Entrevista > Ana Oncina / Ilustradora (Elda, 3-noviembre-1989)
La serie animada ‘Bola de Dragón’, de origen nipón, marcó un antes y un después para toda una generación -aún lo sigue haciendo-, pero no para Ana Oncina, ilustradora de nuestro municipio que acaba de ser galardonada en los prestigiosos Manga Awards de Japón por su cómic ‘Just friend’.
Comenzó de un modo autodidacta a realizar cómics, pese a lo complicado de este mercado. Tuvo éxito casi de inmediato, gracias a un estilo muy personal que demostró ya en las historias cotidianas de su primer trabajo, ‘Croqueta y empanadilla’.
‘Just friend’ narra cómo un breve periodo de tiempo, un campamento, puede afectar de manera diferente a las personas. “Su final no es triste, más bien realista”, explica Ana, quien tiene previsto viajar a Japón en marzo y ya ha lanzado su próximo trabajo, ‘Planeta’.
«En la época de ‘Bola de Dragón’, la serie que realmente me fascinaba era ‘La familia crece’»
¿Dónde nace tu pasión por el dibujo?
De pequeña me pasaba las horas dibujando; en la escuela era la niña que mejor lo hacía y siempre me pedían las cosas más creativas.
Ya en los últimos años de colegio descubrí el cómic y, sobre todo, el manga; y comencé a crear mis propias historias.
¿Fue determinante ‘Bola de Dragón’?
Era esa época, pero me influyó mucho más ‘La familia crece’, de 1994, unos dibujos que ponían en La 2. Me gustaba mucho su historia y descubrí que había unos cómics de esa serie, que me compré.
Fueron mis primeros mangas y la puerta de entrada a conocer nuevas series, autores, cómics… Desde ese momento ha sido un no parar.
Para un neófito, ¿qué es el manga?
Lo mismo que el cómic, siendo el término con el que se denomina en Japón. Sí es cierto que tiene cierta estética, con un estilo más característico.
¿Dónde te formas?
Tras acabar bachiller en Elda, lo único que tenía claro es que me gustaba dibujar y me desplacé a València para hacer Bellas Artes.
Realicé mis primeros trabajos, aunque es verdad que en mi especialidad, el cómic, estaba un poco denostado. Eso hizo que me decantara más por la ilustración y la animación, pese a que lo que más me gustaba seguía siendo el cómic.
«Estando en Barcelona, la cuna del cómic, me di cuenta de que podía vivir de mis ilustraciones»
¿Qué hiciste entonces?
De forma autodidacta hice ‘Croqueta y empanadilla’, un cómic sobre historias y vivencias personales con mi pareja, con un tono de humor. Lo envié a editoriales, se publicó bastante rápido y funcionó bien.
A partir de ahí, acabando la carrera, me fui a Barcelona, donde recordaba que siempre había mucha más actividad respecto al cómic, sede de la mayoría de editoriales. En la Ciudad Condal me di cuenta de que podía vivir de las ilustraciones.
Acabas de ganar un premio en los Manga Awards.
Fue un tema de la editorial; ni ellos ni yo conocíamos estos galardones. Enviaron mi último trabajo y apenas le di importancia al ver que eran unos premios a nivel mundial.
Pero de repente llegó el bombazo: ganamos. Me lo dijeron estando precisamente firmando ejemplares en el Salón del Manga de Barcelona, el pasado mes de diciembre. Todavía no he ido a Japón a recoger el premio. Lo haré en marzo.
Explícanos qué es ‘Just friend’.
Es un cómic que trata de la relación de dos chicas durante una semana en un campamento y cómo afecta a cada una de ellas en su vida adulta.
¿Tiene un final triste?
No diría que triste, sino más un final real.
«Me baso mucho en la cotidianidad, cosas autobiográficas o que me cuentan mis amigos»
¿A qué público va dirigido?
A partir de trece años, hasta dieciocho, más o menos. Mi público es supergeneralista y me siento muy afortunada de poder vivir de los trabajos que hago; ‘Croqueta y empanadilla’, por ejemplo, tiene un humor tan blanco que lo pueden leer incluso niños.
Mi último trabajo, ‘Planeta’, quizás sí va a un público más adulto, porque es de ciencia ficción y toca temas más de salud mental.
¿Cómo te inspiras?
No me inspiro trabajando, sino sobre todo consumiendo cosas culturales: leyendo un libro, viendo una serie o película… Después, sola, me vienen ideas a la cabeza.
Bebo también mucho de la cotidianidad, haciendo muchas tiras para redes sociales. Son situaciones autobiográficas o de amigos, que me cuentan qué les ha pasado.
¿Por ejemplo?
Suelen ser cosas en las que nos reímos de uno mismo, en las que todos nos podemos sentir muy identificados. Estar, por ejemplo, en la cama con tu pareja y que uno le ‘robe’ la manta al otro; son situaciones que todos hemos vivido.
¿Cuál es tu metodología?
Intento ser bastante metódica, porque al principio estaba trabajando constantemente y se necesita a veces parar. Ahora hago cuatro horas por la mañana y otras cuatro por la tarde.