Alicante fue la cuarta ciudad de España más bombardeada por aviones militares durante la Guerra Civil tras Madrid, Barcelona y Valencia. Más de 500 personas perdieron la vida en alguno de los 78 ataques aéreos que sufrió la localidad entre 1936 y 1939. Un auténtico infierno de fuego y miedo, difícil ni tan siquiera de imaginar para los que hemos tenido la suerte de no vivir aquella época.
Para intentar protegerse de estos bombardeos, los alicantinos construyeron 92 refugios antiaéreos por toda la ciudad. Una vez finalizada la guerra permanecieron olvidados bajo tierra décadas y décadas. No fue hasta bien entrado este siglo XXI cuando empezara a surgir una cierta voluntad política por rehabilitar algunas de estas infraestructuras y así poder enseñarlas a locales y turistas.
Primero se habilitaron los refugios de las plazas Séneca y Balmis. Ahora la concejalía de Cultura ha abierto cuatro más al público en General Marvá, la plaza Músico Tordera, la plaza de Les Palmeretes y Las Cigarreras.
General Marvá
La visita guiada a estos nuevos refugios comienza por el ubicado en la avenida General Marvá, a los pies de las escaleras que dan acceso al IES Jorge Juan. Es el más pequeño de los cuatro, con una capacidad de unas 350 personas.
Si bien se ha habilitado una nueva entrada con rampa para hacerlo accesible a personas con discapacidad, las antiguas escaleras originales se pueden ver a través de una cristalera. La entrada tiene forma de zigzag, construida así para evitar que, en caso de explotar una bomba cercana, el fuego se adentrara fácilmente al corazón del refugio. El resto de la infraestructura presenta una estructura bastante sencilla, con un pasillo central y pequeños habitáculos a los lados.
A diferencia de la mayoría de refugios, aquí el suelo no es de tierra sino que está pavimentado. Se hizo así algunos meses después de su construcción para que no se embarrase, pues sufría filtraciones de agua cuando llovía.
Los nuevos refugios disponibles están en General Marvá, plaza Músico Tordera, plaza de Les Palmeretes y Las Cigarreras
Músico Tordera y Palmeretes
El refugio de la plaza Músico Tordera es de una estructura similar al anterior, pero considerablemente más grande y de mayor altura. Fue construido para cobijar a hasta 800 personas en su interior.
La tercera parada de esta visita se realiza en la plaza de Palmeretes. En este caso se trata de un refugio con una estructura mucho menos uniforme, pues su trazado es un pasillo que toma muchas curvas. Su capacidad rondaba las 400 personas.
Las Cigarreras
El último refugio que vemos en esta visita en realidad no fue construido originariamente como tal. Está ubicado en Las Cigarreras, el edificio que albergaba la antigua Tabacalera, y durante muchos años estas galerías fueron utilizadas para labores industriales en la elaboración del tabaco.
Sin embargo, durante la guerra tanto las cigarreras que trabajaban aquí como muchos vecinos del barrio de San Antón acudían a resguardarse en este lugar, pues presentaba unas condiciones arquitectónicas muy idóneas para resistir las explosiones de las bombas.
Actualmente los pasillos de este laberíntico refugio están decorados con fotos antiguas de la ciudad. Una exposición llamada ‘Refúgiate en las imágenes: la memoria visual de Alicante’ que da una nota todavía más histórica a este lugar.
Durante la guerra se construyeron 92 refugios por toda la ciudad
Visitas guiadas
Las visitas a estos cuatro refugios están organizadas por la Asociación de Guías de la Comunidad Valenciana. Por el momento han sido gratuitas desde su apertura en noviembre, si bien en principio empezarán a ser de pago a partir de enero. Se realizan por turnos de mañana (10 h) y tarde (18 h) los viernes, sábados y domingos.
El recorrido no incluye los refugios de Séneca y Balmis, los cuales se pueden conocer también contratando otra visita guiada a coste de 5 euros por persona.
La defensa pasiva
Los refugios antiaéreos de Alicante comenzaron a construirse en noviembre de 1936, cuando la ciudad sufrió sus dos primeros bombardeos aéreos en plena Guerra Civil, los cuales causaron gran pánico entre la población.
Con el fin de coordinar las obras, el Ayuntamiento republicano constituyó una Junta de Defensa Pasiva. Si bien su objetivo inicial fue el de construir 120 refugios que dieran cobijo a unas 100.000 personas (la población aproximada de Alicante en aquel entonces), finalmente se quedaron en 92 con capacidad para unos 35.000 usuarios.
Así mismo se instalaron sirenas por toda la ciudad, que sonaban fuertemente para avisar a los vecinos de la llegada de aviones enemigos y que así pudieran resguardarse en el refugio más cercano.
En el refugio de Las Cigarreras hay una exposición de fotografías antiguas
Miedo al caer la noche
Los bombardeos solían producirse por la noche, dado que la oscuridad dificultaba enormemente a las baterías antiaéreas, ubicadas en el Castillo y otros puntos elevados, que pudieran acertar a los aviones con sus ametralladoras.
Algunos alicantinos incluso preferían dormir en los refugios como medida de precaución, temiendo que si se quedaban en sus casas no les diera tiempo a resguardarse antes de la caída de las bombas. Otros decidieron trasladarse al campo con sus familias y solo regresaban a Alicante durante el día para trabajar. A todos estos que abandonaban la ciudad al anochecer se les solía conocer popularmente como ‘La columna del miedo’.
Incluso el Ayuntamiento acabaría por suprimir el alumbrado público nocturno, con el fin de dificultar la visión a los pilotos del bando sublevado. Por tanto, durante unos dos años la ciudad estuvo totalmente a oscuras por la noche.
Desde luego resulta harto impactante conocer por dentro estas antiguas infraestructuras. Es difícil no estremecerse pensando en los tensísimos momentos de terror que aquellos alicantinos debieron pasar entre estas paredes bajo tierra.