Los investigadores en esto de la heráldica no se ponen de acuerdo. Unos afirman que el apellido Mingot, que gozó de especial fortuna en Alicante, sobre todo por el barrio del Raval Roig (literalmente, ‘arrabal rojo’), deriva de Domingo, ‘domenicus’, ‘el Día del Señor’. Otros, que de Armengot, del nombre germánico Ermingaud, de los dioses Ermin (Irmin) y Gau (Gauti, Gautr, Guti, Gothus, Gauta).
En todo caso, sí, abunda en el paisanaje original de la barriada alicantina. Como los Bosch, o los Lozano, a los que cronistas hay que luego les añaden otros de origen italiano (Chacopino, Pitaluga, Manzanaro). Quizá de los genoveses rescatados de Tabarka (Túnez), con los que desde 1763 se pobló nuestra isla de Tabarca. Pero lo cierto es que unos y otros aparecen asociados a una actividad muy concreta. El Raval Roig fue, ante todo, barrio marinero.
Fachadas mediterráneas
Queda poco del distrito original. Acaso la hilera de fachadas que saludan desde la avenida de Dénia, y un cacho de su prolongación, paralela a la playa del Postiguet, Conde de Jovellanos (todo junto, la N-332, que conecta Cartagena con València). Rescatadas de los mordiscos salitrosos del cercano mar, remozadas, como la Casa del Pescador. Fue esta parte la puerta que conectaba Raval Roig-Virgen del Socorro (su nombre original) con el mar.
Es cierto que ha ido cayendo, con la barrera de la N-332 (en 1860 se construía el tramo Alicante-Altea, reemplazando al antiguo Camí o camino d’Alacant) y el tramo elevado (el ‘scalextric’, por el popular juguete de carreras de coches con pistas montables), la mayor parte de los pespuntes marineros. Gambas, quisquillas y mejillones, por ejemplo, combaten en retirada ante otras ofertas gastronómicas más internacionales. Pero algo queda.
Queda poco del distrito original, como las fachadas en la N-332
Fiestas y procesiones
Aún hoy contamos con las populares fiestas de septiembre, iniciadas oficialmente en 1839, y que según sus organizadores, refrendados por las crónicas, son las más antiguas de la ciudad. Un racimo de actividades como cucañas, juegos marinos, carreras de sacos, calles adornadas, danzas, que llegaron a inspirar a las mismísimas Fogueres de Sant Joan, nacidas, recordémoslo, en 1928.
Aquí es momento también para procesionar a las patronas del barrio, las Virgen del Socorro y la de Lluch. Procesión hay también, por cierto, y de nuevo volvemos a entroncarnos en el alma marinera, el Lunes Santo, cuando sacan al Cristo El Morenet de los Hombres del Mar. Aunque la actual cofradía es de 1996, la imagen venerada, de autor anónimo, se data entre los siglos XVI y XVII.
La procesión del Morenet recoge el poso de antiguas cofradías de pescadores
El Casco Histórico
En realidad, se recoge el poso de las antiguas cofradías de pescadores del XVIII, y especialmente de una muy en concreto, la de Santiago y San Andrés. Lo que entronca con otra de las pérdidas del Raval Roig, una ermita. Situémonos. La barriada, a las faldas del monte Benacantil, coronado por el castillo de Santa Bárbara, forma parte del núcleo que podríamos definir como “casco histórico”.
Lo forman los barrios interiores de San Antón (Alto y Bajo, que aquí hay secciones), Santa Cruz y San Roque, más, a la punta sur a este último, el Raval Roig. Pero este último tenía un detalle: parte iba a crecer extramuros. Germinará en el balcón, gracias a un lienzo de muralla (horadado, bajo, por la entrada al ascensor a la fortaleza), de la calle Virgen del Socorro (prolongación de Villavieja).
En 1973 la ermita templaria caía bajo las dentelladas de las excavadoras
Cabos y templarios
El sitio, eso sí, bajaba como una fuente por donde hoy la fachada clásica. Por allí, incluso podría decirse que había una calle del Pal o de los Cabos, por donde se extendían estos y las redes. En este caso, Conde de Jovellanos. Pero iba a llegar el fatídico pleno del 11 de agosto de 1966: sentenciaba la parte sobre la muralla, aquel privilegiado balcón prometía mucho. La reforma del área devenía sustitución.
La debacle ya había comenzado, y continuó en 1973 cuando la ermita templaria de la Virgen del Socorro caía bajo las dentelladas de las excavadoras. En el lugar, se construía un garaje con oficinas (incluso hubo una mezquita) que, al menos, proporcionó otro espacio de ocio al lugar: la plaza del Topete, reforzando el carácter de balcón turístico. Desde esta calle, también, tenemos un ascensor y la pasarela a la playa.
Bandera ciudadana
Sin embargo, la desaparición del templo fundado el 28 de junio de 1585 por los agustinos (creada por San Agustín, 396-430, y aposentada en nuestra provincia en Orihuela desde 1390) supuso un quejido que aún continúa sonando en las mimbres de la barriada. Aunque, con su forma de paletilla, esta, delimitada por el Pla del Bon Repós, Vistahermosa, Ensanche Diputación (sector playa del Postiguet), Casco Antiguo-Santa Cruz y San Antón, sigue ahí.
Con 1.661 habitantes a 1 de enero de 2023, que el padrón municipal organiza matemáticamente en 881 mujeres y 780 hombres, el Raval Roig-Virgen del Socorro, continúa, eso sí, sirviendo de bandera de un Alicante, el que vive del mar, alimentándose del producto de las redes de su barco, que hoy, en muchos aspectos, forma ya parte mayoritaria del acervo histórico de la ciudad.