Entrevista> Vicente Sala / Autor de ‘Dones que han deixat empremta’ (Real, 2-septiembre-1949)
El maestro jubilado Vicente Sala Moya es autor ya de una docena de libros sobre temas históricos, culturales e incluso de cuentos infantiles. Su nuevo trabajo ‘Dones que han deixat empremta’ es una publicación en valenciano editada por el Ayuntamiento de Alfafar, que recoge la vida de 25 mujeres de principios del siglo XX que fueron indispensables para el municipio.
Este pasado marzo se presentó oficialmente el libro en la Alquería del Pi, así como se realizó una exposición en el mismo lugar con fotografías de las mujeres alfafarenses biografiadas. Quien quiera adquirir esta sentida publicación aún puede hacerlo en la Feria del Libro de abril o en las próximas presentaciones programadas.
«En realidad los familiares de las biografiadas han sido los coautores del libro»
¿Cómo te surgió la idea de publicar este libro?
Hace poco escribí un libro llamado ‘Gent de Real’, sobre personas ilustres de mi pueblo natal en los años 40 y 50. Es decir, aquella generación de mis padres que pasaron una guerra y una posguerra, trabajaron muchísimo y se sacrificaron para que a sus hijos no nos faltara de nada e incluso pudiéramos labrarnos un futuro mejor a través de los estudios. Los míos, por ejemplo, eran unos campesinos que vendieron sus tierras y se trasladaron a València para que yo pudiera estudiar.
Aquel libro resultó un homenaje a esta llamada ‘generación de hierro’ y tuvo mucho éxito. Así que todo lo que triunfa en Real… lo tengo que llevar también a Alfafar (risas). Porque aquí llevo muchos años viviendo, y es también el pueblo de mi mujer. Tengo el corazón dividido entre ambos municipios.
Pero en este caso las biografiadas en el libro son solo mujeres…
Sí. Escribir un libro de ‘Gent d’Alfafar’ habría sido un proyecto muy ambicioso dado que este pueblo es considerablemente más grande que Real. Por eso decidí ceñirme a las mujeres. Escogí a 25 que mediante sus oficios o aficiones hubieran prestado un servicio importante al pueblo, que fueran recordadas por los vecinos y que no tuvieran ningún otro reconocimiento oficial. Por ejemplo la peluquera, la comadrona, la pollastera del mercado, la sarandera, etc.
Así que llevé esta idea al Ayuntamiento e inmediatamente les pareció un proyecto muy bonito esto de hacer historia del pueblo a través de las mujeres.
¿Qué criterios has aplicado para escoger a estas 25 mujeres?
Soy consciente de que hay muchas más que merecerían estar en esta antología, pero por falta de espacio no ha podido ser. Desde luego te puedo asegurar que no están todas las que son… pero sí son todas las que están.
El criterio ha sido doble. Por un lado he tenido en cuenta la notoriedad que estas mujeres tuvieron y el recuerdo que dejaron en el pueblo. Y por otro la facilidad que hubiera para conseguir información sobre ellas, especialmente en colaboración con las familias. En realidad considero que los familiares han sido coautores del libro, no puedes imaginarte cómo se han volcado facilitando documentación, fotos o incluso redactando ellos mismos la propia biografía.
«La comadrona de Alfafar estudió en la universidad, algo poco habitual en aquella época»
De hecho la mayoría de las homenajeadas están ya fallecidas. Aparte de conversar con los familiares de estas mujeres, ¿por dónde más has ido tirando del hilo para poder reconstruir sus vidas?
Habrá quien piense lo contrario pero ‘Dones que han deixat empremta’ es un libro documentalista, porque, por ejemplo, he estado visitando el archivo municipal para comprobar los censos poblacionales. También el libro de enterramientos en el cementerio, donde he encontrado cosas impensables. Igual con el archivo parroquial, dado que aquí se reflejan todos los matrimonios, nacimientos y defunciones. En total he tardado alrededor de un año en escribir este libro.
Recuerdo que en una visita al Archivo Histórico de la Universitat de València encontré el expediente académico de la comadrona conocida como ‘Pepita la Reiga’. Me sorprendió porque la mayoría de las comadronas de esta época, sobre todo las del ámbito rural, se formaban especialmente merced a las orientaciones del médico local a quien ayudaban a asistir a los partos.
¿Estas mujeres biografiadas entre que años nacieron?
La mayor nació hacia finales del siglo XIX. Es la tía Vicentica ‘la Sareta’, que se dedicaba a coser y apedazar sacos de arroz. Este cultivo era fundamental en Alfafar, pero a veces por el uso o los roedores se producían agujeritos en los sacos y ella se encargaba de arreglarlos. Y las más jóvenes son de hacia la década de los años 30 o 40.
Esta generación pasó muchas penalidades, incluyendo una guerra y una posguerra. Son gente curtida en mil batallas…
En efecto. El objetivo fundamental del libro es hacer un reconocimiento a la mujer en general, porque es una parte de la humanidad que muchas veces ha pasado desapercibida ya que estaba minorizada. Todo ello desde una perspectiva local para poner en valor la valentía y trabajo de estas mujeres que tuvieron que superar unas barreras aparentemente infranqueables como problemas económicos, sociales y morales.
Era una época en la que la mujer estaba predestinada a ejercer como ama de casa. Si quería otro trabajo, porque quería ayudar a la economía familiar, o simplemente porque tuviera vocación por trabajar en un oficio diferente, debía de contar con el permiso explícito de su padre si era soltera o de su marido si estaba casada.
«Soy partidario de la memoria histórica que une pueblos, no de la que los divide»
Imagino que en entre las biografiadas hubo algunas que quedaron viudas y tuvieron que sacar a sus hijos adelante… ¿no?
Son varios casos, sí. Por ejemplo el de la estanquera Rosa Giner, quien perdió al marido durante la Guerra Civil. Prefiero no entrar en detalles porque yo soy partidario de la memoria histórica que une pueblos, no de la que hace dividirlos.
El tema es que su último hijo nació quince días después de que muriera el padre. Así que se encontró con una situación lamentable y tuvo que hacerse cargo del estanco, e incluso abrió una tienda de ultramarinos para ayudar a la economía familiar. Al final llegó a vivir más de cien años.
¿Hay alguna de las 25 mujeres cuya vida te haya sorprendido especialmente?
Te diría que Estrella Martínez. Aparte de ser ama de casa atendiendo a la familia ejerció multitud de oficios como el de pulimentadora, enterradora, campanera… Su hijo es Javier Juan, el célebre músico de Alfafar.
¿Y alguna que practicara un oficio que hoy ya esté perdido o casi?
Se me ocurre la saratera, la mujer que iba por la mañana a la Albufera para recoger lo que había pescado su padre o marido y luego lo vendía o practicaba el trueque en el barrio. Sabemos que había dos: Pepita Granera y Pepita ‘la morena’. Por desgracia no hemos podido obtener más información, así que en este capítulo lo hemos dedicado a recrear este oficio. De hecho es la portada del libro, donde aparece el canal del Tremolar con una barraca que estaba allí y Pepita ‘la morena’.
Lo cierto es que todavía quedan algunas sarateras por la zona de Guardamar del Segura, en la Vega Baja de Alicante.
«La mujer cuya vida me ha sorprendido más es Estrella Martínez»
La presentación del libro en la Alqueria del Pi fue multitudinaria. ¿Esperabas semejante acogida?
La verdad es que fue increíble ver la Alquería llena. Se hizo una primera previsión de que acudieran unos 160 familiares de las mujeres biografiadas, pero no era seguro que fueran a venir. Al final ampliamos el aforo a 220 sillas, se ocuparon todas y todavía había gente de pie.
Fue muy emotivo, y además invitamos a que algunos familiares hablaran. Recuerdo especialmente a Vicente Baixaulí, doctor en Farmacia y una auténtica autoridad en su campo, que es descendiente de la almidonadora María ‘la Valesa’. Este hombre me dijo: “Vicente, he abierto el libro y me he quitado cincuenta años de encima” (risas).
También habló Toni Puchares, el nieto de Paca ‘la fornera’ quien tenía devoción por sus recetas en el horno. Fue un bonito discurso recordando a su abuela e incluso ofreció facilitar sus recetas para la gente de Alfafar que las quiera.
¿Vas a realizar más presentaciones?
Sí. La primera presentación estaba en principio destinada para los familiares y autoridades políticas. Para el Día del Libro (23 de abril) realizaremos otra presentación abierta a todo el pueblo en el salón de plenos del Ayuntamiento, coincidiendo con la Feria del Libro de Alfafar.
Además Javier Juan quiere hacer una en el Centro Instructivo Musical de Alfafar. Y hay una cuarta prevista en el barrio del Tremolar ya que Pepita Lladró es de aquí y me lo ha pedido. Se trata de una de las cinco biografiadas que afortunadamente aún siguen con nosotros, ella ha tenido siempre la afición de escribir y declamar poesía. Estas dos últimas presentaciones aún están por confirmar sus fechas.
«El 23 de abril haré otra presentación del libro en el Salón de Plenos del Ayuntamiento»
¿Cómo se puede adquirir el libro?
En la Feria del Libro durante los días 21, 22 y 23 de abril. También en las citadas presentaciones. Los ejemplares los tiene el Ayuntamiento, aunque los derechos de autoría me pertenecen.
Hemos convenido que este libro no tiene precio, es decir que se entrega a cambio de la voluntad que quiera la persona. Todos los beneficios van para la Asociación Española Contra el Cáncer. En la presentación de marzo en la Alquería obtuvimos más de 1.000 euros. Siempre es más gratificante dar que recibir.
¿Tienes algún otro futuro libro entre manos ahora mismo?
Tengo varios proyectos, pero tanto el cuerpo como la familia me piden que me tome un año sabático. La verdad es que esto es una paliza, así que me viene bien un descanso. Ahora mismo no quiero ni pensar en ponerme con otra cosa (risas).
De todas formas creo que este libro también es un incentivo para la publicación de otros estudios relacionados con mujeres, los cuales no son demasiado habituales en el ámbito local en la mayoría de los pueblos.
El hecho de que el Ayuntamiento de Alfafar haya sido tanto el editor del libro como el promotor de la exposición fotográfica que se realizó en la Alquería es, sin duda, un homenaje merecido que la corporación municipal otorga, en nombre de toda la población, a estas 25 mujeres y a todas aquellas que prestaron su servicio a la sociedad alfafarensa con sus oficios y aficiones… pero sin dejar de atender a la familia.