Entrevista> Alberto Labad Sasiain / Pintor autodidacta (Bilbao, 10-junio-1940)
Alberto Labad nació en Bilbao en 1940. En el año 1979 se instaló en Altea donde echó raíces junto a su familia. Desde entonces vive y trabaja en su estudio de La Olla.
LABAD, apellido y nombre artístico, es minucioso en el trazo, delicado en el color esfumado y tajante en sus composiciones, mostrando la belleza como algo etéreo y sosegado. Estas cualidades se reflejan en su última exposición ‘El orden de la belleza’, compuesta por una treintena de obras, óleo sobre lienzo, inéditas y originales.
La exposición es un recorrido por sus últimas creaciones, realizadas en el transcurso de los años 2019, 2020 y 2021. ¿Qué balance hace de este periodo que ha incluido una pandemia?
Esta exposición es obra inédita que no ha sido expuesta físicamente en ningún otro lugar. El retiro forzado debido a la pandemia y la distancia con nuestro entorno, además coincidiendo con mi 80 cumpleaños, influyeron en mi trabajo y en mi vida.
En el tiempo de aislamiento noté un impulso de creatividad que me hizo acabar con todos los lienzos que tenía disponible en mi estudio. Por suerte lo tengo en mi propia casa y eso me facilitó mucho el trabajo, la disposición y el aislamiento.
«Siempre intento basarme en el equilibrio y armonía de las proporciones del cuerpo»
¿Cómo ha afectado a su pintura?
Seguramente afectó a mi pintura de algún modo, al color o temática. Es una difícil tarea, llena de trampas y peligro, hablar de uno mismo y de mi trabajo, y con una perspectiva tan corta, resulta imposible. Solo el tiempo lo dirá.
En ‘El orden de la belleza’ hace al observador cómplice de su renovada atención poética de la figura femenina. ¿Qué le lleva a inspirarse en esta temática?
La figura es un tema recurrente a lo largo de toda mi carrera, pero es cierto que en esta muestra es prácticamente el tema principal. Intento basarme en el equilibrio y armonía de las proporciones del cuerpo, como en las figuras de la cultura clásica. Es mi modesto homenaje a los antiguos maestros renacentistas.
Actualmente nos encontramos en un tiempo de sobrexposición y sobreinformación digital y audiovisual, que nos acerca el arte pero nos aleja de la originalidad. Yo prefiero echar la mirada atrás a los grandes maestros de todos los tiempos, e insistir constantemente en la idea de darle una visión diferente y novedosa a la pintura, alejada de modas.
¿Qué aspectos considera más relevantes de la exposición?
El arte es ante todo subjetivo. La emoción del arte entra sin llamar, aunque no todos tienen abierta esa puerta. En las postrimerías de mi carrera creativa la búsqueda de la belleza de la línea se mantiene, y la armonía del color sigue siendo una meta.
Los aspectos más relevantes pueden ser la coherencia, la nitidez formal y la perfección técnica del tratamiento del óleo. Además de una instalación perfecta en el espacio expositivo del Palau Altea Centre d’Arts, gracias a mi hija Cristina que entiende mi obra mejor que nadie y cuida hasta el último detalle.
«Mi pintura no admite rectificaciones en la forma»
Tiene un estilo reconocible muy personal. ¿Cuál es su forma de abordar una obra?
Decidida la idea, va surgiendo una imagen compleja y detallada. Primero hago un boceto preliminar que puede dormir en una caja durante meses. Si pasado ese tiempo me sigue atrayendo, lo paso a un lienzo. A partir de ahí, es un proceso de eliminación hasta llegar a la esencia expresiva.
Finalmente es el momento de pasar al lienzo y al color, con una técnica personal, depurada, heterodoxa y fácilmente reconocible. La obra terminada empieza una vida independiente, produciendo en cada espectador sentimientos y reacciones diferentes. Mi pintura no admite rectificaciones en la forma, solo alguna variación de matiz en el color.
Háblenos de los referentes que ha tenido a lo largo de su carrera.
Soy autodidacta, mis maestros son toda la historia de la pintura. Se aprende viendo y pintando. No soy un pintor de escuela o de grupo y eso me ha mantenido al margen de influencias concretas. Todos los pintores evolucionan. Ese estudio queda para quienes analicen mi trayectoria.
¿Cuáles son los atractivos que encuentra en la localidad de Altea que hayan motivado a su pintura?
Lo que me motiva es la vida, y mi vida en Altea desde el año 79 me ha facilitado mucho las cosas. Es un lugar amable para vivir y trabajar. A partir de ahí podría decirte que me inspira la propia naturaleza, las personas, el paisaje, el mar, la luz y todo parte de la vida.
«Insisto constantemente en la idea de darle una visión diferente y novedosa a la pintura»
Altea siempre ha sido cuna de pintores y artistas, en general. ¿Lo sigue siendo en la actualidad?
Altea, desde principios del siglo XX, ha sido cuna o paso obligado de artistas, escritores, músicos, intelectuales y viajeros. Yo llegué en el año 1979 y Altea era un pueblo pesquero muy tranquilo donde nos juntamos en aquel tiempo artistas con mucha fuerza, de distintos estilos y nacionalidades en un lugar aún sin explotar turísticamente.
La plaza era el lugar de encuentro y ese aire bohemio y relajado atrajo al turismo. Con el tiempo Altea ha sabido mantener esa herencia, no sé si la esencia. El eslogan turístico ‘cuna de artistas’ que hacía referencia a pintores, escultores, músicos y escritores, ha dado paso y gran relevancia a la artesanía y sobre todo a la hostelería.
Por último, ¿qué le queda por hacer que le produzca especial interés?
Mi idea principal es molestar lo menos posible y recuperar la salud perdida. Hasta marzo estará la exposición ‘El orden de la belleza’ en el Palau de Altea. Invito a todo el mundo a que vaya a verla. Se organizan visitas guiadas para quien le interese.
En breve, en Madrid coincidiendo con ARCO, expondré en una exhibición colectiva en la Galería Badr el Jundi formando parte de una activación física de La Pera Projects Nueva York.