Cuando ya tenemos aquí una de las temporadas altas más esperadas de la historia, la primera sin restricciones sanitarias desde 2019, la hostelería española se ha topado con un problema que pone seriamente en jaque al sector.
Según los datos compartidos por el Ministerio de Seguridad Social en el pasado junio, actualmente hay 73.000 empleados menos trabajando en establecimientos hosteleros respecto a febrero de 2020 (último mes antes de la pandemia).
Unas cifras que contrastan con el nivel de desempleo registrado en España que, si bien últimamente ha descendido, se mantiene a la cabeza de Europa. En abril (último mes con cifras oficiales al cierre de esta edición) el paro nacional alcanzaba el 13,3%, la tasa más alta de toda la eurozona cuya media es de 6,8%.
«Torrevieja es una zona especialmente problemática en cuanto a incumplimientos laborales» C. Reina (UGT)
Un trabajo no atractivo
Entonces cabe preguntarse… ¿a qué se debe este fenómeno? ¿Por qué no hay camareros? Sobra decir que la Comunitat Valenciana es una de las regiones españolas más afectadas por esta situación, pues al ser de las más turísticas el peso de la hostelería en nuestra economía es mucho mayor.
Algunos apuntan a que este tipo de trabajo ha dejado de ser atractivo para la población, incluso para la gente joven, dado al gran sacrificio que supone y a las precarias condiciones laborales que suele ofrecer.
“Durante la pandemia muchos camareros se dieron cuenta al cobrar los ERTEs que estaban cotizando cuatro horas cuando trabajaban ocho. Hasta ese momento quizás no lo notaban tanto porque les pagaban también un poco más en negro, pero de repente se vieron cobrando el 70% de un sueldo bajísimo. Así que no quieren seguir. Este sector debe de cambiar completamente” nos comenta Carmen Reina, miembro de la comisión ejecutiva de UGT Alicante.
Más costes para el empresario
En el otro lado de la moneda, los hosteleros aducen que no pueden subir los sueldos de sus empleados. Cabe recordar que vienen de una pandemia en la que han sufrido durísimas restricciones sanitarias que les obligaron al cierre parcial o incluso total durante algunos meses.
Además el aumento vertiginoso de la inflación que está padeciendo España (en mayo el IPC general se incrementó hasta el 8,7%), especialmente en la gasolina, también ha disparado los costes de adquisición de sus productos. Y por si fuera poco el montante de sus facturas en electricidad se ha multiplicado, pasando de un precio medio del megavatio-hora de 40,37 euros en 2020 a unos 160 euros en el pasado junio.
“Lo hemos pasado muy mal en esta pandemia. Somos la profesión más superviviente y que mejor nos adaptamos a cualquier tipo de circunstancia, pero todo tiene un límite. Las restricciones, la inflación, las facturas, los impuestos… Ahora por ejemplo nos han subido el IVA de las bebidas azucaradas. Llega un momento en el que ya incluso te llegas a plantear cerrar la persiana y quitarte tantos problemas de encima” nos aduce Mar Valera, presidenta de la Asociación Provincial de Empresarios de la Hostelería de Alicante (APEHA).
La falta de camareros se ha incrementado a raíz de la pandemia
Nuevo convenio en Alicante
El pasado 27 de mayo la patronal y los sindicatos anunciaron un acuerdo para renovar el convenio colectivo en la hostelería de la provincia de Alicante. Los salarios base para el sector se incrementan un 4,5%, quedándose en la categoría más baja en unos 16.000 euros anuales. Esto supera en unos 2.000 euros al actual Salario Mínimo Interprofesional.
“Por desgracia más del 90% de los establecimientos incumplen el convenio. Por ejemplo la zona de Torrevieja es terriblemente problemática. Aquí nos encontramos a muchísimos camareros que cobran más en complementos que en sueldo base, o directamente en negro” nos indica Reina.
Además de los bajos salarios percibidos, desde UGT también nos aseguran que no se respetan sus derechos laborales. “Se supone que tienen dos días de descanso a la semana, 31 de vacaciones al año y 14 festivos. Todos sabemos que esto se incumple sistemáticamente. Se supone que tenemos que trabajar para vivir, pero en la práctica en esta profesión ocurre lo contrario” nos denuncian.
«En los últimos meses a los hosteleros nos han subido los productos, la luz y los impuestos» M. Valera (APEHA)
Economía sumergida
La hostelera Valera admite que existen incumplimientos laborales y nos asegura que esto también es perjudicial para la patronal. “A mí me supone una competencia desleal que otro restaurante tenga a su personal sin dar de alta. Como no pagan impuestos, pues a lo mejor se pueden permitir poner la caña más tapa a 1,5 euros, y yo que cumplo con la ley no puedo bajar los precios” nos indica.
Supuestamente para controlar este tipo de incumplimientos están las inspecciones laborales, pero desde UGT nos aseguran que en la Comunitat Valenciana no funcionan ni mucho menos como deberían. “Nuestra experiencia es que no se está inspeccionando bien, las resoluciones dejan bastante que desear. También es cierto que muchas veces los empleados no se atreven a denunciar por miedo a perder su trabajo, aunque estén trabajando trece horas por 800 euros” nos señalan.
“Es evidente que hay mucho pillo, pero también quiero recordar que el tema de la economía sumergida no es ni mucho menos exclusivo de la hostelería. Éste es un sanbenito que nos suelen colgar solo a nosotros, pero… ¿cuántas empresas tienen trabajadores en negro que no atienden al público?” nos apunta Valera.
«La mayoría de los camareros no disponen de los días de descanso que les corresponde por ley» C. Reina (UGT)
Rechazo laboral
Aún con todo, no deja de resultar llamativo que esta carencia de camareros se produzca justo ahora. Según el informe ‘Evolución de la cohesión social y consecuencias de la covid-19 en España’ presentado recientemente por Cáritas y la Fundación Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (FOESSA), desde principios de 2020 la cifra de españoles en exclusión social se ha incrementado en 2,5 millones de personas. A pesar de semejante situación socioeconómica tan dramática, la resistencia a aceptar trabajos poco remunerados lejos de disminuir incluso parece estar aumentando.
“Mucha gente no tiene ganas de trabajar y a raíz de la pandemia más. Prefieren cobrar las pagas que da el Gobierno y hacer cuatro chapuzas en negro. Esto es un fenómeno general que no ocurre solo en la hostelería. Muchos empresarios se quejan de que tampoco hay carpinteros, albañiles, fontaneros o electricistas. Falta mano de obra” nos asegura Valera.
“No es que no quieran trabajar, pero es cierto que a algunas personas no les compensa. La hostelería es un trabajo muy duro, y yo entiendo que alguien que le queda poco para jubilarse prefiera percibir un subsidio que seguir castigando su cuerpo y cumplir con turnos partidos que del todo imposibilitan la conciliación familiar. Incluso aún perdiendo algo de dinero, te merece la pena. La gente ahora valora mucho más su bienestar físico” nos replica Reina.
El nuevo convenio estipula un aumento salarial del 4,5% para la hostelería en la provincia de Alicante
Temporalidad
La Comunitat Valenciana tiene la particularidad de que precisa un volumen mucho mayor de profesionales de la hostelería en determinados meses, debido sobre todo a la estacionalidad de nuestro turismo durante el verano. Es un caso muy diferente al de otros lugares de España, como por ejemplo Madrid, con un volumen anual de turistas más estable.
Tras la última reforma laboral aprobada recientemente por el Congreso de los Diputados, los empresarios hosteleros están convirtiendo a algunos de sus camareros temporales en fijos discontinuos. La diferencia básica radica en que durante los meses de temporada baja no se extingue completamente la relación laboral entre empresa y empleado, si bien éste no trabaje.
“Es evidente que en la Costa Blanca no podemos mantener todo el año a los 16 trabajadores que puede necesitar un restaurante en verano. Ya nos gustaría, pero cuando llega septiembre el bajón de clientela es tremendo. Por eso la figura del fijo discontinuo nos ha dado cierta tranquilidad para nuestros negocios, porque así tenemos a nuestra gente asegurada todo el año y no tenemos que andar buscando por todos los lados al comienzo de cada temporada alta” nos indica Valera.
Posibles soluciones
Nuestras dos entrevistadas, tanto la empresaria como la sindicalista, nos admiten que este problema de falta de camareros tiene poca solución a corto plazo. Para incrementar los sueldos se antoja necesario subir al mismo tiempo los precios a los clientes, pero esta impopular opción plantea muchas dudas a los hosteleros.
“Nosotros no somos como los hoteles que pueden aumentar los costes de sus habitaciones y siguen teniendo reservas. Si subimos la carta nos catalogan de ser un restaurante caro y enseguida notamos cómo disminuye nuestra clientela” nos aduce Valera.
La presidenta de APEHA propone como posible solución alternativa una mayor regularización de los inmigrantes que viven en nuestra zona. “Muchas personas extranjeras están deseando trabajar, pero no podemos contratarles porque les faltan papeles. Ya que están viviendo aquí, el Gobierno debería permitirles que puedan incorporarse al mercado laboral” demanda.
Otra posibilidad es que la hostelería de la Comunitat Valenciana pueda incorporar también mano de obra venida de otras zonas de España. Precisamente el nuevo convenio de la provincia de Alicante mejora sustancialmente las condiciones laborales respecto al que está vigente en Murcia, el cual no se renueva desde 2008. Así pues, a algunos camareros murcianos les puede salir a cuenta trasladarse unos kilómetros para trabajar si perciben un sueldo mayor que les compense el trayecto.
«Los camareros no dados de alta nos perjudican a los establecimientos que sí cumplimos la ley» M. Valera (APEHA)
Camareros más profesionales
Por otra parte, otra opción de cara al futuro podría pasar por una mayor profesionalización del sector. Porque actualmente son muchas las personas que conciben el trabajo de camarero como una profesión provisional, e intentan acceder a ella sin ninguna preparación previa.
“Se nota muchísimo la diferencia de tener un camarero realmente profesional al típico transportista de platos. Los primeros sí saben atender bien a los clientes, lo cual es tan importante como la propia calidad de la comida. En el futuro debemos de intentar que aquellos que realmente se han tomado la molestia de venir con una formación perciban un mayor salario” opina Valera.
En la actualidad se imparten ciclos de Formación Profesional (FP) para Servicios de Restauración en varias localidades de la Comunitat Valenciana como Elda, Benidorm, Alcoy, Santa Pola, Cheste o Puçol. “Desde nuestra asociación estamos valorando abrir una escuela propia para formar camareros en Alicante” nos anuncia la presidenta de APEHA.
El papel del cliente
Asimismo desde UGT opinan que el comportamiento de los clientes también puede ayudar a mejorar la situación. “Tenemos que cambiar ciertos hábitos como consumidores. Si nos quedamos después de cenar de sobremesa en el restaurante hasta las tantas, estamos provocando que los camareros tengan que estirar todavía más sus turnos. En Europa los restaurantes cierran a las ocho de la tarde. Si queremos luego tomarnos algo, pues siempre es mejor que nos vayamos a un bar de copas y así diversificamos horarios” nos aduce Carmen Reina.
En cualquier caso, parece que se presenta un verano incierto para la hostelería de la Comunitat Valenciana. Resignados a no tener personal suficiente, los propietarios ya cuentan con que tendrán que elegir entre las únicas dos opciones posibles. “O quitamos mesas y perdemos dinero, o atendemos mal. No quedará otra” nos aducen.