Alubias blancas, o sea, ‘fresols’ (a ser posible, de Villena); y hay quien le pone panceta (tocino entreverado con magro), o algo de ‘freixura’ (asaduras, entrañas: hígados, corazones y demás), o ambos, pero eso ya es gula; la ‘butifarra de ceba’ que no falte, a dónde vamos sin morcilla de cebolla, o sin pencas (de cardo), azafrán (mejor que simple colorante alimentario) y aceite (si es de oliva virgen, de vicio).
Sal, a gusto. Y agua: unos huesos de cerdo, o una costilla, le dan un sabor que no veas. La olleta alcoyana o ‘de music’, aquella que desde siempre se ofrece a los músicos (antaño como pago, hoy parte indisoluble de las fiestas: la Nit de l’Olla), patentiza no solo las bondades de la gastronomía a orillas del Serpis: también la profunda hilazón entre Alcoy y música. Y viene de antiguo.
Orígenes militares
Según el baúl de la memoria, la Corporació Musical Primitiva moja en calderos anteriores a los de su fundación oficial, en 1830: entre 1820 y 1823, cuando arranca el llamado Batallón de Milicianos Nacionales. Nos da una pista: imbricación en los orígenes, nada extraña en el mundo de las bandas musicales, entre lo militar y lo festero civil.
Para los historiadores de armonías y melodías en la Comunitat Valenciana, son las formaciones instrumentales militares las que prenden la mecha de la proliferación de bandas de música (instrumentos de viento y percusión, en cuanto música interpretada a pie de calle).
Aunque hay quien bucea más allá e incluye en estos cimientos a los ministriles, sean músicos ambulantes o, en otra definición, quienes tocan instrumentos de viento en las iglesias.
Antaño se pagaba a los intérpretes con la ‘olleta de music’
Acompañando los festejos
El origen militar encaja mejor con el caso alcoyano, y en realidad con buena parte de las bandas veteranas de la Comunitat Valenciana. Por un lado, acompañan a unas fiestas que, como en el caso de los Moros y Cristianos, proceden de los alardes (en su origen, pase de revista ante una autoridad) de las tropas. Por otro, ya hemos visto que el Batallón de Milicianos Nacionales, la primera banda alcoyana, surgió en el diecinueve.
Esta será la centuria, tras primeros sones en el dieciocho, del arranque de la formación de agrupaciones musicales por estos pagos levantinos. Aunque el fenómeno se extiende por buena parte de la Península, serán las actuales provincias de València y Alicante las que anoten un mayor despliegue. En especial asociadas a festejos como los Moros y Cristianos. Los alcoyanos, tras surgir en 1668, tendrán en el 1883 su gran año de refundación.
En la Comunitat, en el XVIII aparecen las primeras bandas
Visita a Nueva York
La importancia de esta ligazón entre bandas y festejos nos la muestra, por ejemplo, la visita neoyorquina de la Societat Musical Nova, fundada en 1842, aunque al principio conocida por la más rimbombante denominación de Sociedad Filarmónica Nueva, para ser desde 1973 la Corporación Musical Nueva o, una vez finiquitada cualquier traba a las lenguas occitanas, tal y como se la conoce ahora. Acompañaban, claro, a los Moros y Cristianos.
En realidad, solo Cristianos. Oficialmente, se debió a “una cuestión rítmica”, aunque voces maliciosas señalaron que los sentidos estadounidenses no estaban preparados para un despliegue muslime por la Quinta Avenida, en aquel domingo ocho de octubre de 2006, sobre todo tras el devastador atentado del once de septiembre de 2001. La melodía que se llevaron los neoyorquinos al alma fue la de ‘L’embaixador cristià’, obra del compositor autóctono Rafael Mullor Grau.
La Nova viajó con los Cristianos en 2006 a Nueva York
La semilla industrial
Mullor Grau, quien obtuvo en 1982 el premio de la Associació Sant Jordi por este tema, ha grabado discos, como director, con la Unió Musical d’Alcoi, que comenzaba sus primeros ensayos en 1905 en un taller textil. Quedaba legalmente registrada en 1907 aunque, según su crónica, semilló, junto con todos los otros pentagramas veteranos, a principios del diecinueve, producto de la inmigración laboral atraída por la industria alcoyana.
Se gestó poco a poco entre estos trabajadores más músicos disconformes con el rumbo de dos de las grandes bandas alcoyanas del siglo, la ya citada Primitiva más la desaparecida Nueva Iris (o Nueva del Iris), de 1893, cuyos concertistas venían sobre todo de la Nova. Buen caldo de cultivo creativo al que habrá que añadir, a partir de 1992, la Agrupació Musical Serpis, la benjamina de las cuatro actuales.
Presente con teatro
Por supuesto, todas ellas cuentan con su escuela, con su ramillete de actividades, con ese trasfondo de siembra laboral, de burguesía y clase media apoyando e imbricando industria y arte musical. ¿La parte militar? Bueno, los desfiles del cuartel de Infantería, iniciados en 1878, marcharon en 1980 a la valenciana Paterna. Pero los alardes han seguido, y no solo en las calles.
El Teatre Calderón, inaugurado el dos de diciembre de 1902, dependiente del Círculo Católico Obrero (1872), continúa sirviendo, especialmente tras la polémica reforma de su coliseo, de escaparate para disfrutar de las galardonadas aptitudes artísticas de los músicos alcoyanos. A estas alturas, queda claro que se han ganado bastante más que una exquisita olleta.