En estas que llega el puente del Pilar, desde el sábado ocho al miércoles doce, y nos vamos de feria, de las gastronómicas, en l’Alcúdia. A probar comida de nuestra tierra, como esos ‘putxeros’ tan valencianos. Pues no. Este año, la Fira Gastrònomica de l’Alcúdia pasa a noviembre, del cuatro al seis. Eso sí, anuncian modernizaciones, nuevos productos, nuevos conceptos.
Desde la organización incluso se habla de abrir más el ámbito gastronómico, aunque sin perder el referente autóctono. Y prometen una de las mejores ediciones que se hayan ofrecido hasta ahora, con la esperanza en el horizonte y sin perder de vista el triste momento en que el alcalde Andreu Salom y Rubén Grau, al frente de la Fira, tuvieron que suspenderla en 2020 por la covid-19.
Bodas de plata a la carta
Una feria nutritiva hasta el último bocado, con el preámbulo del Concurs de Putxero i Postres de Kaki de la Ribera el día cinco. En el prepandémico 2019, la Fira celebraba sus bodas de plata, su veinticinco aniversario. El de una muestra gastronómica surgida en 1995 para “divulgar los productos” alimenticios “y elaboraciones artesanales de calidad de la Comunitat Valenciana”.
También se planteaba “facilitar la penetración en el mercado de estos productos” o “promover el consumo de productos tradicionales como parte de la propia cultura”, impulsando la “dieta mediterránea”, “la producción ecológica” y “el turismo rural y de interior, intrínsecamente vinculado a la gastronomía local”. Todo ello, organizado por la Associació Cultural Fira Gastronòmica, apoyada por el Ayuntamiento y la empresa privada, más entidades como el Patronat Provincial de Turisme de València.
La feria celebró su 25 aniversario en 2019
Años fundacionales
Para el año 1995 la democracia ya se había consolidado por estos lares desde la aprobación en 1978 de la Constitución española. Así, el veintiocho de mayo se celebraban ya las quintas elecciones municipales tras la reinstauración democrática. En l’Alcúdia revalidará la vara de primer edil el economista Francesc Signes i Núñez, quien había estado al frente del ayuntamiento desde 1991 y lo estará hasta 2007, para marchar a continuación a las Corts Valencianes.
Buen momento para lanzar esta propuesta en un municipio que registra 12.193 habitantes en 2021 y que precisamente en los años sesenta y setenta del pasado siglo comenzó a apostar, dentro de su fuerte giro industrial (aunque equilibrado con la economía tradicional agrícola), por las empresas de los alimentos preparados. El agro autóctono iba a aportar mucho.
Fue un proyecto iniciado en plena Transición política
Grandes marcas
Algunas de las grandes marcas alimenticias se desarrollaron justamente desde aquí, como la desaparecida Frudesa (1959), fundada por una familia de la cercana Carlet y absorbida por la otrora sueca Findus (1945). Si la industria de lo nutritivo cogió aquí fuerza, también lo hizo una gastronomía local con posibilidades de exportación. Que la Fira Gastrònomica pasase a ser importante bandera de las artes culinarias en la Comunitat Valenciana constituía un paso lógico.
Se la engarzó tanto al ciclo agrario (octubre, época de cosecha de muchos productos del campo) como al propio festero. El culto a la Virgen del Pilar se generó gracias a una serie de dichos e historias que fueron entrelazándose y evolucionando, hasta desembocar en la del apóstol galileo Santiago el Mayor (año cinco antes de Cristo hasta el 44) visitando España, y la Virgen, que aún vivía, apareciéndosele por Zaragoza sobre un pilar.
En 2008 nace el concurso de cocidos y postres con caqui
Puente del Pilar
La advocación iba a gozar de un enorme éxito en la Comunitat Valenciana, donde la introdujeron los aragoneses, y no olvidemos que el Reino de Valencia (1238-1707) perteneció a la Corona de Aragón (1164-1707). Aquí, en la actualidad, se la festeja como en cualquier lugar de España, ya que, además de ser una de las ocho (antes siete) patronas del País, y de la Guardia Civil, coincide con el Día de la Hispanidad.
O sea, el doce de octubre de 1492 desembarcaba Cristóbal Colón (quizá 1451-1506) en ‘las Américas’. En todo caso, el asunto acabó dando para un ‘puente del Pilar’ que en l’Alcúdia se iba a concretar en la Fira, a la que se fueron sumando otros elementos, como, en 2008, el Concurs de Putxero Valencià i Postres de Kaki. El ‘putxero’ es nuestra versión del cocido, con el aditamento de productos de las huertas autóctonas, como el napicol (nabos suecos) o pencas.
Caquis y un ilusionado retorno
En cuanto a lo de los kakis, caquis o palosantos, a pesar de la dura realidad de las altas temperaturas veraniegas, continúa siendo un cultivo muy importante en la Ribera Alta, a la que pertenece l’Alcúdia. Hasta el 87 por ciento de la producción española según cifras de 2018.
Pero, aparte de cocidos y caquis, en aquellas bodas plateadas de 2019 hubo de todo, hasta cervezas artesanas o trufas, e incluso ya una apertura a gastronomías allende las fronteras de la Comunitat Valenciana, como la serie de productos baleares, aparte de anchoas de Santoña (Cantabria) o embutidos del Pirineo. Cabe esperar que en este retorno ilusionado, aunque sin puente en que ampararse, la Fira siga muy viva.