Nos encontramos bastante lejos del mar. En la piscina olímpica de la Asociación Recreativo Cultural Polideportivo de Aspe, camino ya hacia el paraje boscoso ubicado en la umbría de la sierra de la Ofra.
Son los bautismos de buceo de un club noveldense. “Hay mayor afición al submarinismo en tierras de interior”, te han comentado. Es septiembre, aún acalora el sol, pero el agua no mucho.
Así te quitas de encima el primero de los mitos: el traje de neopreno (polímero de cloropreno policloropreno, un caucho sintético), el simple, aísla físicamente las interioridades, pero no priva de una al menos momentánea sensación de frío. Si el agua está helada, se nota.
¿El segundo mito? Doble. Las bombonas para respirar sí pesan, pero no llevan oxígeno puro, tóxico a más de cuatro metros de profundidad.
Sin bombonas de oxígeno
Así que, con los tanques de aire comprimido (veintiuno por cien de oxígeno, setenta y ocho de nitrógeno y uno por cien de otros gases traza) a 200 atmósferas, toca bucear, siempre en parejas.
Los aguerridos submarinistas de los telefilmes de domingo por la tarde van en solitario (será porque al lado tienen al equipo de rodaje), pero bucear lleva muy allá lo del compañerismo. Hay límites: cada diez metros, aumenta una atmósfera la presión.
No vayas más allá de treinta metros de profundidad, si tienes el título correspondiente en la modalidad recreativa. La profesional, que da para mayor profundidad, se enseña en centros de la Armada o en la Escuela Oficial de Buceo, en el Instituto Marítimo Pesquero de Alicante.
Las botellas no llevan oxígeno puro, sino aire comprimido
Equipamiento básico
Se puede ser B 1E (veinticinco metros), B 2E (treinta) o B 3E (salvamento, buceo nocturno y profundo). Hace falta seguro, lo pide la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas), pero a las aseguradoras no les gusta que se baje más allá de un B 1E. También se puede optar a la titulación de instructor nacional (1E nivel 1, 1E nivel 2, 2E y 3E).
Es necesaria, pues, instrucción, que, salvo en cursos de iniciación subvencionados por algún ayuntamiento, puede costar entre ciento y pico euros hasta unos quinientos.
Sumémosle el equipo siquiera básico de buceo: traje (húmedo, seco o semiseco), botas, escarpines, guantes, máscara, ‘snorkel’, aletas, regulador y botella, chaleco, cinturón de lastre, profundímetro, manómetro, brújula subacuática y reloj especial. De mil y mucho a más de dos mil euros la broma. Alquilarlo, de treinta y tantos para arriba al día.
Es necesario tener un seguro para realizar cualquier inmersión
La expansión norte subacuática
Dado que los clubes suelen ser empresas comerciales, no todas llamadas a perdurar más allá de un verano, resulta difícil establecer un censo siquiera aproximativo del sector.
Se sabe a título general que la mayor parte de centros de buceo de la Comunitat Valenciana se concentran en Alicante, en especial desde la Serra Grossa o de San Julián (la que separa el Alicante clásico de la expansión Albufereta-El Cabo-Condomina-Playa de San Juan) hacia el norte.
La abundancia de acantilados, con vericuetos para que ‘aniden’ las reservas marinas, son responsables de ello. Lo que no quita para que en la vertiente sur, una especie de playa sin fin (pero donde aún nos encontramos con la isla Tabarca), existan también escuelas; e incluso en el interior, tanto en las comarcas del Vinalopó como la Vega Baja.
Xàbia se ha convertido en uno de los paraísos del buceo
El litoral preferido
El caso es que este deporte sigue triunfando. Muchas de las ofertas para enseñarse suelen coincidir con las zonas donde practicar esta suerte de senderismo submarino: desde Tabarca hasta Dénia, lo que incluye Altea, Calpe o Xàbia. Pero no hay que despreciar como de principiantes zonas el Cabo de las Huertas, en Alicante capital (a la que pertenece Tabarca).
Tampoco otras, como la isla de Benidorm, la Vila o, en El Campello, los derredores de los Baños de la Reina o Illeta dels Banyets. El límite son diez metros si nos introducimos más en el mar, pero a cambio todo permanece iluminado por el sol.
Eso sí, en el área limítrofe con el yacimiento, lo suyo es el ‘snorkel’. En general, las aguas del litoral provincial presentan una notable claridad.
Los paraísos submarinos
Pero el gran paraíso submarinista, según muchos medios, sitios de Internet e instructores, es Xàbia, en las calas del cabo San Antonio, nutrida zona de reserva marina; o por la isla del Portixol; quizá en los derredores de la una tanto masificada cala Granadella (un pequeño pueblo-calle-pedanía que alimenta una muy visitada playa).
Aunque más al norte, Dènia ofrece, para buceadores ya con enjundia, el caramelo de la abundancia de pecios (fragmentos de barcos hundidos). Desde embarcaciones romanas a naves de los siglos dieciséis al dieciocho. Y ‘El Vaporet’, un carguero que en el siglo diecinueve se fue directo a los reinos de Neptuno. Está a unas 2,6 millas náuticas (casi cinco kilómetros) del puerto de Dènia.
También Moraira, la fachada litoral del municipio Teulada-Moraira. O la Cova dels Arcs (cueva de los Arcos), en Benitatxell, abordable ya desde cierta veteranía. Hay tantos senderos alicantinos donde bucear…