Entrevista > Tomás López / Instructor de defensa personal (Alicante, 3-febrero-1975)
Tomás López es un tipo grande y fuerte. Es instructor de defensa personal y experto en acoso y, sobre todo, es una persona que salta a la vista que sabe defenderse. Dedica buena parte de su tiempo a enseñar a otros cómo hacerlo, pero insiste en que, al menos con los más pequeños, es importantísimo inculcar el mensaje de que no sólo no deben de participar de manera pasiva en una situación de acoso, sino que deben perder el miedo a ser tachados de chivatos y que avisen de inmediato a otra persona buscando ayuda.
Aunque en sus clases de krav maga enseña técnicas de autodefensa, López insiste en que mantener una actitud ante una agresión puede evitarnos muchos problemas.
Usted lleva tiempo trabajando en cursos de defensa personal dirigidos a mujeres. Siendo esto una cuestión importante, ¿no cree que fallamos al insistir tanto en el mensaje de que las mujeres deben tener cuidado por encima del de fomentar el respeto entre los hombres?
Tienes toda la razón del mundo. Yo también doy clases a niños y, por mi parte, ellos tienen muy claro que si me entero de que uno de ellos es un acosador lo expulso de la escuela directamente. Además, saben que avisaré a sus padres de lo que está pasando. Es más, ni siquiera consentiría la violencia pasiva, es decir, aquellos que miran y no hacen nada.
«Mis alumnos tienen muy claro que si me entero de que uno de ellos es un acosador lo expulso de la escuela»
¿Les pide que se metan en medio de un conflicto?
No. Lo que les digo es que, si no se quieren meter en medio para separar, que avisen a otra persona. En el colegio, por ejemplo, que se lo digan a un profesor. No tienen que meterse por medio, pero tampoco deben caer en la tentación de grabar. Eso es igual o, incluso, peor que agredir.
Si, como decíamos al principio, el mensaje no se lanza de la manera correcta, ¿qué deberíamos hacer?
Efectivamente, el mensaje no está bien dado. Siempre insistimos en lo que hay que hacer cuando ya se ha llegado al extremo, pero no lo hacemos en lo que no se debe hacer para no llegar a ese punto. Creo que no educamos como deberíamos. Poca gente piensa en eso, que es lo fundamental. Lo que hacemos es intentar poner solución diciendo lo que hay que hacer cuando ya ha pasado.
Antes me decía que anima a que los niños avisen a un adulto del problema, lo que podría convertirle en un ‘chivato’ entre sus compañeros. ¿Cree que el hecho de que una persona como usted, al que ellos ven grande, fuerte y capaz de defenderse por sí mismo, sea el que les dé ese consejo, ayuda más que si lo dicen, por ejemplo, los padres?
Sin duda. Que se lo diga cualquier adulto ayuda mucho, pero se refuerza mucho si lo hace su instructor de defensa personal. Siempre les digo que la unión de las personas hace la fuerza y que, por lo tanto, si están unidos, nadie va a poder con ellos.
Por muy fuertes que sean ‘los malos’, si hay una unión defensora de la víctima, nada va a poder con ellos. No deben tener miedo a ‘chivarse’. Creo que son costumbres demasiado antiguas que debemos tratar de eliminarlas. Seguro que eso ayuda a solucionar un poco toda esta situación.
«El acoso es una enfermedad que es imposible de curar, pero sí podemos curar pacientes»
Como experto en la materia, ¿cómo definiría el acoso?
Es una enfermedad que es imposible de curar, pero sí podemos curar pacientes. Si detectamos que un niño está sufriendo ‘bullying’, podemos trabajar con ellos desde, por ejemplo, la defensa personal.
¿No es eso alimentar la violencia con más violencia?
No, porque no lo enfocamos a que se líen a tortas, sino a que suban su autoestima, que en un niño cambia mucho dependiendo de su actitud. Si tienes la confianza en ti mismo de pararle los pies a un acosador en los primeros pasos, cuando se empieza a meter contigo, vas a conseguir que te deje en paz y vaya a por alguien menos complicado.
Básicamente, porque los agresores suelen ser cobardes.
Lo que no quieren son complicaciones. Ellos, lo que buscan, es meterse con alguien para que le sigan y le rían las gracias los bufones que tiene al lado. En el momento en el que encuentran alguna complicación, lo que van a hacer es irse a por otro.
«Los acosadores lo que buscan es meterse con alguien para que le sigan y le rían las gracias los bufones que tiene al lado»
Enfoco ahora la actividad de la defensa personal desde el lado del acosador. Siempre se ha dicho que los deportes de contacto ayudan a canalizar la impulsividad y la agresividad. ¿Participar en sus clases, puede ayudar también al ‘malo’ de la película?
Muchísimo. Te voy a poner un ejemplo que me ocurrió el pasado año. Me vino la madre de uno de mis alumnos porque a su hijo le pegaban, le empujaban, le tiraban de la cartera… una serie de cosas que me dejaron muy impactado. Todo ello hizo que bajara también su rendimiento académico. Al agresor le expulsaron una semana del colegio, pero al regresar volvió a las andadas. Por ello decidí solicitar permiso para ir al colegio a impartir unas sesiones en las clases de educación física.
Cuando me tocó con esa clase, le pregunté a mi alumno quién era su acosador y, efectivamente, era un chaval fuerte y se notaba que era un líder. Le cogí y, delante de todos, le señalé como el mejor de la clase y les dije que yo pensaba que él podía ser el líder de ese grupo.
¿No sería eso un poco contradictorio?
No, porque, a la vez, le expliqué a él y a todos los demás que los líderes están para ayudar a los que son más débiles. Y que es ahí donde se demuestra la calidad de las personas. Insistí mucho en que él era el mejor de todos ellos, con diferencia.
Pasados unos meses volví, y tal fue la motivación del niño que no sólo dejó de acosar, sino que, además, era el defensor de los indefensos. El resultado fue espectacular y a día de hoy se llevan súper bien.
«El que acosa, si no tiene seguidores pasivos, no es nada. Sólo lo hace porque necesita sentirse importante»
En toda esta ecuación, ¿quiénes son más peligrosos, lo que acosan o lo que usted antes ha definido, con mucho acierto, como sus bufones?
Los dos. El que acosa, si no tiene seguidores pasivos, no es nada. No lo haría. Sólo lo hace porque necesita sentirse importante. Hoy en día, además, esto es más evidente por el tirón de las redes sociales. La gran mayoría de los niños que reenvían esas fotos o vídeos no son conscientes del mal que están provocando, pero el agresor sí se motiva al ver que tiene seguidores.
Saltando al ámbito de la violencia de género y dejando ahora de lado a aquellas que, por desgracia, ya han sido o son víctimas de ella. ¿Existe una sensación generalizada de miedo entre las mujeres?
(Piensa) No tienen miedo a una persona en concreto, sino a que se pueda dar un tipo de situación que las ponga en peligro. La mayoría viene a mis cursos pensando en estar preparadas ante en un posible problema.
«La mayoría de mujeres viene a mis cursos pensando en estar preparadas ante un posible problema»
En sus cursos siempre se habla de la vertiente del empoderamiento de la mujer. ¿Cómo se consigue?
En krav maga lo que hacemos con ellas es trabajar mucho el plano psicológico, porque de nada sirve conocer técnicas de defensa personal si, cuando te van a agredir, te quedas bloqueada y no sabes reaccionar.
¿Cómo lo hacen?
Entrenando de una manera muy real. El primer día les advertimos que les vamos a presionar, a gritar, a insultar… para que sientan la mala leche de una persona que las quiera agredir. De esa forma podemos trabajar el estrés, es decir, ir a por ellas con un poco de mala leche, con gritos, con insultos.
Insisto que lo hacemos siempre como parte del aprendizaje y habiendo avisado previamente de que así es la metodología. Al principio es verdad que les cuesta, pero salen de los cursos con una gran autoestima. Que es lo que más importa.
Bueno… quizás sea más importante saber cómo defenderse para poder, al menos, huir.
Lo importante es que no se queden bloqueadas. Para ello hay que trabajar el cerebro. Tiene que estar ‘acostumbrado’ a que te pueden gritar, insultar o, incluso, coger con mala leche. Si lo conseguimos, el cuerpo va a reaccionar de forma muy potente. Date cuenta que cuando el ser humano tiene razón, su fuerza se multiplica.
«De nada sirve conocer técnicas de defensa personal si, cuando te van a agredir, te quedas bloqueada y no sabes reaccionar»
Eso es así, pero también es cierto que muchos agresores tienen, por decirlo de manera suave, una escala de valores muy trastocada y, seguramente, piensen que cuando están ejerciendo esa violencia, lo hacen acompañados de la razón.
Tienes parte de razón, sí. Normalmente, el que va a violar a una mujer o a agredirla sin motivo aparente, es un enfermo muy peligroso. El que hace daño sólo por gusto es un tipo de enfermo muy grave que debe ser identificado y tratado.
Por suerte, la gran mayoría no son enfermos, sino que tienen problemas con la bebida o las drogas. No son personas que dicen ‘hoy voy a salir y a violar a una chica’. Lo que ocurre es que, de repente, se encuentra en una situación determinada y se le ‘va la olla’ y agrede. Un ejemplo claro de este tipo de agresores puede ser la tristemente famosa Manada.
¿Qué consejos básicos daría a cualquier persona que, en un momento dado, se pueda ver amenazada para poder salir de esa situación?
En primer lugar, hay que ser capaz de detectar la posible amenaza. Por ejemplo, si he aparcado lejos lo normal es que extreme el cuidado y busque ayuda antes de necesitarla. Lo segundo, es jamás gritar pidiendo socorro. La gente no hace caso. Debemos ser más claros: ‘por favor, llame a la policía porque me están agrediendo’ o ‘ayúdeme que me están haciendo tal cosa’.
En tercer lugar, como decía antes, hay que evitar llegar a una situación de bloqueo. Tener la actitud correcta y, para eso, sí que hace falta alguna pequeña ayuda con clases de defensa personal y, a ser posible, que sea lo más ‘callejera’ tal y como te he explicado antes.