Hay palabras que pasan de tener un valor a ser algo rutinario, perdiendo el significado que se las supone o al menos dejando que las percibamos como tal.
Son casos como experto, héroe, negacionista, etc. que se usan de manera indiscriminada, en lugar de en el contexto en el que mayormente nos las imaginamos.
Expertos de segunda
Una de las frases que más habremos escuchado en estos meses es la de “lo dicen los expertos”. ¿Y quiénes son esos expertos? Que igual da, parece que ya esa palabra salva de todo y el que habla está en poder de la razón.
Lo han usado incluso en temas que podrían ser comisión de un delito (presunto se dice para salvarte igualmente de lo que digas a continuación y ya eres libre de soltar por la boca lo que quieras), como fue el caso de cuando se tomaron medidas severas en los primeros meses de la pandemia aludiendo a la opinión de un comité de expertos que, como ya afirmamos en estas mismas líneas y luego confirmó el presidente del Gobierno, no existía.
Opinión incuestionable
Y es que poner que es la voz de un experto vale para todo. Ha pasado con la variante ómicron, de la que tanto se ha hablado y que parece que ahora es la culpable de todo, tenga la persona puestas las vacunas que tenga. La descubridora de dicha variante, así como virólogos en la zona de ‘arranque’ (Sudáfrica) se cansaron de decir, donde les dejaban, que esta cepa es, y cito literalmente, “extremadamente leve”.
Aquí, en la Comunidad Valenciana, a mediados del mes de diciembre no se había dado caso alguno de covid con esa variante -datos oficiales del análisis epidemiológico publicado por el Ministerio de Sanidad- y solo había 36 positivos por la misma en toda España.
En cambio, los positivos estaban ya a un ritmo importante -tras el puente- y en la televisión los ‘expertos’ se apresuraban a decir que esta variante era la culpable, o eso es lo que se interpretaba ¿intencionadamente? de sus palabras, porque realmente se referían a que iba a serlo, no que lo fuera.
Pero había que explicar a los españoles, a los que se nos había vendido por activa y pasiva que la inmunidad de grupo era imprescindible, que se tenía que alcanzar el 70 por ciento de la población vacunada -vamos por más del 90 por ciento-, qué estaba ocurriendo y se tenía que buscar un argumento.
Expertos interesados
De ahí nacen los nuevos expertos, a los que llaman por ejemplo desde Antena 3 Tv, para explicar la importancia de esa tercera vacuna -a pesar de la cual hay contagios sonados por su popularidad como el de Antonio Resines- y resulta que dichos expertos son los responsables de los laboratorios que venden la vacuna… sin comentarios.
Ya que de expertos he llevado el tema, y para que no sea todo pandémico, el volcán de La Palma, según los vulcanólogos expertos -que a lo mejor era el primer volcán que veían alguno de ellos, con lo cual son teóricos, pero no expertos porque les falta la base de esa palabra que es la experiencia- a los pocos días, cuando se redujeron las explosiones, dijeron que había claros indicios de que la actividad de Cumbre Vieja -nombre de dicho volcán- iba a parar. Volvió, incluso con más fuerza, y dieron las explicaciones como las que podemos dar todos sin ser vulcanólogos: “esto tiene pinta que no va a parar tan fácilmente”.
Todos somos héroes
Cada uno tendremos un concepto de esa palabra, héroe, (según el diccionario “persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble”) y es evidente que podemos decir que muchos -evidentemente no todos- en esta pandemia han realizado trabajos sin saber de qué se trataba este ‘bicho’ nuevo, y por lo tanto corriendo un riesgo.
Pero cuando queremos magnificar la labor realizada y llamamos héroes a todos, corremos el riesgo de que la palabra ya no impacte, se devalúe y adquiera otro significado menor -aunque sea importante- como por ejemplo “persona que ha realizado un esfuerzo mayor de lo habitual”.
Negacionista es negar
Pasa lo mismo con la palabra negacionista (según la RAE “actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes, especialmente el holocausto).
Cuando el vocablo se empieza a utilizar simplemente para intentar ofender ante la falta de argumentos, pero sin colocarla en el sitio adecuado, pierde fuerza. Negar es una cosa y estar en desacuerdo es otra.
Si alguien no niega que hay un virus, aunque esté en contra de ponerse una vacuna porque considere que no está suficientemente experimentada, o por el motivo que sea, no es un negacionista, es alguien que tiene otro criterio.
Disparidad de criterios
Además, negacionista ahora ya se usa para todo porque resulta fácil, pero la palabra acaba perdiendo su poder. Lo utilizaba Irene Montero contra los que tenían una opinión distinta a la suya respecto a la Ley de la Violencia de Género con las mujeres.
Yo estaba oyendo los otros argumentos y -esté uno de acuerdo o no- no negaban nada, solo decían que se debería legislar contra todo tipo de violencia. Eso no es ser negacionista, es tener otra opinión.
En conclusión
El caso es que con más de nueve de cada diez personas con la vacuna puesta porque era imprescindible, volvemos a un fin de año con muchas restricciones, con el mayor número de contagios registrados en toda la pandemia y, en breve, con la saturación hospitalaria que obviamente se achacará a que a más contagios, aunque menos graves, más personas en el hospital.
Palabra de experto, que no lo soy ya que tan solo estoy escribiendo una columna de opinión; negacionista, aunque nunca haya negado nada pero así opinan quienes no aceptan que se pueda discrepar; y seguramente antihéroe, por pensar que hay que ajustar un poquito más los términos para no devaluarlos.