Hace años, cuando a alguien en València le gustaba la escalada y deseaba llevar a la práctica su afición, debía comprarse unos pies de gato, ropa cómoda, material básico (arnés, etc.) e irse al monte. Destinos próximos al ‘cap i casal’ como Gilet y otros enclaves con paredes rocosas abordables se convirtieron en peregrinaje para los aficionados a la escalada. Ahora ya no es necesario salir de la ciudad.
Los rocódromos
Los rocódromos han venido para quedarse. Se trata de instalaciones artificiales en las que se recrea las condiciones de escalada. Multitud de empresas han puesto en marcha rocódromos en distintos puntos de València. Allí alquilan material e incluso ofertan cursos. Para cualquier nivel y todas las edades. La escalada urbanita ha venido para quedarse.
Si el lector acude a la RAE la palabra rocódromo proviene del inglés ‘rock’ y el griego’ δρόμος’ (drómos), ‘carrera’, formado a imitación de hipódromo, autódromo, canódromo, aeródromo… Así pues, etimológicamente viene a significar lugar en que se celebran actuaciones musicales, normalmente al aire libre.
Un profesor de educación física inventó esta modalidad deportiva a mediados de los años 60
Don Robinson, el pionero
Los orígenes del primer rocódromo se remontan a mediados de los años 60 del pasado siglo. Un profesor de educación física de la universidad de Leed, ante la imposibilidad de desplazar a cientos de estudiantes a las zonas donde practicar escalada, ideó lo que una década más tarde se popularizaría y en los 80’ ya sería motivo de competiciones profesionales.
Don Robinson, como se llama dicho profesor, narra que dio con la solución al mirar un enorme muro blanco, limpio, bajo techo. Dibujó en un papel todas las posibilidades de agarres que se dan en la montaña, y buscó piedras que sirviesen para agarrarse de las mismas. Luego quitó y modificó ladrillos de la pared para simular las grietas de las rocas de las montañas e integrar las piedras. El primer rocódromo acababa de ver la luz.
Se necesita buena fuerza de agarre, dado que el peso corporal recae en parte sobre las manos
Modalidades
En función del tipo de rocódromo al que el aficionado desea enfrentarse, el material necesario variará. Así, para búlder (o boulder) en panel se recomienda tan sólo pies de gato y magnesio líquido. Es un divertido ejercicio para todo el cuerpo. Aquí se escala a poca altura y sin ayudas, siguiendo las presas de colores del rocódromo hasta completar un trazado determinado.
A diferencia de la escalada clásica no se requieren cuerdas de seguridad pues sólo se escalan distancias cortas. De este modo, el usuario siempre permanece a la altura del salto. Las colchonetas de este tipo de salas amortiguan cualquier posible caída, por lo que no es necesaria ninguna de las protecciones clásicas de la escalada.
Por otro lado, para hacerlo en rocódromo autoasegurado se requiere, junto al material antes citado, el uso de arnés además de recomendarse el uso de casco. Para escalar en rocódromo y roca el material necesario pasaría a ser el siguiente: pies de gato, arnés, cuerda, cintas exprés, asegurador, mosquetones de seguro, casco y magnesio.
Los hay de libre acceso, como Las Setas UPV o el nuevo rocódromo del Parque Central
Habilidades y técnica
¿Qué tipo de habilidades se requieren para afrontar un rocódromo? Una de ellas es mental, como en muchos otros deportes: la paciencia. En los niveles de dificultad más elevados, escalar un búlder se torna trabajo mental al trabajar la capacidad de visualización de una ruta de la forma más limpia y racional posible.
Por otro lado también se fomenta el trabajo de equipo, pues en plena escalada se resuelven algunos problemas junto con otros compañeros al intercambiar consejos de maniobras en la ascensión.
En términos anatómicos, además de un tono físico mínimo, se necesita una buena fuerza de agarre dado que el peso corporal recae en parte sobre las manos, especialmente en los dedos. Por este motivo se requiere no padecer problemas en las manos, muñecas o dedos.
La oferta en la ciudad
Lo primero que conviene aclarar es que la mayoría de rocódromos de València no permite la escalada deportiva. Esto es así porque para esta modalidad que requiere uso de cuerda se necesita un gran plafón vertical donde poder coger metros. Los que están habilitados para ello son Laif Climbing Gym, el de la UPV y también el del complejo deportivo de La Petxina.
La lista de ‘rocos’ (como así los llaman los amantes de este deporte) en València no deja de crecer. Algunos ofrecen distintas modalidades. Otros están más alejados del centro. Los hay que alquilan todo tipo de material. Los horarios e instalaciones varían en una oferta con nombres como Laif Climbing Gym, Natural Climb Vlc, El Búnker, Vents de Muntanya, Vuit Climbing Club, Indoorwall Valencia y un largo etcétera.
No obstante, es importante recordar a nuestros lectores que los hay de libre acceso. Así, muchos pueden hacer sus primeros pinitos en Las Setas UPV, en el nuevo rocódromo del Parque Central o en el arco de obra del Puente del río.