Europa fue bautizado como el Viejo Continente por muchas razones, como la de ser el germen de numerosas civilizaciones e imperios que necesitaron expandirse: fueron muchas las batallas y conflictos bélicos los que se produjeron, siempre en pos de lograr nuevos territorios.
Los múltiples castillos delimitaban estos dominios y marcaban riquezas y poderío, en muchas ocasiones a costa del trabajo de los infelices vasallos. Estas fortalezas hoy se pueden visitar por medio de preciosas e inolvidables rutas, descubriendo tanto sus majestuosas estructuras como sus sangrientas historias.
Pero antes de focalizarnos en el recorrido por nuestros bastiones -la Ruta de los Castillos del Vinalopó- les recomendamos otras dos. La primera es por tierras castellanas, conociendo increíbles castillos como el de Peñafiel, Cuéllar, Segovia (alcázar), Coca, de la Mota (Medina del Campo) o Ponferrada.
La segunda, más elitista, es la ruta por los Castillos del Loira, en el centro-norte de Francia, visitando maravillosos ‘chauteaux’ -palacios- como Chambord, Chenonceau, Chaumont-sur-Loire, Villandry, Chinon, Ussé… Una de las ventajas de este recorrido es que, tras conocer uno, inmediatamente está indicado dónde está el siguiente y la distancia que le separa.
Nuestros castillos
Centrándonos en nuestro itinerario, el de los Castillos del Vinalopó -Bien de Interés Cultural-, es una ruta histórico-cultural por una serie de fortalezas ubicadas la mayoría en el valle del Vinalopó, en la ribera del río homónimo. Allí, durante el Medievo, se construyeron para proteger poblaciones que ejercían de frontera entre las dos Coronas: Castilla y Aragón.
La ruta, de unos cien kilómetros, atraviesa once municipios: Villena, Biar, Banyeres, Castalla, Sax, Elda, Petrer, Novelda, Aspe, Elche y Santa Pola. Sin duda, la cultura árabe primero y la cristiana después dejaron en nuestras tierras un patrimonio de indudable valor arquitectónico.
Los castillos o fortalezas ejercieron de frontera entre las Coronas de Castilla y de Aragón
Villena, Biar y Banyeres
Comencemos por el Castillo de la Atalaya, en Villena, el más grande de todos: data del siglo XI o XII y es una construcción almohade que dominaba toda la localidad -gracias a su enorme torre del homenaje-, haciendo además de paso fronterizo entre Castilla y el Reino de Aragón. Ha tenido una gran relevancia durante diferentes episodios bélicos de España.
A nueve kilómetros, el Castillo de Biar, sobre un cerro, es del siglo XII. Tuvo una notable importancia en la época de Jaime I, siendo zona fronteriza, según el Tratado del Almizra. Levantado en piedra mediante mampostería y tapial, tras diversas restauraciones está en un buen estado.
El Castillo de Banyeres, a escasa distancia, es de origen también almohade, erigido en el siglo XIII sobre el cerro del Águila, en el centro de la población. Destaca su torre del homenaje, de diecisiete metros.
Castalla y Sax
A diecinueve kilómetros de Banyeres, el Castillo de Castalla, en un primer momento islámico, fue levantado en el siglo XI, con posteriores reformas cristianas. Se ubica sobre un cerro que domina el municipio y el curso del río Verde, sobresaliendo la Torre Grosa y el palacio. Su estado de conservación es bueno.
El Castillo de Sax se aprecia de una forma alargada, sobre un escarpado peñasco que domina la localidad y gran parte del Valle del Vinalopó. Su origen es andalusí -posiblemente almohade-, formando parte de la línea defensiva de fortificaciones del valle. Inaccesible por una de sus vertientes, actualmente está restaurado.
En nuestras tierras las culturas árabe y cristiana dejaron un patrimonio de enorme valor
Elda y Petrer
En Elda, su castillo es un alcázar situado en un pequeño cerro, junto al río. Fue erigido por los almohades entre 1172 y 1243 para proteger la comunidad islámica. Ha sido renovado parcialmente.
Su vecino Castillo de Petrer, musulmán, está en una elevación montañosa, en el casco urbano, divisando todo el Valle del Vinalopó. Es de finales del siglo XII o principios del XII. De forma poligonal, almenado y en perfecto estado, en su torre del homenaje se realizan exposiciones.
Final de la ruta
El Castillo de la Mola, en Novelda, es almohade (siglo XII), se cree que sobre una antigua fortificación romana. Está junto al Santuario de Santa María Magdalena, a las afueras del municipio, y su torre es uno de los primeros ejemplos de edificio cívico-militar.
En Aspe, el Castillo del Río, es del siglo XII. Hoy, en estado semirruinoso, todavía se pueden observar alguna de sus doce torres originales.
El Palacio de Altamira, a orillas del Vinalopó, en el centro de Elche, fue creado a finales del siglo XV por el noble Gutierre de Cárdenas, probablemente sobre una obra anterior. En perfecto estado, alberga el Museo Arqueológico y de Historia de Elche.
Finalmente, en Santa Pola, su castillo-fortaleza fue construida en el siglo XVI en estilo renacentista. En su interior, el patio de armas y el aljibe, con la Capilla de la Virgen de Loreto (patrona), el Museo del Mar y el de la Pesca.