Como tantas otras cosas que suceden, o sucedían, diaria y nocturnamente en Benidorm, también esta tiene su parte de injusta fama kitsch. Los detractores del modelo vacacional que desde hace décadas ha representado la capital del turismo de la Costa Blanca, ese que ‘democratizó’ los viajes e hizo asequible a todos los bolsillos unos días de descanso al lado del mar, también han aprovechado, como lo han hecho con los rascacielos, el comercio o la estética general de la ciudad, para cargar contra sus espectáculos nocturnos.
Como en cualquier otro ámbito de la vida, los gustos van por barrios y lo que para unos es una abominación para otros es la esencia misma del arte y viceversa. Lo cierto es que cerca de dos centenares de profesionales del humor, la música, la magia o los espectáculos eróticos se ganan la vida en Benidorm actuando en alguno de los miles de locales que complementan la oferta de su carta de comidas y bebidas con actuaciones en vivo.
Si la hostelería ha sido -está siendo- uno de los sectores que más está tardando en ver relajadas las duras medidas sanitarias que se han impuesto desde el estallido de la crisis pandémica el pasado mes de marzo, errores incomprensibles como el que llevó a paralizar todas las actuaciones en vivo en la ciudad no sólo supuso otro clavo más para el ataúd del gremio, sino que fue, a la vez, un torpedo letal para el gremio artístico.
Error de comunicación
Efectivamente, fue un error de comunicación lo que generó que durante casi un mes los locales de ocio de Benidorm abrieran sus puertas en medio de un silencio nunca antes escuchado. El redactado de una normativa publicada por la conselleria de Salud Universal y Salud Pública de la Comunitat Valenciana provocó que los distintos cuerpos policiales, verbigracia, la Policía Local, pero también, la Nacional y la Autonómica, interpretaran que lo que ahí se establecía era la prohibición de esas actuaciones.
La Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías (ABRECA) de la ciudad elevó su disconformidad con la medida al gobierno autonómico que, aunque terminó por darles la razón a los hosteleros y artistas benidormenses, demoró esa aclaración casi un mes, lo que supuso un varapalo tremendo para todos los implicados. Por un lado, para los propios artistas, que se quedaron sin poder realizar ‘bolo’ alguno; pero también para los hosteleros, que perdieron el reclamo que las actuaciones suponen en un momento en el que cualquier ayuda parece ser poca.
El que mejor sabe explicar lo sucedido es uno de los artistas más seguidos del panorama local y comarcal, Pablo Bloom.
«Estaban multando por cumplir la ley. Era como si nos estuvieran sancionando por cruzar un semáforo en verde» P. Bloom
Una situación inexplicable
Sin embargo, tal y como recuerda Bloom, “durante las fiestas de Benidorm comenzaron a llegarnos mensajes de locales a los que la Policía Autonómica había multado y cerrado por tener actuaciones en vivo. Fue un choque de interpretaciones. Lo doloroso fue que, de forma entendible, los locales tomaron la decisión de no arriesgarse y no programar actuaciones hasta que se aclarasen las cosas”.
“En realidad, estaban multando por cumplir la ley. Era como si nos estuvieran multando por cruzar un semáforo en verde”, ejemplifica Bloom. “Era tan absurdo como que sólo afectaba a Benidorm porque en l’Albir o La Vila Joiosa seguía habiendo actuaciones. Pasamos dos semanas con mucho estrés e incertidumbre y finalmente, aunque tras mucha demora, todo se pudo solucionar”.
Cuando los locales y los artistas se ponían en contacto con la Generalitat, “en un primer momento, nos decían que la mala interpretación la habíamos hecho nosotros; pero estaba claro que no era así porque si hubiesen querido una prohibición general era tan fácil como escribir que se prohibía la música en directo, sin usar las palabras amateur o esporádica”, sentencia el músico de origen israelí.
«Me llegaban anuncios de actuaciones en otros municipios y me preguntaba ‘¿por qué tanto empeño en centrarse en Benidorm?’ No tengo una respuesta» P. Bloom
Agravio comparativo
De las explicaciones del artista benidormense se deriva que existía un auténtico agravio comparativo entre la capital del turismo y el resto de localidades de la zona, ya que la Policía Autonómica sólo actuó en Benidorm. “Era una locura. A mi me llegaban anuncios de actuaciones en locales de Alicante, l’Albir, Elche, La Vila… y me preguntaba ‘tío, ¿qué está pasando? ¿Por qué tanto empeño en centrarse en Benidorm?’ No tengo una respuesta”.
Bloom reconoce que “al final hay una persona que tomó una decisión que nos afectó a un número muy importante de profesionales y de locales. Ha habido multas, pero los abogados ya han dejado claro que todos los que decidan ir a juicio a reclamar esas sanciones ganarán sus demandas porque la ley era muy literal. Pero el disgusto y los gastos no te los quita nadie”.
«En Benidorm puedes contar con los dedos de una mano los locales que mantienen una programación de actuaciones en directo» D. Pereda
El desastre de la ‘Zona Guiri’
Daniel Pereda, cantante de ‘Motorcity’, uno de los grupos con más tirón del panorama rockero de Benidorm, explica que “este ha sido uno más de los varios parones que hemos sufrido desde el pasado mes de marzo”. Y es que, efectivamente, la recuperación de las actuaciones en vivo no ha ido pareja a la muy precaria vuelta de la hostelería.
Tal y como explica el artista, afincado en la localidad de l’Alfàs del Pi, “no sólo hemos tenido varios parones, sino que todos los bares y locales de la llamada ‘Zona Guiri’ no han llegado a abrir en su gran mayoría dado que el turismo inglés no ha podido venir este año a Benidorm”.
“En Benidorm puedes contar con los dedos de una mano los locales que, todavía a día de hoy, mantienen una programación de actuaciones en directo”, explica Pereda. Pero las penurias no terminan ahí. En el caso de ‘Motorcity’, un grupo compuesto por voz, guitarra, bajo, teclados y batería, han tenido que aprender a adaptarse a una nueva situación en la que los números no cuadran. “Hemos optado por hacer bolos a dúo. No porque las medidas sanitarias impidan que podamos seguir tocando juntos todo el grupo, sino por una cuestión puramente crematística”, explica.
Por su parte, Pablo Bloom coincide con su colega y recuerda que “nosotros volvimos a recuperar parte de nuestra actividad en el mes de junio. De hecho, en un primer momento las expectativas eran buenas porque parecía que iba a haber también turismo británico, pero luego se anunció la cuarentena obligatoria en Reino Unido al regresar de España y ahí fue cuando se perdió todo”.
Ausencia de asociación
Mientras que otros muchos sectores del ámbito turístico como los hoteleros, hosteleros, agencias de viajes o el comercio, por poner sólo algunos ejemplos, cuentan con asociaciones con las que hacer fuerza en sus reivindicaciones, los artistas benidormenses carecen de ella. “Hace mucho, muchísimo tiempo, que deberíamos de haber creado una asociación, pero nuestro problema es que cada uno lucha en una línea diferente”, concede Pereda.
Esa necesidad que presenta el cantante de Motorcity se ha hecho muy patente en los últimos meses ya que, como explica, “muchos, cuando se las han visto tan mal, se han querido unir; pero al final no se ha hecho nada. Cada cual barre para sus dominios”, dice resignado. En ese sentido, Pereda se lamenta del “muchísimo intrusismo que se sufre en esta profesión. En este mundillo hay mucho pirata, pero esta crisis ha venido bien para que la gente pueda diferenciar entre unos y otros. Por desgracia, abundan más los piratas que los profesionales”.
Una situación que, denuncia este músico, ha provocado la aparición de situaciones que agravan todavía más la realidad del sector. “Hay personas que están incluidas en un ERTE en sus trabajos y han seguido actuando de forma irregular y por libre, y terminan cobrando de un lado y de otro. Debería ser el hostelero el que tuviera la obligación de dar de alta a los artistas, pero eso ocurren en muy pocos sitios”.
«La cuarentena británica nos ha hecho más daño que las medidas sanitarias nacionales» P. Bloom
Artistas profesionales
En ese mismo sentido, Pablo Bloom explica que para demostrar que un artista, en este caso un músico, es un profesional del sector, “no tiene nada que ver con el nivel artístico. En este caso, se trata de estar dado de alta como autónomo en la actividad que nos corresponde y pagar nuestros impuestos”.
Precisamente, esa ausencia de fuerza colectiva ha provocado que, mientras los medios de comunicación nos hemos centrado en narrar las penurias de otros sectores del ocio, hayamos pasado muy de puntillas por los de un grupo que también se ha visto muy afectado por una decisión, a juicio de Bloom, muy concreta: la cuarentena obligatoria en Reino Unido.
“En Benidorm hay calles enteras que no han abierto desde marzo. El turista británico es muy importante no sólo por las cantidades que vienen, sino por el enfoque que tienen de Benidorm. Para ellos, esta ciudad es sinónimo de diversión y, por lo tanto, diría que la cuarentena británica nos ha hecho más daños que las medidas sanitarias nacionales”, zanja Bloom.
«En el momento en el que se levanten las restricciones, una de las prioridades para mucha gente es volver a Benidorm» P. Bloom
Optimismo moderado
Dentro de sólo tres meses se cumplirá un año desde la declaración del decreto de Estado de Alarma que nos confinó a todos en nuestros domicilios y que, como explica Pereda, coincidió “de lleno con nuestra temporada alta. En marzo empezamos con la celebración del día de San Patricio y ya vamos enlazando con la Semana Santa, el verano y así hasta llegar a las fiestas de Benidorm. Todo eso desapareció este año”.
«Soy optimista. Confío en que las vacunas permitan reabrir el turismo y, de esa manera, reconstruir todo lo que hemos perdido» D. Pereda
Por lo tanto, atendiendo a sus palabras, también restan tres meses para que pueda volver a arrancar esa temporada alta que, por el momento, asoma con más dudas que certezas, aunque el líder de Motorcity asegura que “soy optimista. Parece que las vacunas van a ser una realidad dentro de poco y confío en que eso permita que se pueda comenzar a reabrir el turismo y, de esa manera, reconstruir todo lo que hemos perdido”. Unas pérdidas que, cuando se le pide que cuantifique, asegura que “no he querido hacerlo. No quiero ni pensar en ello”.
También Pablo Bloom se muestra optimista de cara al futuro. “Benidorm es un sitio que tiene una gravedad muy fuerte y hay mucha gente a la que le gusta esta ciudad que está deseando volver. Aquí se sienten en casa y el único motivo por el que no vienen es por la cuarentena y la cancelación de vuelos. Creo que en el momento en el que se levanten las restricciones, una de las prioridades para mucha gente es volver a Benidorm”.