El término ‘ciudad sostenible’ se usa quizás muy alegremente hoy en día. Los ayuntamientos suelen emplearlo a menudo para definir sus supuestos logros o medidas realizadas. Un concepto, no obstante, difícil de cuantificar o comprobar. ¿Qué es una ciudad sostenible? ¿Cómo se puede fomentar la sostenibilidad? ¿Los municipios de la provincia de Alicante lo son?
Hablamos del tema con la arquitecta Inés Sánchez de Madariaga, profesora de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la Universidad Politécnica de Madrid, y miembro del consejo asesor de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS). “La sostenibilidad de una ciudad la marcan sobre todo tres indicadores: el económico, el medioambiental y el social. Aunque la clave siempre está en las políticas que se lleven a cabo desde sus gobiernos” nos explica.
Alicante tiene que mejorar en su gestión de residuos, Elche en sus niveles de pobreza y Torrevieja en ayudas a la Educación
Alicante
Precisamente Inés Sánchez participó en la elaboración del último informe, publicado en 2018 por REDS, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para las 100 principales ciudades españolas. Entre ellas Alicante, Elche y Torrevieja.
Respecto a la capital alicantina, según dicho informe el punto fuerte de la ciudad es su preparación para las inundaciones gracias a infraestructuras como el alcantarillado o el Parque la Marjal. Así mismo, aunque las tasas emitidas de C02 superan lo recomendable, se cuenta con un buen número de plantas y arbolado específicos para absorber el carbono y limpiar el aire, por lo que la ‘productividad neta del ecosistema’ es muy positiva.
Por otro lado, Alicante también destaca en sus cifras de participación electoral, transparencia y lucha contra el crimen. Solo precisa mejorar, en este aspecto, en el control de la violencia sobre menores. Un punto en el que, desgraciadamente, también suspenden Elche y Torrevieja.
La principal crítica que hace REDS sobre el funcionamiento medioambiental de la ciudad radica en su tratamiento de residuos. Alicante suspende claramente en el reciclaje de papel y envases, y tan solo aprueba por los pelos en los vidrios.
Elche y Torrevieja
Si atendemos a Elche, la gestión de residuos también es bastante criticada, pero quizás lo más preocupante en dicha ciudad son sus elevados niveles de pobreza. Hay un número considerable de habitantes que cobran rentas por debajo de 6.010 euros, lo cual también indica excesiva diferencia entre unos barrios más ricos y otros más excluidos.
En el aspecto medioambiental, se destaca la gran calidad del agua de las playas de Arenales. En cuanto a la participación ciudadana en política y asuntos municipales, Elche ofrece también cifras positivas, así como en la lucha contra el crimen.
Yéndonos ya a Torrevieja, el estudio de REDS reconoce que es una ciudad bien preparada para las inundaciones y con niveles aceptables de C02. Sin embargo, suspende a la localidad torrevejense tanto en lucha contra la pobreza, como en presupuestos destinados a la Educación, y también en la integración laboral a discapacitados.
Desarrollo vertical u horizontal
Hablando de aspectos más puramente urbanísticos, en la provincia de Alicante tenemos algunos ejemplos bastante antagónicos. Por un lado ciudades como Torrevieja que apuestan por un desarrollo más horizontal, con multitud de urbanizaciones o chalets, y por otro lado el ejemplo de Benidorm con numerosos rascacielos concentrados en pocos metros.
“En general las ciudades con modelos extensivos acaban ocupando demasiado territorio y son menos sostenibles. Requieren de muchas más infraestructuras y servicios, por lo que su impacto es mayor. Un ejemplo muy claro fue lo sucedido en Texas durante las inundaciones. Al haber enormes áreas de suelo urbanizado que se había impermeabilizado, la tierra no pudo absorber bien el agua, y causó muchos más destrozos” nos apunta Inés Sánchez.
Aún así, la especialista de REDS avisa que las ciudades verticales también tienen sus límites. “Hay que evitar que los edificios se coman los unos a los otros. En las urbes con rascacielos demasiado altos y pegados quedan zonas habitables donde nunca pega el sol y las calles se convierten en túneles. Aquí radica la importancia de instalar parques y zonas libres”.
«No creo que los tranvías y las bicicletas sean soluciones definitivas para ciudades grandes» I. Sánchez (REDS)
Envejecimiento de la población
En cuanto al transporte urbano, Inés Sánchez no es una gran defensora del habitualmente tan aclamado ‘modelo escandinavo’. Según argumenta, “los tranvías tienen mucha menos autonomía y capilaridad que los autobuses, que también pueden ser eléctricos. En realidad los modelos nórdicos están un poco sobrevalorados pues solo funcionan bien en ciudades pequeñas. En una gran urbe no podemos esperar que la bicicleta nos solucione todas las deficiencias de movilidad”.
Eso sí, defiende que las ciudades del futuro deberán ser mucho más peatonales. “Reducir el número de vehículos es clave para bajar nuestros niveles de contaminación y de ruido. Eso sí, hay que ofrecer medios de transporte alternativos y un mínimo de accesibilidad rodada siempre será necesaria, para permitir el acceso de las personas discapacitadas y las ambulancias”.
«Nos enfrentamos a un futuro de población muy envejecida y las ciudades deben estar más preparadas» I. Sánchez (REDS)
Desde REDS nos avisan que el principal reto al que se enfrentarán las ciudades españolas durante los próximos años será el envejecimiento de su población. “Cada vez vivimos más y, aunque llegamos con buena salud a la vejez, la sociedad española se hace mayor. En el futuro próximo, nuestros municipios tienen que conseguir que estas personas no acaben en una residencia, sino que cuenten con los servicios correspondientes en su propio barrio para seguir siendo independientes” sentencia Inés Sánchez de Madariaga.