Las curvas demográficas suelen decir mucho. Pequeñas o grandes historias que se enredan por entre los gráficos poblacionales, que nos interrogan y nos informan. Como cuando, por ejemplo, Carlos Verdú Chico de Guzmán, en su trabajo ‘Petrer y su centro tradicional: análisis, desarrollo, situación actual y perspectivas de futuro’, nos descubre que, tras una etapa de estancamiento desde 1871 y otra de “crecimiento tímido” desde 1921, pasamos desde 1951 hasta 2011 a un “gran crecimiento y desarrollo urbano”.
Estos datos, elaborados a partir de cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), nos facilitan información muy interesante: si en otras localidades el crecimiento poblacional suele ser más o menos constante, con más o menos dientes de sierra, y en otros una caída; aquí en Petrer denotan, al menos en el tránsito de los siglos XX al XXI, una progresión a golpes, un auténtico borbotón demográfico. Y esa parece precisamente la tónica en el municipio.
Los primeros pobladores
En el artículo ‘Crónica de la Gran Ausencia’, en febrero, vimos cómo la expulsión de los moriscos (árabes forzosamente convertidos al cristianismo pero fieles a su antigua religión, de puertas adentro), el veintidós de septiembre de 1609, vació la Petrer de la época: de 240 familias que habitaban el término, solo quedaron siete.
Pero, a cambio, con el tiempo llegó una generosa repoblación procedente, a oleadas, de Agost, la Foia u Olla de Castalla (Biar, Castalla y Onil), Mutxamel, Sant Vicent del Raspeig y Xixona.
Dado que Petrer pertenece desde el XVI al Condado de Elda (1577-1837), los datos de la época se empastan e impiden una ajustada cuantificación. En todo caso, marcan una tendencia que, después de todo, habrá que rebuscarla en el baúl de la propia historia. Por ejemplo, casi desde los mismos comienzos, en torno al 5000 a.C., con los primeros tanteos por las partidas rurales de El Chorrillo y El Almorxó.
De 1951 a 2011 hay un gran crecimiento urbano
Cuándo llegan los íberos
Estos asentamientos aparecen en pleno Neolítico, último periodo de la Edad de Piedra. Imposible hoy, con los restos conservados, cuantificar la población petrerí por la época; pero cabe inferir, hasta que más descubrimientos prueben quizá lo contrario, un cierto éxito, ya que hacia el 2000 a.C. nos encontramos con la huella de diversas aldeas agrícolas, como en el yacimiento de Catí-Foradá.
¿Hubo ausencia seguida de borbotón? Al menos queda la certeza de que quedaba expedito el camino para la llegada de los íberos.
Mentalmente, hoy pensamos en estos como una etnia particular que dominaba toda la Península Ibérica, pero en realidad los íberos no eran más que el gentilicio que le aplicaron los autores griegos clásicos a los habitantes del sur peninsular.
Bien es cierto que llegaron a tener una escritura propia; en realidad, un cúmulo de ellas, aunque la que triunfó fue la ibérica nororiental o levantina. Y en lo que toca a pueblo íbero, por aquí triunfaron los contestanos.
La industrialización llegó como reflejo del calzado eldense
Contestanos, romanos, petreríns
La Contestania abarcaba lo que hoy es la provincia de Alicante y parte de las de Albacete, Murcia y Valencia, y lógicamente en Petrer dejaron su correspondiente huella, por ejemplo en Caprala, el Chorrillo o la Serra del Cavall.
Dada la abundancia de restos, y que estos poseen una pauta cuantitativamente ascendente, se entiende que cada etapa poblacional suponía un nuevo borbotón. En este caso, con la llegada de los romanos, Villa Petrarium supone ya una sólida urbe, seguida, saltándonos los siglos, por la Bitril o Bitrir musulmana.
Y luego llegó el vacío, y un nuevo repoblamiento… Viajamos aun más en el tiempo. ¿Crecimiento tímido? La industrialización en Petrer vino como reflejo del comienzo de la manufactura del calzado a Elda, en el último cuarto del XIX. Aquí se apuesta por la marroquinería.
El chorro inmigratorio que motiva iniciativas como las casas cueva en la muralla de la fortaleza, excavadas a fines del XIX por iniciativa (previo alquiler) de la iglesia de San Bartolomé, se tropezará con un nuevo estancamiento.
Petrer es un municipio con muy baja presión fiscal
Crecen las cifras de población
De los 2.889 habitantes en 1857, por ejemplo, 1900 cierra con 3.928 (1.039 de diferencia en cincuenta años). El crecimiento tímido entre 1921 y 1951 posee hitos como la necesidad de cebar la fabricación de armas, pero no será hasta los prolegómenos del desarrollismo (desde 1959) cuando Petrer se reindustrialice con fuerza.
Las cifras lo anotan: si en 1950 teníamos 6.145 habitantes; en 1960, solo diez años después, subimos a 10.615, que serán 15.804 en 1970 y 20.361 en 1981.
A la espera de un nuevo aumento
No obstante, las 34.726 almas petrerines de 2011 llegan a 2015 con una reducción: 34.586. En el último censo, el de 2021, se contabilizaban 34.009. Que haya un retroceso poblacional, ya lo vemos, no es nuevo.
Sin embargo, preocupa: Petrer es el municipio con menos presión fiscal tras Callosa de Segura, Almoradí y Albatera, pero esto no atrae en este municipio con más mujeres (17.159) que hombres (16.850). Habrá que esperar a que aclare la pandemia y ver si llega un nuevo borbotón.