban a Barcelona ahora lo hacen a València, una urbe con mucho turismo, en el que hay buen clima prácticamente todo el año, la gastronomía es excelente y hay mucho que visitar.
También están muy de moda las despedidas de solteros, grupos procedentes de toda Europa y que generan muchos ingresos a nuestro sector.
¿Cuál es tu opinión de plataformas como Uber?
Al igual que Cabify o Bolt, se trata de empresas de transportes, como dicta una sentencia del Tribunal Europeo. No son una compañía de intermediación, como dicen.
En el momento que marcas un precio, tienes incidencia sobre el servicio y llevas mucho tiempo con los mismos conductores (falsos autónomos), eres una empresa de transportes. Es así, por mucho que indiquen que son una empresa colaborativa.
Ahora utilizan las autorizaciones de VTC y nosotros estamos convencidos de que hay una trama detrás que ha conseguido que políticos y técnicos de la Administración cometan errores para que se liberalicen estas autorizaciones a nivel nacional.
Es realmente preocupante lo que dices.
Viene orquestado desde 2009, cuando comenzaron a cometer errores y luego, por sentencia judicial, se concedieron VTC de forma masiva. No es casualidad que aparecieran estas plataformas en el momento que había muchas autorizaciones, que les sirvió para dar servicio de forma ‘legal’.
Toda esta trama se puede entender leyendo la información publicada gracias a los papeles filtrados por un trabajador de Uber, los llamados ‘Uber Files’.
¿Algo más?
Nuestras radioemisoras responden ante cualquier problema en el servicio. Sin embargo, estas plataformas hacen firmar a los usuarios un contrato al entrar en la aplicación en el que eximen a la plataforma de cualquier responsabilidad, lo que supone una total desprotección al usuario.