Antes de que Benidorm se convirtiera en el gran buque insignia de la industria turística valenciana y, según no pocos, nacional, el antiguo pequeño pueblo marinero que ocupaba poco más que las zonas más cercanas a la Punta Canfali regía su calendario por las mismas idas y venidas del Mediterráneo que, durante siglos, marcaron el devenir de tantas civilizaciones que en sus orillas han habitado.
Era aquella una época en la que las Festes Majors Patronals en honor a la Virgen del Sufragio tenían el mismo sentido religioso que hoy, pero en las que, además, las familias celebraban el regreso. Noviembre era entonces el mes en el que los almadraberos que dieron fama al municipio por todo el Mediterráneo regresaban por unos meses al hogar antes de volver a poner agua de por medio para una nueva campaña.
Evolución con los tiempos
Aquella realidad social y económica marcó que las fiestas de Benidorm no se celebraran en el mes de marzo, cuando realmente se produjo el hallazgo de la figura de la actual patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad en el ya lejano año de 1740.
Desde entonces, las fiestas de Benidorm, como toca en una ciudad turística, han ido evolucionando con el tiempo para hacerlas cada vez más inclusivas a todos aquellos que no nacieron en ‘el poble’, pero que se han asentado aquí y ya forman parte de la comunidad. Todo ello, sin perder su carácter propio. Su sello de identidad local.
Tras la pandemia, el colectivo festero desea volver a celebrar las Festes Majors Patronals por todo lo alto
Momento de disfrute
Las penyas, alma de todo lo que se cuece en estos días en los que las calles se llenan de olor a pólvora, música de ‘bandetes’ y blusones; tomarán este mes de noviembre de vuelta a la normalidad prepandémica, una vez más, las calles más céntricas de un Benidorm que, por unos días, se olvidará del siempre complicado día a día.
Serán jornadas en los que los actos más emotivos y sentidos se darán la mano con la fiesta en el sentido más amplio de la palabra y en los que, con el duro invierno que todos los expertos económicos vaticinan ya a la vuelta de la esquina, quien más, quien menos, tratará de olvidarse de los problemas cotidianos para disfrutar junto a los amigos.
La sombra de la duda
Este año, además, las fiestas llegan con un colectivo con más ganas que nunca de disfrutar de la calle, los locales peñistas y todas esas actividades que, en mayor o menor medida, fueron vetadas o limitadas durante los todavía cercanos años de pandemia.
Las de 2021 fueron unas fiestas “al 80%”, como en aquel momento reconoció el concejal del área, Jesús Carrobles, y aunque los vientos mediáticos procedentes del norte y el centro de Europa nos alertan ya de un aumento muy significativo de casos y algunos hablan abiertamente de la octava ola que está por venir, tanto los responsables municipales como los miembros de la Comisión de Fiestas no quieren ni oír hablar de nuevas cancelaciones o restricciones.
El hallazgo de la Virgen del Sufragio es uno de los actos más seguidos del calendario festero
Una ciudad que no duerme
Si en muchas ocasiones se compara con Nueva York por sus rascacielos, también podría resistir esa misma comparación con la ciudad que, según Sinatra, nunca duerme. Cualquier día del año Benidorm ofrece algún tipo de ocio las 24 horas del día, algo que no puede ser distinto en sus días grandes.
El programa de actos, inabarcable en un resumen como este, ofrece, una vez más, opciones para todos los gustos. Madrugadores, foodies, deportistas, noctámbulos, melómanos… todos tendrán, en mayor o menor medida, su oportunidad de divertirse.
Espíritu religioso
Y todo ello, como corresponde a unos días tan especiales en cualquier ciudad, sin olvidar el verdadero motivo de celebración. Serán días para honrar a la Virgen del Sufragio, patrona y alcaldesa de honor perpetua de la capital turística.
También serán días para hacer memoria. Para recordar aquel pueblo de almadraberos y marinos mercantes que un día fue y que mutó en el gigante turístico actual. Para honrar la memoria de los que ya no están. Homenajear, en definitiva, la historia y evolución de una sociedad que, aunque sea por unos días, se permite el necesario lujo de mirarse al ombligo y celebrar su propia historia.
Las fiestas han ido evolucionando en su formato conforme lo hacía la ciudad
Cultura y gastronomía propias
No menos importante, tanto en la vertiente hedonista del asunto como en su claro papel como reivindicación cultural de un pueblo, las Festes Majors Patronals de Benidorm supondrán también una oportunidad única para poner a la vista de todos algunos pasajes de la historia local que han ido conformando, a lo largo de los años y siglos, la identidad actual de sus gentes, siendo la representación del hallazgo de la Virgen del Sufragio, quizás, el más seguido, espectacular e íntimo de cuantos se celebran fuera del templo de San Jaime y Santa Ana.
Todo ello, claro, combinado con los fogones que durante todos los días de fiestas estarán ocupados cocinando algunos de los platos más típicos de la gastronomía local y cuyas recetas, como cualquier otra costumbre, deben ser protegidas, especialmente, en estos días.