Llegado el mes de agosto y con el sol brillando en todo lo alto, pocas son las opciones que les quedan a aquellos que quieren huir del calor. La más socorrida, claro está, es buscar refugio bajo una sombrilla o, directamente, a remojo en el mar o la piscina, esperando a que llegue el ocaso y, con él, la bajada del mercurio que haga cualquier actividad ‘compatible con la vida’, que dirían los más exagerados.
Sin embargo, hay personas que no llevan bien eso de tirarse horas y horas tumbados o, simplemente, sin hacer nada más que eso, ver pasar las horas. Los hay que necesitan algún tipo de actividad casi de manera constante y, al menos en las horas más centrales del día, Altea tiene una solución maravillosa y espectacular escondida a pocos metros de la orilla de su costa: puntos increíbles para hacer ‘snorkeling’, o sea, nadar y bucear con gafas, tubos y aletas.
La Villa Blanca pasa por ser un escenario inigualable para todo tipo de deportes náuticos
La Olla, espectáculo accesible
De hecho, la Villa Blanca pasa por ser un escenario inigualable para todo tipo de deportes náuticos; pero en este caso nos vamos a centrar en los fondos marinos de la localidad, que incluso en los meses más calurosos del verano presentan una colorida vida acuática, con multitud de especies inofensivas que deambulan por paisajes de gran belleza y valor medioambiental.
Uno de los enclaves favoritos para los amantes de la observación submarina destaca la cala de La Olla y la isla que le da nombre. Esta playa goza de aguas tranquilas y cristalinas, por lo que practicar un deporte acuático se convierte en una auténtica gozada. Además, el fondo presenta unas formaciones rocosas donde se crea el ambiente perfecto para la vida de pulpos, así como gobios y blenios. Por otra parte, las verdes praderas de posidonia oceánica forman el hogar perfecto para diferentes especies, como la nacra ‘Pinna nobilis’.
Cap Negret: restos volcánicos
No muy lejos, apenas a unas decenas de metros de distancia, Cap Negret es uno de los puntos de ‘snorkeling’ más interesantes, ya que ese arenal acaba en su extremo norte en una punta rocosa que da paso a la pequeña cala del Soio.
Los fondos de este enclave son muy relevantes para un paseo de snorkel, pues forman parte de un precioso afloramiento volcánico digno de ser conocido. Para el descubrimiento de este punto lo ideal es bordear el rocoso cabo de Cap Negret. En el recorrido se encontrarán paisajes de piedras de mediano tamaño, que se alternan con claros de arena y el tapizado constante de algas pardas, que crean un fondo colorido.
Uno de los lugares más conocidos para bucear con gafas, tubo y aletas es la cala de La Olla
Un acuario de mil colores
Ya en el límite entre las comarcas de la Marina Baixa y la Marina Alta se puede disfrutar de la zona del Mascarat. Para acceder a este lugar, se deberá llegar al puerto deportivo Luis Campomanes y seguir la bifurcación que llevará a la playa del Mascarat.
En este punto se pueden encontrar diferentes praderas de plantas marinas, que albergan una gran cantidad de vida marina absolutamente inofensiva y que, con un poco de suerte, puede hacernos sentir la ilusión de encontrarnos nadando en una suerte de acuario de mil colores.
Praderas de posidonia
También en la zona norte de la Villa Blanca encontramos La Solsida, una cala discreta pegada al puerto deportivo de Porto Senso y fantástica para gozar con la familia de un buen día de snorkel.
Esta playa es muy tranquila, por lo que se puede disfrutar de unas buenas vistas acuáticas. Si se nada alrededor de doscientos metros, se podrá visualizar un cinturón de frondosa posidonia a su alrededor, con el incesante pacer de los bancos o cardúmenes de salpas y bonitos contraluces que dibujan una alargada ventana excavada en la roca sumergida.
Entre diez y treinta metros bajo el nivel del mar se sitúa la profundidad máxima a la que llegan las rutas de buceo
Buceo con botella
Para los amantes del mar y su vida marina, las rutas de snorkel resultan irresistibles, pero también los hay que no se conforman sólo con eso y necesitan un poco más de ‘acción’ y de adrenalina, la que da el buceo con botella, que no únicamente permite un mayor tiempo de inmersión, sino alcanzar profundidades mayores a las que no puede llegar la mayoría a pulmón.
Si lo que se prefiere es eso, sumergirse en las profundidades del Mediterráneo por un tiempo más prolongado, Altea cuenta con seis rutas diferentes a lo largo de toda su costa: la Ruta Toix, Ruta Mascarat, Ruta El Collao, Ruta La Pileta, Ruta Cueva del Elefante y la Ruta Isla Mitjana.
Accesible para todos
La profundidad máxima a la que llegan todas ellas se sitúa entre los diez y treinta metros bajo el nivel del mar, por lo que son visitables por todos aquellos que cuenten con una titulación de buceo. En ellas se pueden observar gran cantidad de especies y plantas propias de la costa mediterránea.