La entrada del nuevo año ha ido trayendo -y lo seguirá haciendo durante los próximos meses-, los balances estadísticos de un sinfín de actividades que influyen de manera más o menos directa en el día a día de las personas.
Así, entre los resultados de grandes compañías, la dación de cuentas de las distintas administraciones o los distintos rankings -algunos más prescindibles que otros- de cuestiones dispares, se cuela también un dato interesante, y más en tiempos de pandemia que, aunque muchas veces pueda parecer baladí, es de suma importancia en comarcas como la Marina Baixa: la evolución de los padrones municipales.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) aprovechó los primeros días del pasado mes de enero para volcar las cifras definitivas de 2021. Es, por lo tanto, el momento de ver hasta qué punto la pandemia ha afectado a una región en la que el peso de los residentes provenientes de otras latitudes es clave y, por lo tanto, cualquier mínima afección a la movilidad puede tener consecuencias muy importantes.
Descenso mínimo
El primer dato que llama la atención es que la variación poblacional del conjunto de la comarca de la Marina Baixa entre 2021 y 2020 es de apenas el -0,47%, con una pérdida de algo menos de novecientos habitantes entre los dos años algo que, según los responsables de los censos municipales de distintos ayuntamientos consultados por este medio, “poco o nada puede tener que ver con las cifras de mortalidad de la pandemia”.
En este sentido, es desde los municipios costeros desde donde se alerta que “la pandemia sí ha influido en este descenso ya que ha impedido que muchas personas, especialmente residentes extranjeros, hayan podido completar los trámites que se les requiere para seguir formando parte del padrón municipal”.
Benidorm baja de los setenta mil habitantes y se aleja de su objetivo de ser considerada gran ciudad
Cinco municipios en retroceso
Como se decía al inicio de este artículo, estos datos deberán ser interpretados en conjunto con otros muchos balances -algunos ya publicados y otros no- que puedan dar herramientas a los expertos sociólogos para realizar una foto general de la realidad que se esconde tras la fluctuación en la población de la comarca.
Buena muestra de ello es la muy distinta situación que se ha vivido en municipios muy cercanos, cuando no vecinos. Así, la bajada general sufrida por la comarca de la Marina Baixa entre 2020 y 2021 se ha debido, en realidad, a que cinco de sus dieciocho municipios han perdido población. Dicho de otra manera, la inmensa mayoría, trece poblaciones, ha visto aumentada en mayor o medida el número de vecinos.
El retroceso de cinco de los dieciocho municipios de la comarca puede más que el crecimiento de los otros trece
L’Alfàs y Benidorm, las dos caras de la moneda
Y poco o nada parece influir en esta realidad -insistimos en que prescindimos de forma deliberada, por no estar todavía publicados, de otros elementos de juicio- la situación geográfica de las distintas poblaciones. Así, dos localidades vecinas como l’Alfàs del Pi y Benidorm son las que encabezan y cierran la tabla de crecimiento poblacional.
La primera de ellas ha aumentado su censo en 453 vecinos, pasando de los 20.042 de 2020 a los 20.495 de 2021, lo que supone una subida porcentual de 2,26 puntos. Sin embargo, la capital turística se ha dejado por el camino a 1.332 habitantes, un descenso del 1,89% en sólo doce meses, algo que aleja a la ciudad de los rascacielos de su objetivo de convertirse en gran ciudad.
Finestrat, con un aumento poblacional de más del cuatro por ciento, es el municipio que más crece en el último año
Finestrat, líder de crecimiento
Pero si hay un municipio que puede presumir de crecimiento en la Marina Baixa, ese es Finestrat. Poco antes de que los finestrenses dieran la bienvenida a 2022 comiéndose las uvas, su alcalde, Juan Francisco Pérez Llorca, presumía del crecimiento “en número de vecinos, empresas y economía en general” de la localidad.
Las cifras, finalmente, le dieron la razón al primer edil y colocaron a Finestrat en los 7.402 residentes, un aumento de 299 respecto al año anterior suponiendo un incremento censal del 4,21%, el mayor de toda la comarca.
Cabe mencionar aquí que existe un núcleo que ha crecido por encima del ocho por ciento como es el caso del Castell de Guadalest, pero ese incremento tiene algo de trampa debido al bajo número de habitantes del pueblo, lo que provoca que cualquier pequeña variación (ha ganado veintinueve habitantes hasta llegar a 243) tenga un enorme impacto estadístico.
La Vila Joiosa pierde el uno con cinco por ciento de su población y encabeza la bajada en la comarca
Menos habitantes en La Vila
Algo muy similar ocurre en el lado contrario de la balanza. Ahí es la Vila Joiosa, con una pérdida del 1,46% de población, la que encabeza la estadística obviando el cuatro por ciento que representan los ocho vecinos que ha retrocedido Beniardá.
La ciudad del chocolate, vecina de Finestrat (y Benidorm), ha pasado de los 35.199 vecinos censados en 2020 a los 34.684 de 2021, lo que implica una rebaja de algo más de medio millar de censados en sólo doce meses.
El impacto indirecto de la pandemia
El primer impulso, evidentemente, es buscar el motivo de ese descenso más o menos generalizado en el aumento de mortalidad producido por la pandemia, pero como ya adelantaron los responsables de los censos -y parece apoyar el crecimiento de algunas poblaciones-, no es ahí donde se deban buscar las causas principales.
Pese a ello, todos apuntan al impacto indirecto que ha tenido la situación sanitaria. Sobre todo, aseguran, en la decisión de muchas personas que pasaban largas temporadas en municipios costeros de volver, obligados por los confinamientos o de manera voluntaria, a sus lugares de origen. En ese sentido, apuntan a que “la necesidad de poder acceder a los recursos sanitarios ha llevado a esas mismas personas a solicitar el alta en el padrón de esos mismos pueblos o ciudades”.
En números absolutos, l’Alfàs del Pi encabeza las altas en el padrón con 453 nuevos vecinos
La renovación de residentes
También se apunta, en ese mismo sentido, hacia la imposibilidad para muchos residentes extranjeros de cumplir con los plazos y requisitos para seguir dados de alta en los censos municipales de las poblaciones de la Marina Baixa. Aquí cabe resaltar que, al contrario de lo que sucede con los nacionales españoles, que sólo desaparecen del padrón una vez que fallecen o proceden a darse de alta en otro municipio, los extranjeros son borrados de manera automática si no solicitan su continuidad pasado un tiempo determinado.
Así, dependiendo de sus lugares de origen -conforme a los tratados existentes en el espacio Schengen y los acuerdos bilaterales entre España y terceros países-, los residentes extranjeros deben dar señales de vida, como gráficamente expresa un responsable municipal del censo, cada dos o cinco años. De lo contrario, se da por hecho que han abandonado el país y han vuelto a sus lugares de origen.
Una cuestión de recursos
Estos datos no dejarían de ser una mera anécdota, sobre todo en un contexto europeo de envejecimiento de la población, si no fuera por el impacto directo que tienen en la vida diaria de una ciudadanía que, en muchos casos, no es plenamente consciente de la enorme importancia que para las administraciones locales supone tener una cantidad determinada de vecinos.
Y no sólo por la eterna cuestión, más acuciante en los entornos turísticos, de tener que dar servicios varios a un número de personas muy superior al que registran los datos oficiales y, por lo tanto, en los que las entidades supramunicipales se basan a la hora de derivar recursos humanos y materiales, sino también, y sobre todo, por su afectación a las cuentas y a la organización de los propios consistorios.
Los responsables de los censos apuntan a los efectos indirectos de la pandemia como causa principal
Categorías de ciudad
El caso más claro lo podemos encontrar en municipios como l’Alfàs del Pi, Altea o La Nucía, que rozan, por encima o por debajo, la barrera de los veinte mil habitantes, una línea que es algo más que una marca psicológica, ya que es en esa cifra donde se pasa de una cantidad determinada de concejales a otra, en la que se dirimen ciertas competencias y, sobre todo, donde se pasa de un aporte presupuestario a otro muy diferente.
Cabe recordar que los ayuntamientos reciben de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) una cantidad fija anual por cada habitante empadronado. Una cuantía que varía al alza de manera significativa entre aquellos pueblos de menos de veinte mil habitantes y los que han pasado esa misma cantidad.
Por ello, no es de extrañar que localidades como l’Alfàs del Pi o Altea hayan protagonizado intensas campañas a lo largo de los últimos años para evitar a toda costa bajar de esa cifra mágica centrándose, sobre todo, en la sensibilización sobre el particular en el colectivo de residentes extranjeros algo a lo que, de alguna manera, ha ayudado el Brexit.
Benidorm se aleja de ser gran ciudad
En esa misma tesitura, aunque en una ‘liga’ muy distinta, se encuentra la gran locomotora económica de la comarca. Benidorm lleva años tratando de alcanzar la cifra de 75.000 empadronados, lo que la situaría dentro de la categoría de grandes ciudades y, por lo tanto, le daría acceso a toda una serie de ventajas a nivel de servicios y de financiación.
La capital turística estuvo cerca de conseguirlo en 2013, cuando sumó 73.768 censados en su padrón, pero por motivos que no vienen al caso y que serían demasiado largos de explicar, una modificación legislativa promovida por el entonces ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, castigó de forma muy evidente a los censos de zonas turísticas y rebajó la población de Benidorm a los 69.010 vecinos de 2014, tocando suelo en 2016 con 66.642 habitantes.
Desde entonces y hasta ahora, el crecimiento, aunque lento, había sido continuo, pero el tremendo impacto que la pandemia ha tenido en la principal actividad económica de la ciudad, el turismo, ha provocado que ese aumento se haya visto truncado y que, por lo tanto, el objetivo de ser gran ciudad esté ahora un poco más lejos.
Evolución del censo en la Marina Baixa
Municipio | Población 2021 | Población 2020 | Variación total | Variación % |
L’Alfàs del Pi | 20.495 | 20.042 | +453 | +2,26% |
Altea | 22.657 | 22.558 | +99 | +0,44% |
Beniardá | 192 | 200 | -8 | -4% |
Benidorm | 69.118 | 70.450 | -1.332 | -1,89% |
Benifato | 135 | 136 | -1 | -0,74% |
Benimantell | 501 | 497 | +4 | +0,80% |
Bolulla | 426 | 417 | +9 | +2,16% |
Callosa d’En Sarrià | 7.589 | 7.522 | +67 | +0,89% |
Castell de Guadalest | 243 | 224 | +19 | +8,48% |
Confrides | 271 | 261 | +10 | +3,83% |
Finestrat | 7.402 | 7.103 | +299 | +4,21% |
La Nucía | 18.108 | 18.163 | -55 | -0,30% |
Ortxeta | 787 | 784 | +3 | +0,38% |
Polop | 5.069 | 5.054 | +5 | +0.10% |
Relleu | 1.173 | 1.148 | +25 | +2,18% |
Sella | 578 | 577 | +1 | +0,17% |
Tárbena | 642 | 623 | +19 | +3,05% |
La Vila Joiosa | 34.684 | 35.199 | -515 | -1,46% |
Marina Baixa | 190.070 | 190.968 | -898 | -0,47% |