Entrevista> Damià Llorens Picó / Músico (Muro de Alcoy, 30-mayo-1983)
Abraxas es un proyecto totalmente independiente y autogestionado, a medio camino entre la música electrónica oscura de baile, la reflexión filosófica, el activismo sociopolítico y el emprendimiento musical.
Su principal objetivo es sacudir cuerpos y mentes difundiendo mensajes de autocrítica individual y social desde el punto de vista de la dualidad, los extremos y las contradicciones, inherentes al ser humano y a la sociedad capitalista.
¿Cómo planteas tu nuevo proyecto de Abraxas, tras We Are Not Brothers, PanDemian y Cançoner Industrial? ¿En qué se diferencia del resto?
Aunque los cuatro son proyectos de música electrónica con tintes industriales, la realidad es que son bastante diferentes entre ellos. Abraxas es sustancialmente distinto. Se trata de un proyecto en solitario, totalmente profesionalizado, con un rico imaginario filosófico elaborado durante cuatro años de trabajo, destinado a la pista de baile, tanto en sus producciones como en sus directos audiovisuales.
«El nuevo trabajo pretende reivindicar el baile como arma de protesta y lucha»
El primer disco de Abraxas es un LP doble llamado ‘Dancing as an act of rebellion’. ¿Qué nos puedes adelantar del mismo?
Es una recopilación de las primeras grabaciones lanzadas entre 2020 y 2021, más algunos temas inéditos y, además, un segundo disco de remezclas de otros artistas de la escena electrónica ‘darkwave’.
Pretende reivindicar el baile como arma de protesta y de lucha, y trata temas tan importantes y controvertidos como el anticapitalismo, ecologismo, cambio climático, colapso y el ser humano como virus, sexismo, misoginia, feminicidio y heteropatriarcado, concepto de patria y nación, guerra de clases y revolución…
¿A qué suena este nuevo trabajo?
Suena a rabia y a protesta. A intelectualidad y a visceralidad. A baile, diversión y reflexión. Suena a We Are Not Brothers pero con un discurso más de pista de baile. Y a nivel de estilos, dentro de la electrónica en el género del techno.
Aunque también se pueden escuchar ecos de distintos estilos y subestilos envueltos en un discurso moderno y un sonido actual, como la música industrial y postindustrial y su vertiente más moderna ‘Techno Body Music’, y por último, sonidos más ruidosos y experimentales, todo ello envuelto en cierta influencia ‘cyberpunk’ y una densa aura ‘darkwave’.
Cuenta con remixes de nombres importantes en la escena. ¿Cómo fue el proceso, tanto de selección de los artistas como de la realización?
Para mí son muy importantes tanto las relaciones humanas y personales, así como la economía del bien común, el km 0 y todas estas filosofías de vida y consumo. Decidí colaborar con artistas próximos e implicados con el proyecto, ya sea por amistad, geografía o consonancia artística.
Todo fue muy fácil, aunque algunos de los remixes no llegaron a tiempo. Cuando se trabaja de forma altruista no se pueden exigir plazos ni meter presiones de ningún tipo y, debido a ello, siempre hay bajas.
«El lanzamiento de un nuevo álbum siempre es un momento muy emocionante»
¿Cómo es el camino de autogestión que llevas a cabo en Abraxas? ¿Qué es lo más agradecido y, por otro lado, lo más laborioso?
Es duro y desesperante por una parte, pero satisfactorio y recompensante por la otra. Lo mejor es no depender de absolutamente nadie, no tener presiones ni conflictos de ningún tipo.
También la gran satisfacción personal de cuando las cosas salen adelante. Lo peor es la soledad del camino. La incertidumbre que conlleva gestionar un proyecto de estas características es mucho más hostil cuando no tienes nadie que te acompañe en el camino. La comunidad y el apoyo mutuo siempre van a ser más beneficiosos para el ser humano que la individualidad y la competitividad capitalista.
¿Cuáles han sido los momentos más especiales que recuerdas de tu carrera musical?
El lanzamiento de un nuevo álbum siempre es un momento muy emocionante, aunque lo que más me excita son los directos. Sobre todo cuando toco en un lugar exótico, descontextualizado y con un público adecuado.
Me vienen a la mente veladas importantes como el bolo del Ombra Festival en Barcelona, por todo lo que rodea a esta imperdible cita del ‘darkwave’ internacional, conquistar el Palau de la música de València en el homenaje por el 25 aniversario de la marcha de Ovidi Montllor o la incursión a Rockerill en Charleroi, una meganave industrial reconvertida a un multiespacio cultural de donde salieron la mayoría de vigas metálicas de los rascacielos norteamericanos y, durante la ocupación nazi, los famosos tanques Panzer del III Reich.
«Echo de menos la comunidad que había en Alcoy en las décadas de los 90 y 2000»
Con respecto al panorama musical en Alcoy, ¿cómo lo ves? ¿Qué le aporta la ciudad a tu creación musical?
A nivel underground, lo veo más parado que en las décadas de los 90 o 2000, a pesar de que tenemos muchos artistas y de gran calidad. Echo de menos la comunidad que había en esos años gracias a colectivos como Insònit, ONFF o Fuktor, espacios autogestionados como El Molinar o La Borrera y garitos como el Hobby o el Einstein en Muro.
Respecto a mi música, sé que a grandes rasgos no aporta nada a una pequeña ciudad, pero a nivel individual, para determinadas mentes que van más allá de lo convencional, puede llegar a ser un referente, una válvula de escape.
Por último, recientemente ¿cuáles son las tendencias y proyectos musicales que más te han sorprendido?
Llevo unos años en los que no sigo demasiado las tendencias porque me aborrece el tener que hacer el esfuerzo para estar al día y, de hecho, llevo un tiempo revisitando los clásicos con insistencia, incluso los que escuchaba en mi adolescencia.
Pero si me pongo a rebuscar en mi memoria, dos propuestas modernas que me flipan son la del neoyorquino Yves Tumor y, a nivel estatal, la murciana Beatrix Weapons.