Es como un tópico: si dices que vas a Torrevieja, aparecen la palabra sal o la fórmula cloruro sódico. Y alguien hasta te suelta, para recordar la importancia del mineral comestible, que en la antigüedad era usada como equivalente a moneda, como recogen muchos ‘libros sagrados’. O que en la Roma clásica constituía el sueldo de un esclavo, que era un “asalariado”.
Ocurre que Torrevieja es un municipio construido, si no con sal, sí a partir de esta. No solo impregna la vida, sino que en realidad la origina. Como que nació gracias a la sal: la extracción del producto de sus salinas sirvió para crear el actual entramado urbano. Aunque surgió oficialmente en la hoy pedanía costera de La Mata o Torrelamata, allá por el siglo trece, Plena Edad Media.
Llegaron los genoveses
La Torrevieja titular no comenzaba a construirse oficialmente hasta 1802, a la vera de edificaciones vivenciales menores en la más tarde vecina, hoy conurbada, entrelazada, Torrelamata. Es más, hasta 1759 lo de la sal fue una industria estacional. Pero a la Inmaculada Concepción se la tiene como patrona torrevejense desde 1789. Puede que ya se hubiera comenzado a levantar la actual urbe.
O quizá la población torrelamatense de entonces eligió a la patrona. Aunque el dogma de fe no se determinó hasta 1854, esta veneración comenzó a expandirse con fuerza durante el periodo de los siglos once al trece. Por tierra y por mar. Gozó de gran aceptación en Génova, y sus marinos comerciaban por todo el Mediterráneo. Y sí, existen registros de comerciantes genoveses asentados aquí.
El municipio surgió desde la hoy pedanía de La Mata
Desde un parque natural
Venían por la sal, claro. Actualmente el proceso de obtención del cloruro sódico en Torrevieja, con la laguna de La Mata como depósito calentador, mientras la que nombra la urbe titular concentra las aguas madre, para así recolectar la sal, produce en torno al millón de toneladas actuales, condimentadas también con sal gema, extraída de las canteras de Pinoso. Quizá por entonces fueran otras tantas.
El meollo se encuentra en el Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja, declarado como tal desde 1996 y con Centro de Interpretación a la altura de Torrelamata. 3.743 hectáreas ahora. Un salino humedal donde el matorral (saladillas, salicornias) y el carrizal (carrizos, juncos), más algo de pino carrasco, cobijan a una riquísima fauna volátil: alcaravanes, ánades, avocetas, flamencos, tarros blancos y hasta cigüeñas.
Las salinas formaron una bahía que hacía de Torrevieja una isla o península
Lagunas y bahías
¿De dónde viene este peculiar hábitat? Una mirada rápida al mapa que retrata las costas levantinas nos muestra la sobre existencia de radas y bahías, aunque la principal, el mítico pero real Golfo de Elche o Sinus Ilicitanus, comenzaba a formarse entre el 4000 y el 3000 antes de Cristo e iniciaba ya un franco retroceso a la llegada de los romanos hasta lo que fue Hispania, en el 218 antes de Cristo.
Lo cierto es que llegó a convertir a las actuales Albatera, Crevillent, Cox o Redován en puertos de mar. Pero también existen varias albuferas, lagunas litorales de aguas endorreicas (sin salida directa al mar) separadas del Mediterráneo por un cordón arenoso (una restinga). En realidad, constituyen huellas de otros ‘sinus’ o golfos. El de aquí dejaba a Torrevieja como isla o península, rodeada de lo que hoy son sus lagunas saladas.
El comercio con ultramar trajo también las habaneras
Los frutos del mar
La sal impregna también lo gastronómico, muy directamente en los salazones de pescado azul (el más graso, pero de ácidos grasos poli-insaturados, los buenos contra el exceso de colesterol): boquerones, caballas, sardinas o la mojama de atún, gran producto estrella de la despensa torrevejense. Como también las delicias enológicas con recuerdos salados en el paladar, a las que se les sumó incluso una marca de cerveza.
Pero si el vino alude a la laguna grande, la de Torrevieja, la rosa (por el alga dunaliella salina), procedente de vides que beben posos salinos infiltrados, y los salazones, maridan lagunas y mar, desde el Mediterráneo, sal al fin y al cabo, se gestan un pulpo al horno, unas huevas rebozadas, frituras variadas, moluscos o el pescado a la sal. Y si la gastronomía es cultura, también el cloruro sódico.
Sales ultramarinas
Hay una serie de significativas maquetas variadas que pueden verse en el aún emplazamiento provisional, inaugurado en febrero de 1995, del museo del Mar y de la Sal, en la calle Patricio Pérez, a pocos pasos de la plaza Miguel Hernández y del Teatro Municipal. Nos muestran, fabricados en sal, edificios, ingenierías y un elemento fundamental en Torrevieja: embarcaciones.
Con ellas, tras el salitre alimenticio, llegaron no solo gentes de ultramar. También sones. El siete de agosto de 1955 comenzaba un certamen dedicado a un género musical originado en Cuba en la primera mitad del siglo diecinueve, convertido desde 1989 en el Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía. ¿Qué fue antes el escenario donde desde 1974 se celebra? En el museo se ve en maqueta su función: entre 1777 y 1958, almacén y embarcadero, las Eras de la Sal.